Hola, quería saludarlos , decirles que esto que me paso, aun no comprendo que sentimientos debe despertar en mí, pero seguro en ustedes despertaran muchos, no quiero decirles mi nombre o mi edad, no sería algo fantástico , pero llámenme hye, mi vida era como las de ustedes tranquila y aburrida o eso creía yo, pero bueno como mi abuelo me dijo antes de partir de este mundo “no sabes que es la felicidad hasta que no conoces la tristeza”, en aquel momento yo no le entendí y quizás como ustedes pensé que los abuelos solo dicen cosas sin sentidos pero todo cambiaria ese día.
El día que mi vida tranquila y aburrida llegaría a su fin, aquel 16 de julio todo lo cambiaria, me desperté e hice de desayunar como era de costumbre , mi abuela dormía aun cuando Salí de casa, no quise despertarla y fui al colegio como lo habitual, las clases fueron de lo más normal y reí tanto que hasta mi estómago llego a doler mis compañeros propusieron quedar nos a tomar algo pero yo sabía que mi abuela tenía que estar cansada y quería ir a cuidar de ella por lo que dije que no y regrese a casa por el mismo camino de siempre, aquel día estaba nublado y lloviznaba un poco, a lo lejos vi venir un chico quizás de mi edad o más eso creí, el paso por mi lado se veía bien y era guapo por lo que al sonreírme no dude en responderle con una sonrisa, y seguí mi camino no me di cuenta que el chico se había regresado y me seguía no hasta que su brazo derecho rodeo desde atrás mi cintura y su mano izquierda cubrió mi boca, subí mis manos agarrando la de él intentando quitarla , moví mis piernas intentado no se quizás ¿correr?. Lo cierto es que sentía que me apretaba aún más y me dolía tanto que no podía respirar, arañé sus brazos intentando zafarme, fue cuando sentí como mi rostro impactaba contra la pared, moví un poco mis ojos buscando alguna persona, pero nadie pasaba por aquella calle estaba tan solitaria y oscura, y la tormenta aumentaba y con ella mi miedo que no me dejaba pensar, aquella mano que estaba en mi cadera empezó a bajar hasta mi pierna y subir de nuevo pero esta vez por debajo de mi falda, logrando llegar hasta mi intimidad, rosándome allí y moviendo sus dedos por toda mi vaina , podía sentir aquella fuerte respiración en mi cuello ese aire caliente que salía de su boca y se estrellaba contra mi cuello y su lengua y diente que me marcaban, el bajo su mano hasta mis pechos empezando a abrir mi blusa tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar , sus manos eran grandes él era grande y yo tan pequeña, me sentía débil y frágil, mi corazón se aceleraba y mis lágrimas se confundían con la lluvia que humedecían nuestros cuerpos, aquel hombre se acercaba más hasta que pude sentir su miembro erecto no sé qué en que momento él lo saco o pero se sentía muy fuerte que golpeaba mi trasero, y sentí como su desesperación que su mano dejo de acariciarme para jalar mis medias y mis bragas terminando por rasgar estas intentaba agarrarlo y en mi afán por detenerlo rasgaba sus manos pero el no se detenía y yo no sabía cómo detenerlo por mucho que suplique, que grite él seguía, llego un momento donde sentí como su duro miembro luchaba para entrar en mí, intente mover me más rápido pero sentí un gran dolor por dentro y sus jadeos aumentaron en ese momento deje de pelear , y el lo supo me abrazo y empezó a moverse tan rápido estremeciéndome con cada envestida , aquella fuerte respiración cada vez amas agitada, cada vez más fuerte y cada vez más asquerosa , sus manos que rosaban mis labios vaginales como si jugar con ellos fuera un dulce placer y aquella otra mano que agarraba mis senos y apretar estos una y otra y otra vez, no sé cuánto tiempo paso , pero sus movimientos empezaron a ser más lentos hasta que el me soltó, mis piernas temblaban y caí al suelo mientras veía como el solo se alejaba, les diré jamás hablo , nunca escuche su voz pero si su risa mientras se alejaba, espere un momento para intentar levantarme pero sentí como algo bajaba por mis piernas y mi cuerpo se desplomo no sé cuánto tiempo estuve allí lo que si se es que solo escuche la voz de mi abuela y a lo lejos intente abrir los ojos y había muchas personas alrededor no sabía dónde estaba no podía ni hablar, escuche a la policía o eso creo y una ambulancia donde me subieron.
Al despertar estaba en la clínica, fueron muchas preguntas, fueron muchas horas muchas personas, pero no podía responderlas porque ni yo sabía que había pasado.
todos pedían que fuera fuerte, y me preguntaba cómo podían pedirme algo así cuando ellos no sentían lo que yo en ese momento cuando por más que grite nadie llego a detenerlo, cuando pensaba en como vería a mis amigos, pero eso no era lo único que tendría que vivir.
Los primeros dos meses fueron muy difíciles, pero al fin podía , cuando ya empecé a no culparme y cuando podía caminar sola y mirar a un hombre a lo lejos y no tener miedo, pero como las cosas a veces no son como creemos un fuerte dolor en mi vientre me hizo ir de urgencias a la clínica, después de la revisión y de algunos exámenes mi abuela tomaba mi mano y yo intentaba sonreírle , tenía miedo pero no le demostraba no quería preocuparla , esperamos un par de horas hasta que el doctor por fin entro y nos miró, creo que su mirada era más que todo de lastima, recuerdo que movió su silla para estar a mi lado y miro a mi abuela , empezó por decirme que mi decisión nadie la criticaría, lo mire sin entender pero el siguió y dijo estas palabras “estas embarazada”, mi corazón estaba tan confundido tan apretado, pensé que tenía que hacer borrar esa marca, pero entonces crearía otra marca y como vivir con ellas con cualquiera de las dos y como sobrevivir con esto, pedí pensar aquello unos días nada más , el doctor dijo que podía pero que la decisión debía tomarla pronto, les diré que fueron noches sin dormir , pero al final yo y aquella marca no teníamos la culpa de nada, decidí tenerlo criar a un ser bueno no fue tan difícil los primeros meses, mi cuerpo se volvía grande y en mi vientre algo se movía y pateaba, al fin llego un día que jamás olvidaría , me despertó un dolor tan grande y sentí , fuimos al médico y mientras íbamos , yo seguía repitiéndome , nosotros no tenemos la culpa, no tenemos la culpa , aquellas palabras se repitieron en mi hasta que mis oídos escucharon el llanto que hizo que mis ojos se inundaran y que unas gotas agua corriera por mis mejillas, que mi cuerpo se estremeciera y temblara , pero esta vez de una gran alegría, al ver a quien se convertiría en mi sol y alumbraría mis días más oscuros.
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Editado: 15.04.2020