Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Desplante

Ella va al baño dejándonos a solas.
-Deivis hay algo que te quiero decir.
-Dime, soy oídos tuyos.
-Mi hermana, es autista-Él sonríe como si nada le pareciera extraño.
-Lo sé-respondió rápidamente.
-¿Cómo lo sabes?–Me impresiona este hombre.
-Amor, note sus rasgos, es muy común encontrarse con una persona autista y créeme son seres maravillosos.
-Si, son super tiernos–Dije mientras miraba en dirección al baño donde se encontraba Carolina.
-Coral, te quiero preguntar algo–Dijo Deivis en un tono misterioso.
-Dime, te escucho.
-¿Vives en el portal?-Su mano apretó un poquito la mía, tanto así que dolió. Su mirada estaba un poco molesta y su mandíbula apretada.
-No, ¿De donde sacas esas cosas?-Mentí y así fue como liberó su agarre.
-Solo pense que vivías en ese lugar-No sé porque le interesa saber dónde vivo, y además de eso, cambia mucho su personalidad.
-¿Tienes algo con esa calle?–Cuestiono y él de inmediato negó.
-No, no es eso, es solo que…
En cuanto iba a hablar, mi hermana llega a la mesa.
-Chicos perdonen si interrumpo en algo.
-No, para nada, ven siéntate-Deivis le pide que se siente.
Luego de comernos la pizza de jamón con queso nos fuimos a un karaoke, mi hermana estaba cantando su canción favorita.
-Que hermosa voz tiene tu hermana–Dijo Deivis sin quitar sus ojos de Carolina.
-Si, sin duda es un ángel–Deivis rodó sus ojos hacia mí esta vez.
Ambos nos miramos, mis ojos se enfocaron en sus labios.
Muero por un beso suyo, coloque mi mano bajo mi mentón para apoyarme de este y así poder mirar más de cerca a este monumento.
-Sabes Deivis…Eres el hombre más guapo que he conocido en mi vida.
-¿Dijiste algo?-Dijo él, y eso enfrió mis pensamientos. Idiota. Claro como vas a escuchar si estás mirando a mi hermana nuevamente.
-Dije que tú teléfono está sonando-Por casualidad su teléfono estaba sobre la mesa y este estaba vibrando.
–Si me disculpas–Tomó la llamada y luego se levantó de la mesa para salir a las afueras del karaoke.
Noté como discutía a través de la llamada, y llevaba su mano dentro de su cabello, estaba en un desespero, tanto así que me angustié, no podía escuchar nada.
Empecé a sentirme mal, no sé nada acerca de la vida de él, y además de eso, me estoy entregando con ansias locas.
Creo que me estoy empezando a enamorar de él, ojalá y él sienta lo mismo que yo, de no ser así, juro que voy a entrar en una terrible depresión. O mejor, lo hare mio a mi manera, hasta que se enamore de mi.
Mi corazón saltó en cuanto veo como sus puños se enroscaron a tal punto de causar miedo en mí, me miró por un segundo y luego apartó su bella mirada, sus ojos estaban furiosos y su boca empuñada. ¿Qué fue lo que hice?.
Desvíe mis ojos hacia mi dulce hermana quién cantaba sin importar lo que dijeran de ella. Su carismática forma de ser era lo único que calmaba mis miedos, a decir verdad soy la única a la que le ha entregado todos sus secretos, tristezas y amores no correspondidos.
Su canción terminó y con esta unas lágrimas de mi hermana, quien corrió hacia mí para darme un abrazo.
-Hermana ¿Canté súper?-asenti, acariciando su cabello.
-Cantaste estupendo.
Volteé hacia las afueras del karaoke y Deivis ya no estaba, mi corazón se encogió, ¿A donde fue?
-Hermana ¿Donde esta el chico guapo?-Me dio mucha risa su pregunta y simplemente me reí.
-De seguro fue a comprar algo.
Pasaron los minutos y nada, él no había aparecido, opté por enviarle un mensaje y tampoco respondió.
Mi hermana ya empezaba a molestarse, la pobre tenía mucho sueño, ya que a esta hora ella suele dormir.
-Carolina, voy al baño, no vayas a ningún lado, solo quédate aquí sentada ¿Vale?-Ella asintió mientras miraba unas alabanzas en su teléfono.
Me levanté a duras penas del sofá, mi cuerpo estaba agotado, ya habían pasado varios minutos desde que él salió, me parece muy mal de su parte, irse y no dejarnos siquiera con una explicación.
Hice mis necesidades y salí del baño para cuando vuelvo mi hermana estaba dormida en el sofá, el mesero del karaoke tenía su mirada puesta en mi hermana.
-Se ha dormido la señorita.
-Si, así es. La verdad no quería que se durmiera, cuando esto pasa, no hay poder que la haga despertar.
-Si quiere la puedo ayudar con la señorita.
-¿De verdad?-Dije impresionada.
-Por supuesto.
El chico me ayudó a tomar un taxi y luego me ayudó a subir a mi hermana en este, le agradecí un montón y también le dejé una buena propina por ser buena persona.
Llegamos a casa, mi hermana no despertaba, estaba acostada en una banca, estábamos a las afueras de la casa.
Me imagino que los escoltas están haciendo guardia.
Saqué mi teléfono y le marqué a la criada, ella era la única que me podía sacar de este lío.
-Señorita Coral, su hermano está dormido.
¡Perfecto!.
-Distrae a los escoltas por favor-Le pedí con algo de vergüenza, ya había hecho mucho por mi, el día de hoy.
No es primera vez que ella me ayuda en cosas como estás, pero creo que algún día se cansará de tantos favores que le he pedido.
Uno de los escoltas de mi hermano me ayudó a entrar el cuerpo de mi hermana, a decir verdad le pagué por su silencio, se que si mi hermano se entera lo mataría.
Me acosté a su lado con la esperanza de que Deivis me llamará o tan siquiera enviará un mensaje, pero no...
En estos momentos estoy preocupada por él, luego de verlo tan enojado me llamó mucho la atención su rostro, estaba muy afectado, me imagino que recibio una terrible noticia.
Abrace a mi hermana y luego deje un beso en su frente, me acomodé en su pequeña
cama y luego cerré mis ojos, no dejaba de pensar en él, en el porque se puso tan molesto. se que es un poco tedioso pensar en alguien que quizás no sienta nada por ti.
pero así es la vida, cruda y devastadora con las personas menos indicadas para sufrir un amor no correspondido.
Tome un suspiro y me puse a pensar en mis padres, en lo bonito que era compartir con ellos.




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