Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Solo tu

-Ven aquí-me tomó de la mano y luego me hace caminar hasta su empresa, mientras caminábamos él comenta-Estas toda sucia, tan grande es tu desconfianza hacia mi mujer-ríe.
La verdad me causo risa eso que dijo, creería yo que la palabra exacta para esto sería, Coral eres una buena chismosa.
Llegamos a las entradas de la empresa, los hombres que lo acompañaban me miraban como si se tratara de una pordiosera.
-Sabías que la curiosidad mató al gato?-Me dice y sostuvo con fuerza su agarre.
-Si, si lo sé-Afirmó.
Llegamos a una puerta y al entrar quedé boca abierta.
-Hola de nuevo señor Ramírez-Dijo una muchacha que estaba en la entrada de la puerta mientras sostenía una hoja.
-Ah, hola Rosalba, te presento a mi novia-Mis vellos se erizarán de nuevo, ese halago me gustó mucho, me hizo sentir importante.
La chica me sonríe y me estrecha su mano en las cuales lleva puesto unos guantes de seguridad.
-Hola, soy Coral.
-Mucho gusto, como lo había dicho mi jefe, mi nombre es Rosalba.
-Amor, ella es la supervisora de todos los trabajadores-Mire hacia arriba en donde había un hombre montado en una escalera mientras organizaba unas latas de atún-Mi vida ¿Estás ahí?- Cuestiona Deivis. De inmediato volteé hacia la chica con la cual estaba hablando.
-Lo siento, es solo que estaba distraída -Deivis me interrumpe.
-Mira-Señala al hombre montado en la escalera-Ellos se encargan de organizar los productos que acaban de ser enlatados.
Entonces lo de la empresa era cierto, quede como una tonta, lleve mi mano hacia mi frente, la he cagado.
-Señor con su permiso iré a laboral-Dijo la muchacha para así poder marcharse.
-¿Y bien?-Cuestionó mientras me mira con malicia.
-¿Y bien que?-Le preguntó de un trague grueso.
-¿A qué viniste?-Llevó su mano a mi cintura y la aprieta.
-Solo quería saber dónde estabas, no me gustó la forma en la que te marchaste.
Una sonrisa dibujó su hermoso rostro, él sabía exactamente que yo no vine a saber cómo estaba, él sabía que venía a chismosear.
-Bueno, vamos a creerte-Se aventó hacia mi, para darme un beso, pero en el momento en el que iba a posicionar sus labios encima de los míos se detuvo.
Nuestras miradas se cruzaron como flechas al arco, mi corazón otra vez golpeó mi pecho, sus labios…Son mi debilidad.
Se colocó de nuevo en su posición, pensé que me iba a besar, pero no fue así, en vez de un beso, solo sonrió dejando un rico suspiro encima de mis labios.
-¿Quieres comer algo?-Preguntó caminando hacia adelante.
-Si, tengo hambre.
Lo seguí hasta lo que parecía ser su oficina, al entrar el aire acondicionado impacta en mi piel.
Me senté en un sofá que estaba en un rincón, por su parte él se sentó en la mesa del escritorio mientras me miraba de pie a cabeza.
-¿Qué tanto me miras Deivis?-Murmuró deslizando mis ojos hacia sus zapatos. Los cuales brillaban de elegancia.
-Nada, solo miró lo hermosa que eres, aunque estés un poco sucia-Otra vez, otra vez vuelve la burra al trigo.
-Me ensucie cuando venía, bueno solo me caí-menti levantando mi rostro.
-Tienes que tener más cuidado, o de no, quedarás como tu madre, inválida.
-Eso no fue gracioso.
-Solo es humor negro, tampoco es para que te enojes mujer.
La puerta es tocada de un toque y Deivis da la orden para que el intruso entre..
-Hola señor, su pedido está listo.
-Adelante.
Entra un señor con dos té, y unos mentos, los deja en la mesa.
-¿Se le ofrece algo más jefe?-Deivis negó. Él hombre sale de la oficina dejándonos otra vez solos.
Realmente amo el té, y más si tiene bastante azúcar.
-Muchas gracias-Sonrió. Deivis me hace llegar una taza de té a mis manos.
-¿Cómo está tu hermana Carolina?-Se sentó a mi lado y rodeó mi cuello con su brazo.
-Ella está en casa con mis padres.
-Me alegra, esa pobre alma de Dios necesita un buen hombre.
-No te engañes, ella es una excelente chica. Además ella no está interesada en hombres por ahora, es más, solo quiere estudiar.
-Bueno dejemos a tu hermana en paz, ahora bien, ¿qué vas a hacer hoy?.
-Hoy, no tengo nada que hacer.
-Esta bien, hoy le dan de alta a mi hijo, ¿Te parece si me acompañas a la casa?
Me emocioné mucho, ya que su pequeño por fin salía del hospital.
-Entonces tu ex, ¿no pidió la custodia?.
-No, no lo hizo-Su rostro cambió en cuestión de segundos parece que no le agrada hablar mucho de ella.
-Creo que eso es bueno-Asintió y acarició mi cabello.
-Ella no fue capaz de hacerlo.
-¿Aún te ama?-Preguntó mientras agarro su mano la cual toca mi cabello.
-Si me ama o no, a mi no me importa-Se encogió de hombros sin darle importancia a su ex-A mi solo me interesas tu. Coral.
Sus manos se desviaron hacia mi trasero, dejé el té en la mesa, mi cuerpo se sintió acosado por su erección. Estaba muy duro.
-Me traes loco-Susurra encima de mi cuello.
-Por favor Deivis, dime qué no es un juego, porque si es así, avísame para jugar también-Deivis me soltó y me miró de manera graciosa.
-Si fuera un juego dejaría que conocieras a mi hijo? por Dios mujer, deja de imaginar tonterías, te lo he dicho antes y te lo reitero, en mi mente solo estás tú, Coral. tu nombre está tallado en mi corazón, no sé cómo pasó pero creo que te amo-¡Bingo! ¡Bingo!. Este hombre es pan comido, todo a mis pies.
-Yo también creo que te amo Deivis-Podia ver el brillo que sale de sus ojos negros. El decirle te amo era solo una palabra, porque por dentro no era capaz de amarme a mí misma.
Se inclinó y tomó mi mentón, para después dejar sus labios húmedos encima de los míos.




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