Hacía mucho frío acá afuera por ello decidí entrar, subí a la habitación y Deivis no estaba.
Me asomé a la ducha y tampoco estaba él, ¿Dónde estás? Pensándolo bien, creo que fui muy dura.
Me dirijo al cuarto en dónde está mi hermana, y no escucho nada, abrí la puerta y ella no estaba, ¿Y estos adónde fueron?.
Fui a la habitación de Alan y tampoco estaba, ¿Será una broma?.
Baje hasta la cocina y le pregunto a la criada y ella me dice que ellos están en el sótano.
Me quedé de boca abierta, ¿qué harán allá?
Fui hasta el sótano de manera cautelosa, y los ví, Deivis estaba contándole una historia a ambos, todo estaba oscuro, salvó por el pequeño bombillo que está en medio de ellos.
Deivis es muy pasivo y se nota que juega un buen rol como padre.
-La chica se sintió bastante angustiada en cuanto supo lo que su madrastra le hacía a su padre-Me recoste a la pared mientras escuchaba a Deivis hablar, se ve tan hermoso.
-Papi, la abuela de Filomena sabía lo que ella hacía?.
-Si, por supuesto que lo sabía, pero ella solo guardaba silencio porque quizá se convertiría en una apestosa rana.
Me senté a un lado mientras los veía reír a carcajadas, mi corazón dolió, creo que me porte muy mal.
-Colorín colorado esta historia ha acabado-Dijo Deivis levantándose del suelo. Mi hermana se apoyó en los hombros de Deivis y luego él le sonrió.
-¿Aún duele tu pie?-Preguntó Deivis y Carolina asintió.
-Si, me duele mucho-Corrí hasta la habitación, no quería que ellos me vieran espiando.
Me acosté de un tirón y me arrope, en cuestión de segundos la puerta se abrió y entró él.
Me hice la dormida, no es que sea orgullosa, pero no le voy a hablar, él es quien debe hacerlo, no yo.
Sentí como la cama se hundió, está a mi lado, trague grueso y cerré más mis ojos.
-No te hagas la dormida, sé perfectamente que aún no duermes-Dijo él. Abrí mis ojos lentamente y lo ví.
-Deivis siento mucho lo que pasó-me disculpó.
-Pareces una niña mimada.
-Amor lo siento de verdad.
-Ya, ya-Se hace el orgulloso.
-¿Me perdonas?-Me ruedo hasta su pecho y lo abrazó.
-Si, si te perdono.
Me puse feliz ya al menos no estaba tan enojado como hace algunas horas.
Cerré mis ojos dejando que el sueño acabará conmigo por completo.
A la mañana siguiente Deivis ya estaba cambiado y apunto de irse, me molestó porque no fue capaz siquiera de despertarme. Además de eso, no me abrazo en toda la noche.
-Pretendías no avisarme-Le digo y él niega.
-No mi amor, es solo que te veía dormir muy rico y pues por eso no lo hice.
Me abrazo y dejo un beso en mis labios.
-¿Te vas así de fácil?.
-Cuidate mucho mi Reyna, yo los estaré llamando a diario.
-Esta bien, pero no me olvides-Se echa a reír
-Jamás, además solo serán siete días.
Su abrazo me estaba asfixiando, se que lo hacía con esa intención debió ser por la rebeldía que tuve anoche.
-Te amo-Dije separándome de él.
-Yo igual-Respondió sin importancia.
Me dieron ganas de llorar, para ser solo unos meses de relación he empezado a amarlo como no se imaginan, además de eso porque comprobé que él no es mafioso como lo había divulgado Natalia.
-No llores mi bebé-Limpia con su dedo gordo una de mis lágrimas.
-Mi vida, no te vayas-le ruego y él niega rápidamente.
-Coral, ya basta, solo serán siete días.
-Pero Deivis-Coloca su dedo en mi boca para hacerme callar.
-Shhhh, ya basta, volveré pronto. Y te prometo que en cuanto vuelva nos casaremos-Mi estómago se retorció de felicidad.
-¿En verdad?-dije con los ojos ensanchados.
-De seguro mi amor-Tomó mi mentón y dejó un beso en mis labios, el sabor de ese beso era mágico y suave.
Los hombres de Deivis entraron a la habitación y lo ayudaron a llevar sus maletas, para ser siete días lleva mucha ropa, que locura.
-¡Papi te amo!-Gritó Alan despidiéndose de su papá.
-Yo también te amo hijo.
Estábamos a las afueras de la casa viendo cómo él se marchaba, su sonrisa nunca se apagó de sus hermosos labios al contrario Deivis se sentía muy confiado en dejar a su pequeño hijo conmigo.
El auto se marchó y un gran vacío quedó en mi, solo serán siete días, repetía eso en mi mente una y otra vez para calmar mi tristeza.
-¡Por fin solos!-Gritó Alan y de inmediato coloco un poco de música.
Me quedé impresionada de ver cómo su hijo era feliz sin su padre.
Mi hermana se puso a bailar junto con Alan y uno de los guardias, esto es increíble, me eché a reír luego de ver cómo el guardia resbaló y cayó contra el piso.
-¡Vamos coral! ¡A bailar!-Gritó Alan nuevamente, no tenía muchas ganas de bailar, solo quería seguir bajo los brazos de mi novio.
Para no rechazar a Alan decidí bailar con ellos, con un poco de flojera pero di lo mejor de mi.
La criada estaba en la cocina haciendo el desayuno, deje a los chicos bailando y me dispuse a ayudarla.
El desayuno estuvo listo, hicimos unos bollos de maíz con suero. Quedaron súper ricos y para completar tomamos un café con leche.
Luego de desayunar organizamos la casa la cual era un completo desastre, Alan se puso a jugar con Carolina con las almohadas y ya se imaginan
Subí hacia mi habitación en dónde dejaba cargando mi teléfono y para mí suerte había un mensaje de Ramiro, no se porque pero sentí algo en mi estómago luego de ver su mensaje.
-Coral hermosa ¿Lista para esta noche?.
Sonreí y le respondí.
-Si, totalmente lista.
La noche había llegado, Alan se acostó muy temprano y mi hermana estaba viendo una serie, los escoltas estaban vigilando, tenía que salir sin lugar a dudas, al menos no quería dejar a Ramiro plantado.
Me voy a enfrentar con los guardias, salí de la casa y de inmediato ellos me miraron.
-¿A dónde va señora?-Trague grueso y respondí.
-iré a casa de mis padres a buscar unas pertenencias-Ellos se miraron entre sí.
-El jefe nos regañara.
-Mientras Deivis no este yo mando aquí ¿entendido?-Ellos asienten y de inmediato me abren las puertas para poder salir.
Solté un suspiro, pensé que iba a ser más complicado pero no, esta vez gané.