Amor en la oscurida

Bajo la Sombra de la Amenaza

El nuevo refugio de Emely y Darwin estaba en un complejo de apartamentos discretos, diseñado para proporcionar seguridad mientras se mantenía un perfil bajo. La habitación, aunque modesta, estaba equipada con todo lo necesario para mantener la evidencia segura y para coordinar sus próximos pasos.

Esa mañana, mientras el sol apenas empezaba a asomar, Darwin revisaba las últimas noticias en su computadora. Emely estaba en la cocina, preparando café y tratando de mantener una apariencia de normalidad en medio de la creciente tensión.

Darwin frunció el ceño mientras leía un artículo en línea. Se levantó de la silla y se dirigió hacia la cocina, donde Emely estaba preparando el café.

—Emely, mira esto. —dijo Darwin, mostrando la pantalla a Emely.

Ella se acercó y leyó el artículo en la pantalla. Hablaba de una serie de incidentes violentos en la ciudad, aparentemente relacionados con el tráfico de personas y el crimen organizado. La mención de un grupo de seguridad en la ciudad la hizo sentir inquieta.

—Esto no suena bien. Parece que están intensificando la búsqueda. —dijo Emely, su voz llena de preocupación.

Darwin asintió, mirando el artículo con una expresión preocupada.

—Sí, parece que están tratando de encontrar a quienes han estado interfiriendo con sus operaciones. Debemos mantenernos alerta y tener un plan sólido para proteger la evidencia.

Justo entonces, el timbre de la puerta sonó, rompiendo el silencio. Emely y Darwin intercambiaron miradas nerviosas.

—¿Quién será a esta hora? —preguntó Emely, su voz temblando ligeramente.

Darwin se acercó a la puerta con cautela y la abrió lentamente. Frente a él estaba un mensajero con una entrega urgente. Entregó un sobre a Darwin y se fue rápidamente.

Darwin cerró la puerta y miró el sobre con curiosidad. Se dirigió hacia la mesa, donde Emely estaba esperando, y abrió el sobre con cuidado.

Dentro había una carta y una foto. La carta estaba escrita a mano y tenía un tono amenazante.

—Queridos Emely y Darwin,

Sabemos que están tratando de exponer la verdad y que han interferido en nuestros asuntos. Consideren este aviso como un recordatorio de que estamos siempre un paso adelante. La evidencia que poseen está en peligro, y si continúan con sus planes, habrá consecuencias.

Estén atentos a sus espaldas.

—El Jefe de Seguridad.

La foto mostraba una imagen de la fachada del refugio, claramente tomada desde fuera.

Emely sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Esto es una amenaza directa. Sabían dónde estamos.

Darwin apretó los dientes, su expresión endurecida.

—Esto significa que tenemos que movernos rápidamente. No podemos quedarnos aquí.

Mientras empacaban de nuevo y organizaban sus cosas para mudarse a otro lugar, el ambiente estaba cargado de tensión. Cada movimiento se hacía con rapidez y precisión, mientras intentaban mantener la calma en medio del caos.

En el nuevo refugio, un pequeño apartamento en una zona diferente de la ciudad, Emely y Darwin comenzaron a reorganizarse. Jason había llegado para ayudar con el traslado y para asegurar el nuevo lugar.

—Parece que han estado siguiendo cada uno de nuestros pasos. —dijo Jason, mirando alrededor del nuevo apartamento y asegurando las entradas.

Darwin asintió, mirando a Emely.

—Vamos a tener que cambiar nuestras tácticas. Necesitamos ser aún más cuidadosos y coordinar con el periodista para asegurarnos de que la información sea publicada de manera segura.

Emely estaba en el salón, revisando la evidencia con una expresión decidida.

—No podemos permitirnos dar marcha atrás ahora. Ya hemos llegado demasiado lejos. Vamos a exponer la verdad, sin importar los riesgos.

Jason se acercó a ella, con una expresión de preocupación.

—Estoy de acuerdo. Pero también debemos prepararnos para cualquier intento de represalia. La seguridad es nuestra prioridad.

Esa noche, mientras revisaban los últimos detalles y esperaban la confirmación del periodista, la tensión era palpable. La amenaza que habían recibido pesaba sobre ellos, y el riesgo de ser descubiertos parecía mayor que nunca.

Darwin se acercó a Emely, que estaba sentada en el sofá, su rostro reflejando la fatiga y la determinación.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Darwin, tomando su mano.

Emely lo miró con una mezcla de preocupación y resolución.

—Es difícil no sentirse asustada, pero también estoy decidida a seguir adelante. No puedo permitir que esto nos detenga.

Darwin le sonrió, su mirada llena de apoyo.

—Lo sé. Y mientras estemos juntos, enfrentaremos esto. Estamos más cerca de exponer la verdad y de poner fin a esta pesadilla.

Emely asintió, sintiendo el consuelo de su presencia.

—Gracias por estar a mi lado. Vamos a hacerlo.

Al día siguiente, el grupo recibió la confirmación de que el periodista estaba listo para recibir la evidencia y prepararla para su publicación. La información estaba finalmente en camino hacia el público, y Emely y Darwin se preparaban para enfrentarse a las posibles repercusiones.

Mientras el día avanzaba, la sensación de que estaban en la recta final de su misión era palpable. Sin embargo, el riesgo de represalias seguía siendo una amenaza constante.




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