Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Mentiras piadosas

-Me emociona el hecho de que tu hijo esté bien.
-Ven aquí cariño-me hace levantar de un jalón y luego me regala un beso en la mejilla-A este paso te ganarás todo mi corazón- anuncio. Sentí que sus palabras eran verdaderas.
-Y tú, te ganarás toda mi confianza-Exactamente no sé de lo que estoy hablando, cuando la palabra confianza no está en mi inepto diccionario. Yo soy mas del tipo de personas que traicionan fácilmente a otro.
-Quédate conmigo esta noche, porfavor-me pide mientras me mira a los ojos.
No sabía qué responder, la verdad, tendría que echar una buena mentira a mi hermano. Odio mentir, pero creo que ya eso hace parte de mi vida, sin ellas no sería quien soy y hasta donde he llegado.
-Esta bien, nos quedaremos juntos por hoy-Su rostro cambió, y su sonrisa se tornó a una inmensa felicidad.
Me sentía segura al lado de Deivis, lo trato como si fuéramos pareja de hace un montón de años, creo que lo amo, si, se que es demasiado pronto para decir eso.
Pero él…
Es el hombre más feliz que he visto en mi extraño mundo, en un mundo en el cual vivo una vida de miseria, en el cual no puedo ser yo, aveces quisiera andar como una ovejita, libre, libre sin pastor (aunque en este caso el pastor es mi hermano). Vigila mi vida hasta decir no más.
-Eres hermosa coral, simplemente hermosa-Sentí una presión en mi vientre, este sentimiento… Es, amor-Deivis empieza a darnos vueltas, mis cabellos volaban en medio de la habitación, y sentía pequeñas cosquillas en la planta de mis pies, me agarre muy fuerte de su cuello.
-¡Para ya!-Grité mientras reía a carcajadas.
Parecíamos un par de niños tontos, mientras jugaban aprovechando que sus padres no estaban.
Deje reposar mis manos encima de sus hombros y lo mire por unos eternos segundos, su sonrisa cautivaba cada espacio en el poquito de corazón que quedaba dentro de mi.
Realmente lo habían herido muchas veces, en ocasiones por celos, peleas, y lo peor de todo infidelidad. Si, se preguntarán ¿Qué hombre puede engañar a una hermosa mujer como yo? Si, me han engañado un par de veces, pero he sido fuerte y siempre dejo ir lo que no sirva y conservar los buenos momentos que viví con esa persona, en realidad no me gusta guardar rencor. Pero él… él mató lo poco con lo que podía amar.
-Iremos a casa-Musitó mientras me dejaba en el piso, mi cabeza daba vueltas y vueltas.
-¡Oye! Me siento mareada-lo golpeé en el brazo.
-Lo siento, pensé que te había gustado-Le acaricio la mejilla y luego le susurro
-No importa, ya estoy mejor.
-Bueno entonces no se hable más, nos vamos a casa-Ambos nos arreglamos y luego salimos del hotel, no me había fijado pero el hotel era hermoso, me imagino que escogió la mejor habitación.
Su enorme espalda me encanta, muero por tenerla abrazada toda una noche.
-Las damas primero-abre la puerta de su auto y me invita a pasar.
Entre de manera sonriente.
Luego él entra y empieza a conducir.
-¿Está bien si coloco un poco de música cristiana?-¿Qué? Me quedé en shock. Nunca antes había salido con alguien que le gustará la música cristiana.
-Si, claro está bien-Sonreí tímida.
En cuanto él colocó la música, me quedé boca abierta, la manera en como la cantaba era impresionante, bueno, él es algo extraño. Pero eso extraño es lo que lo hace particular.
Llegamos a su casa, la misma que hace poco su hermana me había echado a patadas.
-Llegamos cachorra-Me dice y yo niego.
-Qué hay de tu hermana-coloca los ojos en blanco.
-Ella no está en casa, no te preocupes.
Eso me relajo.
Bajamos y luego entramos a su casa, en la sala de estar estaba la criada mientras servía la cena, tanta comida solo para Deivis, ¡OMG!
-Amor siéntete en casa, ya vuelvo voy al baño-avisa y se retira.
La criada me miraba y luego se acercó a mí. Ella es una muchacha bastante joven de algunos veintitrés.
Quede en silencio tras escuchar su voz.
-Buenas noche mi señora-Saludó ella con timidez.
-Buenas noches.
Ella sonríe de costado.
-Tome asiento, el señor me dijo que a usted le gusta mucho el tamal-¿Cómo es que lo supo? ¿Acaso él?...
-¿Enserio le dijo eso?-pregunté y ella asintió
-Si de hecho me dijo que usted es una buena mujer.
Le iba a hacer unas preguntas pero Deivis regresó y eso detuvo mi intención.
Me acomodé en el comedor y empecé a comer las delicias que había preparado aquella chica.
Ella se marchó dejándonos solos.
-Come todo lo que te apetezca-Dijo él mientras tomaba mi mano.
-Muchas gracias, lo haré-Sonreí. Aún estaba pensativa en lo que había dicho aquella chica. Aunque recuerdo no haber dicho nada a Deivis acerca de mis comidas favoritas, o es que el. ¿Me está siguiendo?.

la cena estuvo deliciosa, y para acompañar nos servimos un vino de cosecha de 1990 estaba muy delicioso.
-En la bodega tengo un montón de vinos que llevan más de una década guardados.
-Sabes, me encantan los vinos clásicos.
-Ya somos dos, a mi también me encantan-rei mientras llevaba a mi boca la cuarta copa de vino.
-Cuéntame más acerca de tu vida-me pregunta. no sabía qué decir.
-Bueno para empezar-Limpie mi boca con una servilleta antes de completar la oración-Estudie en Rafael Nuñez, tengo el certificado de contabilidad y también estudié medio semestre de medicina-Deivis se impresiona y me interrumpe.
-¿Por qué no seguiste estudiando medicina?
-Bueno, la verdad es que dejé de estudiar porque me dediqué a cuidar de mi hermana, ella es ahora quién estudia medicina, creo que se inspiró en mí.
-¿Tus padres trabajan?-Trague grueso.
-Mi padre es arquitecto y mi madre...ella era azafata, y bueno, tuvo un trágico accidente en el cual quedó en sillas de ruedas-Mami lo siento mucho sé que no criaste hijas mentirosas pero...Me tocó mentir para salvar mi amor por él. O al menos eso es lo que siento en estos momentos. Creo…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.