Amor entre sombras

1-Un Nuevo Comienzo

Jennifer miró por la ventana del tren mientras se acercaba a su nuevo destino. La ciudad se extendía ante ella, vibrante y llena de vida, pero también le resultaba abrumadora. Con su cabello castaño claro, que caía en suaves ondas hasta sus hombros, y sus intensos ojos verdes, se sentía a la vez emocionada y nerviosa. Había dejado atrás su hogar, su familia y una relación que había terminado en traición. Su corazón latía con fuerza por la incertidumbre, pero también por la esperanza de que este nuevo capítulo pudiera ofrecerle algo mejor.

El tren se detuvo, y el sonido del freno resonó en sus oídos. Se levantó, ajustándose el abrigo gris que llevaba puesto, y tomó su maleta negra, que parecía más pesada de lo que recordaba. Al desembarcar, el aire fresco y la bulliciosa atmósfera la envolvieron. Las luces de neón parpadeaban en la distancia, y el murmullo de las conversaciones llenaba el aire. Con cada paso que daba, sentía cómo la ansiedad y la emoción se entrelazaban en su pecho.

Mientras caminaba hacia el estudio que había alquilado, no pudo evitar sentir que algo la observaba. Se giró, pero solo vio a la gente apresurándose en su rutina diaria. Sacudió la cabeza, tratando de disipar esa sensación incómoda. Era la ciudad, pensó, llena de extraños y nuevas experiencias. Debía acostumbrarse.

Al llegar a su nuevo hogar, un pequeño apartamento en un edificio antiguo, Jennifer sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Las paredes estaban llenas de historia, con molduras de madera desgastadas y un suelo de parquet que crujía suavemente bajo sus pies. Abrió la puerta y dejó caer la maleta en el suelo. Miró a su alrededor, tomando nota de cada rincón: la cocina era pequeña pero acogedora, con azulejos de cerámica blanca y una ventana que daba al patio trasero. El salón, aunque modesto, tenía un encanto particular, y la luz que entraba por la ventana ofrecía un brillo cálido.

Comenzó a desempacar, organizando sus cosas con cuidado. Cada objeto que sacaba de la maleta parecía contar una historia, un recuerdo de su vida anterior. Las fotografías de su familia, los libros que había leído una y otra vez, y la planta que había cuidado durante años. Sin embargo, su mente seguía divagando hacia lo que había dejado atrás. La traición de su exnovio la había dejado marcada, y aunque sabía que debía seguir adelante, el dolor aún la perseguía como una sombra.

Esa noche, decidió salir a explorar. La ciudad brillaba con luces de neón y el sonido de risas y música llenaba el aire. Mientras caminaba por las calles, su figura esbelta y su estilo casual, con jeans ajustados y una blusa de color pastel que resaltaba su figura, la hacían destacar entre la multitud. Se detuvo en un pequeño parque, donde los árboles estaban iluminados con luces brillantes. Respiró profundamente, sintiendo cómo la tensión comenzaba a desvanecerse. Era un lugar encantador, con bancos de madera y un pequeño estanque donde los patos nadaban tranquilamente.

Sin embargo, al pasar por un callejón, notó una figura oscura que parecía estar observándola. Su corazón se aceleró, y un escalofrío recorrió su espalda. La figura se mantuvo en las sombras, y aunque intentó convencerse de que era solo su imaginación, no pudo evitar sentir una punzada de miedo. Se giró rápidamente, pero al voltear, la figura desapareció en la penumbra.

Con una sensación de inquietud, continuó su camino y se sentó en un café con un ambiente acogedor. Las luces tenues y el aroma del café recién hecho la hicieron sentir un poco más tranquila. El lugar estaba lleno de gente, risas y conversaciones animadas. Mientras disfrutaba de su bebida, su mente se llenó de pensamientos sobre el futuro. ¿Podría realmente comenzar de nuevo? ¿Podría dejar atrás el dolor?

Mientras observaba a la gente a su alrededor, notó a un hombre en la esquina. Tenía el cabello oscuro y rizado, y llevaba una chaqueta de cuero que acentuaba su figura atlética. Sus ojos, de un azul profundo, parecían captar cada detalle de lo que sucedía a su alrededor. Había algo en su mirada que la intrigaba, pero al mismo tiempo, le hacía sentir que había más de lo que parecía. Se preguntó si él también estaba buscando algo, una conexión o un nuevo comienzo.

De repente, su teléfono vibró. Era un mensaje anónimo: "No olvides lo que dejaste atrás." Un escalofrío recorrió su espalda. Miró a su alrededor, pero nadie parecía prestarle atención. La ciudad, que antes le había parecido acogedora, ahora se sentía como un laberinto lleno de secretos. Se preguntó si el mensaje tenía algo que ver con la figura que había visto en el callejón. Tal vez alguien la estaba siguiendo, o tal vez era solo una broma cruel.

Con el corazón latiendo con fuerza, decidió que no permitiría que el miedo la dominara. Era hora de enfrentar su nuevo comienzo, sin importar los fantasmas del pasado. Se levantó y salió del café, sintiendo la brisa fresca en su rostro. La noche era joven, y aunque la inquietud la acompañaba, también había un destello de determinación en su interior.

Mientras caminaba de regreso a su apartamento, la figura del hombre del café apareció en su mente. ¿Quién era? ¿Por qué le había llamado la atención? Sin darse cuenta, sus pensamientos comenzaron a divagar hacia la posibilidad de que, tal vez, este nuevo lugar podría ofrecerle no solo un nuevo comienzo, sino también nuevas conexiones. La idea de hacer amigos o incluso encontrar el amor nuevamente le dio un ligero impulso de esperanza.

Al llegar a su edificio, levantó la mirada hacia las estrellas que brillaban en el cielo. Era un recordatorio de que, aunque su pasado la perseguía, el futuro aún estaba lleno de posibilidades. Con una sonrisa en el rostro, entró en su apartamento, lista para enfrentar lo que viniera, decidida a no dejar que el miedo la detuviera.

Mientras se acomodaba en la cama, su mente aún seguía dando vueltas a lo que había experimentado en su primer día , el mensaje anónimo , la figura misteriosa ¿Quién sabía de su pasado? ¿Qué más le esperaba en esta nueva ciudad? La curiosidad y el miedo se entrelazaban en su mente.Cerró los ojos, imaginando cómo sería su vida en este nuevo lugar, y se prometió a sí misma que no dejaría que los ecos de su pasado definieran su futuro.




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