Amor en penumbas

Capítulo 7: Triana

Me despierto sobresaltada mirando para todos lados.

«Fue una pesadilla, estoy a salvo».

Acaricio mi pecho como si eso pudiera ayudarme a restablecer mi respiración, volteo la cabeza y observo a Josh dormir profundamente. Me acuesto nuevamente, él se mueve, me abraza y me atrae más hacia su cuerpo.

Mis hormonas se descontrolan por completo y es la primera vez que duermo con Josh tan cerca, y estando sobria.

No entiendo qué me sucede con él. No puedo sentirme atraída por él después de todos estos años. Crecimos juntos, ha sido mi primo y mi mejor amigo. ¿Cómo es posible que sienta atracción por él?

Culparía a mi acosador si no fuera porque sentí atracción por él antes de todo esto, si bien desde el acosador me he sentido más cerca de él y vivir bajo el mismo techo hace todo más complicado.

Y ahora él salió con una mujer, a quien dejó para socorrerme.

Me libero de su agarre, salgo de la cama y voy a la cocina. Enciendo la luz y busco los ingredientes para hacer galletas.

Cuando no puedo dormir, cocinar me relaja, así que me pongo manos a la obra intentando no pensar en el acosador y queriendo descifrar por qué me atrae Josh ahora y no me atrajo antes. No logro encontrar explicación.

Cuando meto las galletas en el horno, busco mi celular. Aquí son las cuatro de la mañana, así que en Irlanda serían la siete de la tarde. Llamo a Milka rogando que atienda. Es la única con quien puedo hablar sobre Josh. Belle es mi prima también y creo que no lo comprendería y Blue está durmiendo, además las dos están demasiadas ocupadas con sus vidas de madres.

Y Margot podría decir algo delante de Josh sin darse cuenta. Es una gran amiga, pero no es perfecta.

—Tri, qué sorpresa… ¿Qué hora es allá?

—Las cuatro de la mañana y estoy esperando que estén las galletas.

—Oh no, cuando cocinas a la madrugada es porque no puedes dormir.

—¿Estás ocupada? No quiero molestarte en tu luna de miel con Kenny.

—No te preocupes. Kenny está en el gimnasio porque es más fuerte que él, y estoy relajada en la habitación del hotel esperando que él regrese para ir a cenar. Habla. ¿Es sobre tu acosador?

Tomo aire y lo exhalo. Omito la parte del acosador para no alterar su luna de miel, y le cuento mis dudas sobre Josh. Hablo bajo por si él despierta.

—No entiendo nada. ¿Por qué ahora?

—Yo sabía. Lo noté. Bueno, lo noté de parte de Josh, no de ti, pero debí imaginarlo.

—¿Cómo que en Josh? No, a él no le pasa eso.

—¿Le preguntaste? Yo estoy segura de que sí.

—No, claro que no. Tuvo una cita esta noche y parece que volverá a salir con ella. No es solo sexo. Dijo que se quiere dar una oportunidad.

Mi amiga guarda silencio.

—Eso no lo esperaba. No importa. Yo apuesto lo que sea que a él le sucede lo mismo que a ti.

—No.

—Bueno, quédate en plan de negación, está bien. Con respecto a por qué ahora, no tengo idea. Tal vez los dos hayan sido siempre cercanos y se hicieron más cercanos los últimos meses que Josh ha estado más centrado y responsable. También tú. Antes era como que salían, se embriagaba y cada uno hacía la suya. Es decir, se apoyaban y pasaban tiempo juntos, pero sin enfocarse en ustedes. Desde hace unos meses los dos han estado pasando más tiempo juntos y lo sé porque soy tu vecina—ríe—. Si pides mi consejo es que hables con él y le diga como te sientes.

Niego con la cabeza como si ella me estuviera viendo.

—No puedo hacer eso. Lo perdería como amigo y sería incómodo en las reuniones familiares. Además, estamos viviendo juntos y…

—Espera, ¿cómo que están viviendo juntos?

—Sí, me ha costado estar sola en casa desde lo del acosador y Josh ofreció a quedarse conmigo, por lo menos hasta que ustedes regresaran.

Guarda silencio de nuevo.

—Vaya, eso no ayuda a tu deseo.

Río.

—No debo desearlo.

—No son familiares de sangre y se llevan bien. Mis padres dicen que la mejor relación es la que tiene como base una buena amistad. Ustedes ya de por sí parecían novios, solo les faltaba acostarse juntos y no estar con otras personas.

—No sé si pueda hablar con él.

—No me puedo ofrecer a averiguar por ti porque ya lo intenté y Josh se enojó. Kenny me pidió que no me metiera y se lo prometí.

—No te preocupes. Necesitaba hablar con alguien y eres la única amiga despierta.

—Cuando quieras. Y si no puedes decirle, haz un movimiento para besarlo, que parezca un mal movimiento. Presta atención como responde al beso, si te corresponde, aunque sea por unos minutos o te aleja de inmediato. De paso evalúas como te sientes besándolo.

Sonrío.

—Solo tú puedes hacer algo así.

—Lo hice y me ayudó para darme cuenta de que besaba horrible y perdí mi tiempo—suspira con nostalgia—. Los besos son importantes. Me gustaba un chico y dejó de gustarme porque besaba mal. Había otro que no me atraía, pero cuando me besó, vi las estrellas…



#27 en Thriller
#331 en Novela romántica
#132 en Chick lit

En el texto hay: humor, acosador, romance

Editado: 16.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.