Miró por encima vez a mi mejor amiga, Eva, enfundada en su vestido blanco de novia, a pesar de no ser el color correcto para ella, luce espectacular. Su ramillete de flores se balancea en sus manos por la emoción de que pronto dejará el triste mundo de la soltería y pasará a ser la feliz esposa de Franklin Holder. Quien es un gran abogado con trabajo en una empresa multinacional, por lo que su salario es muy bueno. Eva me mira unos segundos y me guiña el ojo mientras susurra las mismas palabras por encima vez: “Ya te tocará a ti.”
Y nuevamente yo me rio de sus palabras de aliento mientras la envidia me corroe por dentro y no porque le desee el mal o me atraiga Franklin, no. Sino, porque de nuestro cerrado circulo de amistades conformado por cinco chicas en total, yo era la única que aún permanecía soltera. Estaba empezando a creer que el problema era yo y no los hombres, pero entonces recordaba los motivos por los cuales mis relaciones habían fracasado y descartaba esa idea; en parte.
-Estamos aquí presentes para celebrar ante Dios, esta unión entre estos dos seres que se aman.
El padre comenzó a recitar las palabras que unirían a Eva y Franklin en un feliz matrimonio en el cuál, luego de un par de años tendrían a su primer par de hijos; o al menos eso es lo ambos tenían planeado y puesto que por parte de los dos había predilección para los mellizos, no les sería difícil tener un par de hijos al mismo tiempo. Eva estaba tan ansiosa por llegar a la parte de puede besar al novio como Franklin por besar a la novia, me recordaban a dos adolescentes en el patio de recreo. Desvíe mi vista del cabello castaño de mi mejor amiga y miré hacía los invitados del novio, entonces mis ojos encontraron los de Josh. Instintivamente desvíe la mirada hacia la nada y comencé a rascarme la cara interna de la mano mientras recitaba pasajes de algunas de mis novelas favoritas en mi mente y así distraerme, pero mis ojos volvieron a mirara hacia Josh y él aprovechó para hacerme ademán de que debíamos hablar. Negué enérgicamente y regresé la vista a la pareja que ahora se besaba frenéticamente.
Josh era mi reciente relación fallida; lo nuestro no había funcionado, y él me lo hizo saber cuando lo encontré besando a Sara Lanz, entre los estantes de la biblioteca donde yo trabajaba.
Eva se preparó para lanzar el ramillete, y mientras todas las chicas se apiñaban cerca de ella para ser la afortunada de atrapar el ramo, yo me quedé sentada contando los segundos que faltaban para salir de la iglesia. Eva me miró y con los ojos me hizo señas para que también formará parte del escandaloso grupo de mujeres que pelearían por atrapar el ramo, como mi mejor amiga, ella insistía en que debía ser yo quien lo atrapará, pero luego de reusarme unas tres veces termine cediendo al percatarme que ella no lanzaría el ramo hasta que me pusiera con el grupo y, que al menos fingiera emoción y entusiasmo por atrapar el ramillete. Una vez conformé, Eva se colocó de espaldas y contó hasta tres ante de que el ramo saliera volando por el aire y todas las mujeres a mi alrededor comenzaran a dar saltitos tratando de agarrar el ramillete mientras que sus novios rezaban porque no lo hicieran. Literalmente estaban rezando, bueno, no todos, pero si la mayoría. Pero para sorpresa de todos y de la mía, el ramo aterrizó en mis manos.
Luego de la boda y la fiesta de despedida para los novios que se iban directo a su luna de miel, decidí que la fiesta para mí no había terminado.
-No hay un Sábado en la noche con final feliz para mí, si no paso por mi bar favorito.
Caminé directo al bar Bloody Mary que quedaba por la calle principal de nuestro pequeño y pintoresco pueblo; si mi madre estuviera aquí para verme frecuentando ese lugar, seguro me patearía el trasero. Suspiro en el aire nocturno y puedo ver como mi respiración se evapora en la humedad y el frío de la noche.
Stormholm es un pueblo costero a las afueras de la ciudad de Bath el condado de Somerset, Inglaterra. Stormholm, está anclado entre acantilados escarpados y el rugir del mar. Aquí, las olas chocan contra las rocas con una ferocidad que parece desafiar al mundo. Pero, a pesar de la naturaleza implacable, los habitantes de Stormholm han aprendido a vivir en armonía con las tormentas; a excepción de mí por supuesto.
En Stormholm, los faros antiguos se alzan como guardianes solitarios, sus rayos cortando la oscuridad. Las casas de pescadores, con sus techos de paja y ventanas de cristal empañado, se agrupan en torno a la plaza central. Allí, el Bar Bloody Mary es un refugio para los marineros cansados, donde las historias fluyen como el ron y la risa se mezcla con el sonido de las olas. Y es la razón por la que me gusta ir allí, me recuerdan a los días en que mi padre regresaba de sus largos días en alta mar y siempre traía consigo historias para contarme.
Luego estaba: La Gran Biblioteca de Stormholm, con sus estanterías de madera oscura y ventanas altas, dónde alberga secretos ancestrales. Los lugareños dicen que aquí se guardan mapas de tierras olvidadas, diarios de navegantes perdidos y manuscritos de hechicería marina. El nombre de la biblioteca es un misterio, como si sus páginas contuvieran respuestas a preguntas que aún no se han formulado. Y ese lugar mágico y misterioso era donde pasaba la mayor parte de mi tiempo y no solo porque fuera mi lugar de trabajo, si no porque amaba refugiarme entre los libros y perderme en sus páginas para que estos me llevarán a mundos y lugares desconocidos para mí.
Y luego está el Parque del Puente del Suspiro, donde un antiguo puente de piedra cruza un lago tranquilo. Se dice que los enamorados que se besan en ese puente están destinados a estar juntos para siempre. Las hojas de los árboles susurran secretos mientras el viento acaricia las aguas. Jamás había dejado que un chico me besara en ese puente porque el día que eso sucediera, quería estar realmente segura de que era el indicado.
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Editado: 27.08.2024