Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Nos han pillado

-Me gustas mucho nena-masculla por encima de mi cuello. Puse mis manos por encima de sus hombros y con rudeza lo empuje a la cama, con sensualidad me subi a su regazo, sentí que sus manos acarician mi trasero y luego eleve mi mirada encontrándome con esos apoteósicos ojos negros los cuales votaban chispas de lujuria.
-¿Qué tanto te puede gustar una simple mujer como yo?-le preguntó al mismo tiempo que llevó mis manos hacia su cabeza.
-Lo suficiente como para tenerme como un pendejo ante tus pies.
Solté una risa coqueta tras escuchar su respuesta, en un principio no le creía ya que con todo lo que me contó su hermana de que a él le gustaban las mujeres de buen cuerpo y que sean actrices, por eso no le creí, pero luego de escuchar cómo su corazón latía rápidamente, ese gesto hizo despejar mis dudas, al parecer le gustó.
Llevo sus manos adentro de mi cabello y me dio un breve masaje, mientras que con su boca lamía mi cuello.
Me sentía muy excitada tanto que mi zona se humedece de manera rápida, mis senos se empezaron a tornar muy duros y mi respiración se entrecortaba.
Escuchaba de parte de él sus apasionados gruñidos.
Estábamos a punto de chocar nuestros labios pero en ese momento la puerta sonó.
-¿Quién es?-pregunte Deivis de manera inmediata, estaba muy asustada ya que de mi hermano se puede esperar cualquier cosa, me imaginé que había enviado a uno de sus hombres ir tras de mí y créanme que él es capaz de todo eso.
Deivis me soltó con delicadeza. ¿Acaso no tienen modales? Jamás he visto que en un hotel tocan la puerta. Esto es una falta de respeto.
-¿Quién es?-Preguntó asustada, mi corazón se quería salir.
-No lo se mi amor hermosa-Deivis me sonrió, luego dio media vuelta para ir a atender la puerta.
No voy a jurar que en estos momentos me siento a morir, no me quiero imaginar a uno de los hombres de mi hermano mientras agrede a Deivis.
Cerré los ojos de manera rápida y llevé mis manos hacia mi boca no quería siquiera emitir ningún sonido y me oculte dentro del baño.
-Aquí está su pedido señor Ramírez-abrí los ojos como una tonta luego de escuchar la voz de una mujer. No dude en salir en cuanto salgo miro una chica vestida de manera formal.
-Gracias señorita-él recibe unas flores gigantes y luego cierra la puerta. Salí del baño y me senté en la cama. Deivis se acerca con pasos seguros y en su rostro trae dibujada una sonrisa ladina-Estas flores son para la mujer más hermosa que he visto en mi vida- anunció, se veía espectacular
Me entrega las flores y luego deja un beso en mi mejilla, él es un hombre sexy y también muy detallista.
Deje las flores en la mesa, y me embarqué encima de él, como si fuera una niña.
-Con cuidado mi vida-Dijo con impresión y me abrazo.
-¡Gracias cariño!-Deivis me tira a la cama como si yo fuera una almohada, luego sonríe de manera inmediata, y se sube encima de mí.
Toma ambas de mis manos y las lleva hasta mi cabeza.
-Eres una chica perversa-Musitó y besa mis pechos.
Solté un gemido de placer y luego suspiré profundo.
Cerrando así mis ojos, preparándome para una tremenda culiada, bueno o al menos eso era lo que pensaba.
-Te daré tan duro que pediras que me detenga-me toma por los hombros y me hace voltear quedando boca abajo, después tomo mi trasero y le dio una tremenda palmada, tan fuerte que hizo vibrar mis muslos, Deivis está un poco agresivo, pero aún así me encanta, me encanta el sexo duro.
Levanto mi cortó vestido y luego miro mi trasero por unos segundos, sentía el frío del aire acondicionado filtrarse por los poros de mi piel y eso hacía que una tremenda corriente de escalofríos recorrieran por mis huesos, con ambas de sus manos tomo mi panties por encima de mis tacones y la sacó, después tomó mis rodillas y las elevó un poco para así poder levantar mi trasero, escuché una sonrisa de su parte, no voy a negar que estaba desesperada esperando que el impactará su longitud dentro de mi zona, la cual estaba totalmente húmeda y exclamaba un buen mantenimiento.
-Vamos a jugar un poco-dijo con voz maliciosa en ese momento sentí una de sus dedos clavarse dentro de mi parte más íntima-Parece que alguien ya está mojada-añade.

Asentí como una cachorrita mientras le hablaba su dueño.
Procede a meter su dedo de manera intermitente y esto ocasiona grandes chispas de placer en mi clítor**
Lo hacía tan rápido que podía sentir como mis fluidos derramaban encima de las rojas sábanas, sentía ese calor fogoso que cada vez que salía me dejaba sin fuerzas.
No aguanté más, estaba a unos cuantos segundos de darme un desmayo, el placer era tan inmenso que no podía siquiera emitir ninguna palabra excepto los gemidos.

 




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