Jueves, dos semanas transcurridas de rutinas de ida al trabajo a la casa, ella deja de aparecer los sábados y el que se acostumbró a ella. En exención de los domingos que ninguno puede coincidir en el colectivo.
Así transcurre la semana con la coincidencia de dos almas que no se ofrecen más que una mira intensa cuando el la mira, una mira fría cuando ella lo llama, una sonrisa avergonzada cuando el se la regala, una sonrisa ahogada cuando ella se impone a que note su presencia.
El destino tan orgulloso, egocéntrico y carente de carácter emocional, los junta hasta que le regala la valentía del rose de sus manos ya ella se detiene y no continúa incrustándose en los adentros del colectivo ya se queda a la par, aunque aún llenos de timidez, cobardía o sensatez. El silencio sigue siendo el controlador en estos meses donde se acumula la primavera y se observa el invierno.
Ella se va impactando de su vestir tan alineado de etiqueta y el se va perdiendo en el aroma de su fragancia.
El se levanto observando la mañana, ella se despertó recordando lo que no es capaz de lograr, el destino amaneció con ganas de algo mas que miradas y sonrisas compartidas.
Ella analiza, quiere hacer un cambio y comienza por alistarse mas temprano, teniendo un poquito de sentido de puntualidad. El concluyo que hoy ara algo diferente tal vez le diga hola a la chica del colectivo.
La mente la traiciona he igual llega a la misma hora que pasa el colectivo del chico de vestir muy alineado de etiqueta. El destino preparando su coartada para comenzar la interacción entre ambos. No cuenta que ella no cree en el destino, aunque el destino si crea en él.
El observa como toma la ruta colectiva y comienza a maquinar como hacer coincidir un ¡Hola! Y así el destino jugo al querer y no querer el ansioso por entablar su Hola y ella desesperada porque no pudo salir temprano, en lo que el quiso acercarse se interpuso el destino disfrazada por una conocida de ella. El solo observo como ella charlaba y a la vez con el rabillo del ojo le regala su mirada de rutina dentro del colectivo. El llego a su destino se bajo con el hola entre sus labios y ella siguió su trayectoria desde el colectivo con su mirada.
Así culminaron su día, ella no piensa en él y el pensando en que hubiese pasado se le decía Hola. El destino queriendo saber que tan poderoso e influyente puede ser aun en estos tiempos donde el amor a la antigua se perdió y lo moderno es muy toxico.