Amor en penumbas

Capítulo 10: Josh

—La he arruinado, mamá.

—Josh, no te entiendo. Llegaste hasta aquí nervioso diciendo incoherencias—toca mi frente con la mano—. No tienes fiebre.

Suspiro.

—Soy un idiota por ir a besarla como lo hice. Arruiné todo.

—¿A quién besaste?

Cierro los ojos debatiéndome entre lo que es correcto y no lo es. No debería contarle a mi madre que siento algo por Triana. Pegará un grito en el cielo, se lo dirá a papá y pronto toda la familia lo sabrá porque a papá le cuesta guardar secretos.

Lo último que necesito es que la familia se meta más de la cuenta terminando por confundirme más de lo que estoy y empeorando las cosas.

Amo a mi familia, son incondicional en todo, no obstante, mi cuestión con Triana es algo complejo.

No sé en que estaba pensando al venir aquí. Todo por culpa de mi ex esposo Kenny que no está.

Termino mi té helado y me levanto.

—No importa. Me voy.

—Josh…

Tomo el rostro de mi madre entre mis manos y dejo un beso en cada mejilla.

—Te amo. Eres una madre grandiosa. Gracias por escucharme.

Su cara de desconcierto lo dice todo, pero ya está acostumbrada a mis delirios e incoherencias. Tuvo años de práctica con papá antes de que yo viniera al mundo y todos dicen que soy una copia de él.

—Josh, me preocupas. Si te conociera como te conozco, no te dejaría ir sin saber que es lo que te sucede.

—Yo lo resuelvo y luego te cuento.

—¿Estás metido en algo ilegal o peligroso?

Niego con la cabeza.

—No, solo confundido con mis sentimientos hacia una mujer.

Ella relaja los hombros y sonríe.

—Vaya, no creí que te vería interesado en los sentimientos de alguna mujer que no fuera de la familia o de las esposas de tus primos. No me olvido que cuando estabas en la escuela algunas jovencitas venían llorando a la puerta de casa porque les rompiste el corazón.

Y sigo sin estar interesado en los sentimientos de mujeres que no sean cercanas a mí.

—Me haces ver como un canalla y no lo fui. Siempre fui sincero y ellas eran las que se hacían ilusiones tontas.

—Bien. Sea quien sea esa mujer misteriosa, no preguntaré y esperaré que me cuentes. Ve con cuidado.

—¿Temes que me rompan el corazón?

—Más bien temo que se lo rompas a ella—niega con la cabeza—. No quiero que sufras tampoco. Confío en ti.

—Gracias, mamá. Deja saludos de mi parte a papá. No quiero interrumpir su momento de relax en la tina.

Agarro unas galletas y me voy.

En estos momentos me doy cuenta de que no tengo muchos consejeros. Suelo recurrir a Kenny, a Triana o a mis padres. Belle, Liam, Blue y Milka están en segundo lugar. Sin embargo, no puedo hablar de esto con nadie excepto con Kenny, pero él está de viaje y regresa mañana. La cuestión es que vivo en casa de Triana y debo enfrentarla.

Después de besarla solo me quedó claro que la deseo y que Kate no me genera nada, al menos no le genera nada a mi amigo personal y privado.

¿Qué carajo voy a hacer si la única mujer que deseo es la que no puedo tener?

Ahora tendré que hablar con ella porque no me lo dejará pasar, probablemente me dirá que estoy loco por besarla, me pedirá que me vaya de su casa y poco a poco se alejará de mí perdiendo a mi mejor amiga y a la única mujer que deseo.

¿Acaso este es un castigo por haber sido algo patán con algunas mujeres en el pasado? ¿Es la forma que tiene el destino de burlarse de mí por andar por la vida como si nada importara?

Tantas mujeres en el mundo y justo a mí me tiene que interesar una que no debería. Es tan injusto.

Aun así, debo enfrentar las consecuencias de mis actos impulsivos y desmedidos. Que pase lo que tenga que pasar.

Con esa determinación subo a mi auto y canto una canción en la radio comiendo las galletas caseras de mamá.

Cuando llego a la casa, Triana aún no ha llegado, pero no debe tardar. Entro, desconecto la alarma y cierro la puerta.

Si me echa, al menos tendré la tranquilidad de que Kenny y Milka estarán al lado. Sin embargo, sería mejor si atraparan al mal nacido para que ella no anduviera preocupada y asustada. No quiero que se quede sola.

Me sirvo un vaso de agua y exhalo un suspiro de resignación.

No importa lo que pase, seguiré cuidando y protegiendo a Triana como sea, de cerca o la distancia haré hasta lo imposible para que esté segura y tranquila.

La quiero y el deseo no correspondido no cambiará eso.

Me siento a ver la televisión en el sofá y ahí quedó hasta que la escucho llegar. No me muevo, nada más presto atención a los sonidos para deducir que se ha ido a la cocina, probablemente a dejar algo que trajo del restaurante, y luego la tengo frente a mí mirándome con cara de enojo.

—Me alegro encontrarte. ¿Se puede saber que pretendes?



#58 en Thriller
#665 en Novela romántica
#277 en Chick lit

En el texto hay: humor, acosador, romance

Editado: 31.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.