爱;;amor de otoño

U N O

Hoy el clima había amanecido nublado con aire que movía con gran brusquedad a los árboles anaranjados y amarillos. Sus hojas caían con gran facilidad, por otra parte tenía que barrer el jardín, pronto mi familia pondría los adornos del día de brujas.

Mientras me agachaba para tomar una cuántas hojas pude ver cómo llegaba un camión de mudanza en la casa marrón. Esta se encontraba enfrente de mi casa, ese lugar se encontraba vacío desde que yo tenía unos cuatro años, ahora tengo 17. Después de que llegó el camión de mudanza, llegó un auto color azul de ahí se bajaron dos señores. Para describir a las personas podía decir que era una rubia y un hombre moreno claro, de la parte de atrás se bajó un chico con lentes. Sus ojos eran color azul y una sonrisa hermosa, él no quitaba para nada su vista del móvil.

Cuando levantó la mirada, esta se posó en mí, puedo jurar que en ese momento mi cara era más roja que un tomate, también sentía un poco de lástima por la ropa que llevaba hoy. Cómo no había ido a la escuela vestía unas pijamas de Halloween, nerviosa le sonreí, él me hizo lo mismo e hice lo que me tocaba a mí.

—Hanna —mi madre llamo desde la puerta blanca de mi casa —cariño tú abuela quiere hablar contigo —ella grito mientras sostenía su móvil en la mano

—sí madre ya voy —deje el rastrillo tirado junto a esas hojas amarillas y cafés, no mire atrás, había olvidado lo que hace un segundo había pasado

Hablé con mi abuela, todo estaba de maravilla. Ella me dijo que vendría a finales de año para visitar a mis hermanos y a mí, como era típico en navidad toda la familia se juntaba a —convivir—. Aunque eso es una reverenda tontería, siento que es la temporada familiar que usan ellos para criticar lo mal o lo bien que hemos estado. El año pasado vino mi tía Alice, ella criticó a mis primos y con ellos hablaba de nosotros.
Qué hipócrita!
Colgué al teléfono, mi abuela y yo habíamos terminado de hablar, ahora seguiría haciendo mi deber como hija. Mi padre había puesto esa regla de que yo como mujer debía ayudar a mi madre, ya se darán la idea de que mi padre es un machista.

—Cariño, al parecer tus hermanos están ocupados —ella bufo mientras miraba las escaleras, entendía esto. Yo sabía que mis hermanos estaban enviados con su xbox, mi abuela se los regalo el año pasó y ellos no se alejan para nada de él

—¿Cuándo será el día que se lo quites? —hable con cizaña, mis hermanos creían que por qué ni mamá y yo éramos mujeres todo teníamos que hacerlo nosotras

—No empecemos —ella me miró y yo hice una mueca, claro a mí me podía quitar mis libros cuando no quería ayudarla pero a ellos les dejaba sus cosas —en el ático están los adornos —sabía perfectamente que eso era una orden para que yo los sacara

No pelee más y fui a sacarlos, era una caja enorme, muy enorme. Ahí habían telarañas, manos, tumbas, calacas y todas esas cosas que se usan en Halloween, creo que está era una de mis etapas del año favoritas. El treinta y uno podía comer dulces, ver películas de terror, estar todo el día en pijama, poder ir disfrazada a la escuela. Esta temporada sin duda era mi favorita, mi padre de vez en cuando me ofrece algún dulce pero este año parece que habrá más, ya que ha estado haciendo algún cálculo de cuánto gastará en golosinas.

Sin dejar que mis emociones me abrumaran más, saque la enorme caja al jardín que nuevamente tenía algunas hojas secas. Empecé a barrer cada una de ellas hasta que el chico de hace unos minutos me hablo.

—No lo hagas —me detuvo por completo, yo gire para poder verlo. Sus lentes reflejaban lo tan nublado que se encontraba ahora

—¿Qué? ¿Por qué? —una ráfaga de preguntas se había añadido a nuestra reciente conversación. No sabía que pasaba con este chico

—Por que eso le da el toque especial de Halloween —él soltó una carcajada y yo me reí junto con él, tenía una bonita sonrisa —por cierto mi nombre es Asher —estiro su mano para que yo obviamente la estrechara con la suya

—Hola Asher —titube un poco, para ser sincera jamás había escuchado ese nombre —mi nombre es Hanna —tome su mano y ambos las movimos de manera lenta

—Oh, Hanna —menciono mi nombre muestras reía de nuevo —es un bonito nombre —él no dejaba de sonreír, ya estaba hasta el punto de que me incomodaba un poco

—Bueno fue un agradable conocerte pero debo seguir haciendo mis deberes como "mujer" —hice una ligera mueca, odiaba a mi padre y hermanos machistas. El día que mamá y yo nos vayamos de aquí no sabrán hacer nada

—Eh, te ayudo —afirmó mientras pasaba al otro lado de la valla blanca que rodeaba mi casa, mientras él iba y arrastraba un poco más la caja. Yo me quedé quitando algunas hojas secas

—Creo que en esta parte irán las tumbas y de ellas podemos fingir que salen los zombies —reí un poco, este año si estaría un poco creativa, no como los años pasados que mi madre era la de la imaginación

—Esta bien —él miro por un momento el jardín después su vista se posó en mí —las calabazas podemos ponerlas enfrente de tu valla y otras en las escaleras que dan para tu puerta principal —Asher miró fijamente la puerta, pude imaginarme lo que decía y mi conciencia tenía muy buena expectativa de eso

—Hanna cariño... —mi madre dejo de hablar al ver a ese chico de ojos azules y cabello un tanto largo —¿Hola? —mi madre saludo, aunque parecía más una pregunta

—Madre, él el Asher —mire a Asher y regresé a ver a mi madre, ella camino hacia nosotros y le dio la mano

—Hola soy Emma —mi madre saludo un poco lenta, creo que estaba en shock. La última vez que hable con un chico fue hace tres años y medio

—Soy Asher —él nuevamente sonrió y siguió estrechando las manos con mi madre, a mi forma de ver esto parecía que iba ir muy lento

—Madre debemos acomodar las decoraciones —bufé haciendo llamar su atención, no sé si mi madre estaba en shock por lo guapo que era o por qué en primera vez en años hablé con un chico




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.