Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Mudanza

-¿Preparaste esto?-Dijo mientras prueba los espaguetis.
-Si, de hecho la hice con mi hermana.
-Me encanta-Lamió sus labios-¿Ahora sí me contarás qué sucede? ¿Por qué tu hermana está en casa?.
-Esta bien, te lo diré, peleé con mis padres y me echaron de casa, bueno, mi hermana se quiso venir conmigo.
-Entonces es por eso.
-Si, es por eso. Y también nos vamos a quedar unos días-Miento otra vez, Dios no soy capaz de decirle la verdad.
-En estos momentos vamos para donde tus padres-se levantó de la mesa y me tomó de la mano.
-¡Espera!-gritó y él me sostiene con más fuerza.
-He dicho que vamos para donde tus padres, no tienes porqué pelear con ellos, son unos ancianos, me imagino.
-No Deivis, no puedo ir a casa, mis padres son muy malos-Soltó una risa de nervios.
-¿Qué tan malos pueden llegar a ser los viejos?-Asentí.
-Lo juro, son muy malos, ellos nos castigan.
-Coral, ¿me estás mintiendo?
Trague grueso. Me dió justo por dónde duele.
-No, no estoy mintiendo-medio río para disimular.
-Entonces si no quieres ir, dame la dirección, y yo voy a hablar con tus padres. No puedo aceptarlas sin permiso de sus padres.
-Deivis, ¿Desde cuándo tan educado?-Dije en un puchero.
-Siempre lo he sido. Y créeme que es lo mejor.
-Deivis por favor, no vayas para ningún lado. Te estoy diciendo la verdad, es más-Suelto un suspiro en el momento en el que él me suelta el brazo-Mis padres van a vender la casa-Mal, mal, creo que esas mentiras van a doler más tarde.
-¿Qué sucedió Coral, porque la van a vender?.
-Se van a otro país. Pero yo no quiero separarme de tí, es por eso que huí.
-Esta bien, no iré para ningún lado-Lo abracé y él beso mi frente-Coral si me estás mintiendo, juro por mi hijo Alan, que no te perdonaré nunca-Por Dios esto era lo que faltaba.
-No, eso no sucederá.
Terminamos la conversación, todo salió como esperaba, Mi novio me dejó en casa. Aquí me siento a salvo.
-Amor, me esperás voy a tomar una ducha.
-Yo quiero ir contigo-Deivis suelta una risita nerviosa.
Estamos en el baño, el agua está un poco fría, pero a él parece no importarle ya que se metió de unas al agua.
Me encontraba desnuda en una esquina, mis picos estaban erectos debido al frío.
Estaba viendo el hermoso cuerpo que tiene Deivis, la verdad su piel está toda manchada por los tatuajes, y en sus pies tiene una quemadura, la cual está cicatrizada.
Tenía tanta curiosidad de saber porqué está tan agredido.
-¿Qué haces allí? Ven aquí muñeca-extendió sus manos y las tome, solté un suspiro ya que sus manos estaban muy frías.
-Deivis, tengo mucho frío-él sonrió de costado.
-Yo me encargaré de quitar ese frío.
Me acercó hasta su pelvis, y me encuentro con su erección.
Coloca su mano encima de mi trasero y lo acaricia.
Luego se dispone a besar mi cuello y vaya que lo hace bien.
-Deivis… susurro su nombre.
Sus labios ahora se encuentran azotando los míos, son suaves pero placenteros. Delgados y flexibles, no quiero imaginar esa boca tocando otra parte de mi cuerpo. Mientras pienso en eso, sentí una presión en mi parte baja.
La mano de Deivis acarició con ternura mi zona íntima, sus manos suaves provocan que mis latidos vaginales salgan a flote.
-Por favor, penétrame-Le pido con ansias.
Mis jadeos no dudaron en salir, ya que sus estocadas golpeaban en lo más profundo de mis entrañas. Se sentía lo más rico del mundo, enserio Deivis si sabe cómo hacer llegar al cielo a cualquier mujer.
-Me enamoras cada día Coral-Susurro encima de mi cuello, mi rígida piel estaba al tope, había tenido un orgasmo hace poco.
-Dame más duro por favor -Le pido esta vez en un clamor.
Tomó mi cabello y lo jalo con fuerza, sus penetraciones eran duras, o más bien salvajes.
El vapor del agua nublaba nuestras miradas. Lo que sí podía ver era el rostro de Deivis excitado.
Dejó varios besos en mi hombro, y me dio un fuerte abrazo por la espalda.
Nos terminamos de duchar, y nos envolvemos en unas toallas que había traído la criada.
Entramos con cautela a su habitación, mi cabello estaba todo mojado y el aire acondicionado estaba muy frío. Por lo tanto Deivis lo apago.
Mi hermana estaba en la habitación de Alan, uno de los hombres de Deivis nos había confirmado de que ambos se habían quedado dormidos mientras jugaban.
-Vamos a descansar -Dije de manera cómoda dentro de las sábanas.
-¿Enserio vas a dormir?-Me pregunta sorprendido.
-Si, tengo sueño, además mi trasero duele-Este hombre me ha embestido a estocadas en el baño.
-Amor, vamos a hacer el amor de nuevo.
-¡Otra vez!-brame y él soltó una risa.
-No, es broma, pero ojo, más luego te voy a comer.
A la mañana siguiente desperté con unos enormes brazos rodeando mi cintura.
Abro mis ojos y le veo dormir es hermoso.
Voy a darle una sorpresa, iré a preparar el desayuno.
Me safe de su agarre lentamente para cuando estoy a punto de ponerme de pie, sentí una mano en mi espalda.

-¿Hacia dónde vas?sonríe.
-Iré al baño.
-No vas para ningún lado, ven-me jala a la cama nuevamente-Vamos hacer el amor.
-Pero Deivis-hago un puchero.
-Nada de Deivis-Se subió encima de mí. aún estamos desnudos y creo que era más satisfactorio.




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