La rosa de mi jardín, el perfume de tu piel, aquel arco de tu boca. Nunca habia conocido nada que me volviera loco hasta que te conocí.
Solo dejame disfrutarte hasta que me detengas.
Capítulo 9 𝄞 Amenaza
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Podía sentir las miradas frías de Miranda me helaban la piel y no me gustaba. Sentía que traía algo entre manos. Ella realmente estaba enojada por todo. Trate de convencerla de que olvidara todo y dejará en paz eso. Pero se reusaba constantemente. Mi relación con Adina era asombrosa. La mejor de las que había tenido a lo largo de mi vida. Me veía a futuro, incluso envejeciendo con su hermosa risa y personalidad.
Adina y yo habíamos seguido saliendo, me encantaba ver esa sonrisa. Me alegraba ver como sus ojos se iluminaban mientras se divertía. Y al verla, me sentía como una basura, sabía que Miranda sabía sobre su identidad y me guarde ese secreto, por días...
Realmente era una basura por lo que estaba haciendo, ella no merecía eso. Pero un día, alguien tocaba fuertemente la puerta de la entrada, al abrir la puerta apareció su madre frente a mí. Le permití el paso cuando ella me lo pidió y ella me miró. Decepcionada. Desconocía sus motivos y era algo que no me gustaba.
—Mi hija tiene mejores oportunidades. Solo debes dejarla y de paso romperle el corazón —me sorprendí por la rapidez y lo duro que había sido.
—¿Disculpe? —parpadee varias veces.
—Así como lo escuchas, quiero que le rompas el corazón. Tú no mereces estar con Adina. Solo eres un muchacho con sueños. Mi hija necesita crecer en el mundo, y jamás lo podrá hacer contigo a su lado.
—Perdón, pero no puedo hacer eso.
—¿Quieres un lugar en la empresa? Te lo doy, solo si dejas a mi hija. Le dices que lo mejor pata ambos es que estén separados.
Su madre realmente quería que Adina regresara, aunque eso le costara la felicidad de su hija. No entendía esa absurda necesidad de que regresara. ¿Es realmente importante que ella fuera a mandar? Negué con la cabeza, era imposible para mí aceptar un puesto por romperle el corazón a Adina. La madre suspiró y se acercó a la puerta. La abrió y jamás esperé ver esa colaboración, Miranda y la madre de Adina, juntas.
—Hola, amor. —Comenzó Miranda saludándome, llegó y paso a la sala de mi casa, no sin antes pasar un dedo por mis mejillas.
—¿Qué es eso? Miranda tú no deberías estar aquí. Quiero que te vayas de mi casa. —Miré a la madre —. Las quiero a ambas fuera de esta casa.
La madre sonrió y se acercó.
—No quisiste un trato por las buenas. Así que serán por las malas. —Comenzó a rebuscar en su bolsa y saco un folder rojo, me lo entrego y lo comencé a hojear. Eran papeles de despido y expulsión de toda mi familia, no solo era eso, cuentas con cifras negativas de mi madre y una deuda creciente.
—¿Qué es esto? —dije con voz entrecortada.
—Eso es lo que va a llegar a tu casa en una semana si no consigues que mi hija vuelva a casa.
—¿De verdad me va a amenazar?
—No solo ella, el día del baile, yo subiré contigo al escenario y ahí mientras ella te está viendo, dirás quien es y comenzáremos a decir un montón de cosas que...
—¡No! No puedo aceptar eso. No creo que su hija este feliz en ese caso. Acaso no busca la felicidad de su hija. Si hace eso, la va a lastimar.
Ella apuntó a mí con su dedo índice —tú la vas a lastimar. Tú eres quien la hará sufrir y al final volverá a casa y yo estaré para consolarla.
—Qué tiene que ver miranda en esto.
—Ella me prometió que me quedaría contigo. —Miranda se acercó a mí, y señalo los papeles —Debes elegir, si la eliges a ella toda tu familia sufrir las consecuencias. Pero si ayudas a que regrese todo eso puede desaparecer. ¿Qué vas a elegir Zayran?
Detestaba esta situación, odiaba que ella pronunciara mi nombre. Odiaba que su madre intentara arruinarme solo porque Adina quería seguir su vida. Cerré los ojos y comenzó a pasar el recuerdo de mi madre rumbada en el suelo llorando desconsolada por la muerte de mi padre. Recordaba el sufrimiento, yo no podía traer la desgracia, pero tampoco podía romperle el corazón a Adina.
—Invitarás a Adina al baile. Le romperás su burbuja y todos esos papeles no volverán a existir.
—Yo...
—No tienes opciones, niño. Puedo hacer más cosas, les puedo quitar la casa, el dinero, todo, incluso puedo hacer que tu carrera se hunda. Pero solo debes hacer lo que te digo. —Miranda y la madre se acercaron a la puerta. Salieron de la casa dejándome los papeles en el folder. Estaba mareado. No podía, no quería. Me encerré en mí cuatro y no volví a salir en todo el día.
¿Qué estaba por hacer?
—¿Zayran? Que fue lo que paso abajo. —Mi madre entro en la habitación. Me levanté y crucé mis piernas en la cama. Restregué mis manos en mi rostro.
—¡Odio a Miranda! Siempre quiere forzarme a estar con ella, no entiende que yo no soy de su propiedad
Mi madre alejó mis manos de mi rostro, ella me miró con confusión —. La madre de Adina me ha amenazado, si no termino con ella y ayudo a que regrese a su casa, nos hará la vida imposible. A ti, a mí, a mi hermana y eso...
—Cariño, no te preocupes por eso. Cuando una persona realmente ama a alguien hay un montón de razones que querrán hacerlos romper y terminar. Pero ese mismo amor ayuda a romper todo. No te preocupes por mí, o por tu hermana. Nosotros podemos contra todo y más.
Ella no lo entendía, era algo con lo que no podíamos jugar y me sentía horrible. Le agradecí y me recosté, ella se recostó a mi lado, recordándome cuando era niño y me enfermaba. Siempre se quedaba a mi lado.
El día del proyecto había llegado, y estaba seguro de que nosotros íbamos a sacar una calificación perfecta. Sin olvidar que todo nuestro esfuerzo había sido constante y todos los días aunque el proyecto hubiera estado terminado tenemos, trataba de olvidar todo lo que la madre de Adina me había dicho.