3.El principio del fin

Si alguna vez alguien había tenido esa pesadilla donde vas y te subes a un escenario y de la nada te quedabas desnuda, literalmente,ni siquiera tenías tu ropa interior para protegerte , y a esta altura no sabía que prefería, si tener mis patéticas bragas con patitos o exponerme como dios me trajo al mundo en esta situación.

Lamentablemente está era la realidad no una circunstancia hipotética y tristemente tenía un cúmulo de emociones en mí interior.

Tranquilamente podría enumerarlos uno por uno: vergüenza, miedo, odio, decepción y asco.Me encantaría poder decir que eran hacia alguien mas pero no, estos iban dirigido a mi persona.

-Quizas un masaje te vendría bien- comento Lissa parándose detrás de mí y apoyando sus manos sobre mis hombros, propiciando una buena presión en la zona adolorida.

La verdad es que ni un millón de elefantes podría deshacer los nudos que tenía en mí espalda. El peso de mis acciones o en otras palabras , de mis sentimientos.

-G…Gracias- respondí lo más alejada posible de ella.

Porque juro que lo último que necesitaba era desmayarla con mí aliento. Ya era patético que estuviera cubierta por un poncho de utilería que había sacado Gaby en cuanto fuimos al corte debido a mí incoveniente.

-Sabes que también te vendria bien?- añadio- Ir a un spa , para relajarte un poco.Soltarte, despreocupate y olvidarte de lo que sea que te preocupe. Haces demasiado por el canal te lo mereces.

Dudaba que mascarillas y pepinos en los ojos sirvieran para que olvidase que mí prometido había dejado de amarme. O peor aún que me veía como una amenaza.

-De hecho - saco dos de su bolso- Aquí tengo dos que me regalaron. Yo iría, sin embargo no va con mis vibras - los ondeo en el aire- Son todos tuyos si los quieres. Consideralo como un regalo de mí parte, un mimo al alma.

Lo que me urgía era que alguien me sacara el alma y se la traspasara a otro ser que fuese capaz de lidiar con este dolor porque ciertamente no podía.

-Eres muy amable, Lis. Seguramente los ocuparé.Lo prometo-asegure tratando de ofrecerle la mejor de mis sonrisas.

-Toma- una mano dejo a mí lado un vaso plástico repleto de agua cristalina y una pastilla.

Levanté mí vista y mí averiado corazón dio un brinco en mí pecho ante la visión que tenía.

-Que es esto?- inquiri observando el líquido con cierta desconfianza.

-Una pastilla para que tus entrañas se calmen y agua para que las bajes, que más si no- se alzó de hombros.

-Como se que no me estás dando una especie de droga que acabara matándome o que has envenenado mí agua?

Su ceño se frunció como respuesta automática a mí absurda, lo reconozco, acusación.

-Simplemente porque no me interesa terminar detrás de las rejas. Amo demasiado mí libertad, sentir el aire golpear mí rostro, escuchar los pájaros cantar y amanecer en mí cama.

De repente la imagen de un Warren estirado sobre un colchón , sin camiseta, el cabello desordenado y una voz gruesa adormilada atacó sin piedad mí imaginación.

-Bebelo, te sentara bien- dijo Peterpasándose por mí lado para ir a ocupar el lugar central en la mesa dentro de la sala de conferencias- Recuerdo haber preparado decenas de esos cuando mí Mike volvía de sus alocadas fiestas, claro los motivos eran otros pero es efectivo - agrego, sentándose y tirando de las solapas de su saco para atrás.

Un silencio incómodo invadió el espacio, el cual fue solo cortado de a ratos cuando el resto del equipo se nos unia.

El asunto de la muerte de su hijo estaba todavía fresco y siempre ocurría esto cuando él lo traía a colación. Fue una época oscura y sinceramente temimos más que por el futuro del programa por el bienestar de nuestro jefe quien nos había acogido bajo su ala como si fuéramos un miembro más de su familia.

-Ahora que estamos todos aqui- continuo - Trid, querida, te gustaría contarnos que fue eso?- ordenó en un tono sutil aunque autoritario a la misma vez. Esta era su forma de hacerme entender que no era un pedido sino una obligación lo que había ejecutado - Si nos dices que tu estado se debe a que anoche has salido hasta tarde lo comprenderemos, quien no ha sufrido a causa de una noche de borrachera - comento.

-Pfff, ni que lo menciones- intervino Seth- Luego de la última que padecí me prometí a mí mismo alejarme de la piña colada.

-Piña colada?- murmuró Edward - Espera, si mal no recuerdo cuando la consumiste fue en la fiesta de renovación de votos de …

-Mi renovacion de votos- Lissa completo la frase.

-Lo siento, linda- contesto, haciendo un mojin- Es que solo a ti se te ocurre hacer una celebración en medio de la playa con temática hawaiana. Esos vasos donde servían los tragos eran demasiado monos como para decirles que no.

La habitación estalló en risas, incluso Brighton. Y me habría sumado a su diversión de no ser porque tenía la sensación de que mi alegría se había evaporado por completo tras abrir esa carta.

-Fue un milagro que no tuviéramos que pagarle extra a la empresa de cátering por alguna clase de percance- la dueña del festejo fijo su mirada sobre el “alma de la fiesta”.

-Lo que fue pura suerte fue que lo pille justo y pude interceder antes de que él se robara uno. Tienes que reconocer que no fue muy brillante de tu parte meterlo en tus pantalones - acotó Ed.

-Hey, que esa noche me llevo varias proposiciones de las damas de honor.Y eso no fue lo más divertido de la noche, la fresa en el pastel fue cuando tus nietos accedieron a recrear la escena final de “Lilo & Stitch” , con baile incluido y todo, Ross. Agradecele a esos niños por haber planteado esa idea en mí cabeza porque esa noche no volví solo a casa.

-Por más que me fascinen tus aventuras y tu juventud, eso debe terminar, Seth. Ustedes son ya conscientes de que para mí son mucho más que empleados y nada me gustaría más que verlos pasar por el altar… La primera será Astrid , claro.Debes aclararnos como te gustaría que te llamáramos después de la gran boda. Astrid Bennett o Astrid Locke.