Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Coral esta ebria

Llegué a casa totalmente fuera de base, estaba literalmente mareada, y lo primero que hice fue ir al baño y vomitar como una perra loca dentro del inodoro.
Alan y Carolina aún dormían lo cual me dijo más tranquila.
Uno de los hombres de Deivis me preguntó que si había tomado y le respondí con claridad, le dije que si había bebido, y que si había problema con eso, él colocó una cara de asombro pero no me importa, mientras Deivis no esté, pues se hace lo que la señora diga.
Me desnudé y me metí a la ducha, el agua estaba más fría de lo normal, pero me sentí muy fresca.
-Ese Ramiro es un personaje-Murmure mientras sonreía.
Me fui a la habitación y me acosté a la cama, ahora me toca dormir lo que queda de la madrugada.
Mientras babeaba cómo niña la voz de mi hermana me despertó, por cierto estaba soñando que Deivis y yo habíamos viajado a Egipto, pero desafortunadamente caí de un camello y de inmediato él se burló.
-Coral, despierta-abro los ojos y mi hermana está sentada a una orilla de la cama.
-Carolina es muy temprano¿Qué pasa?-Dije incorporándome en la cama.
-¡Temprano!-bramo-Son las doce del medio día.
Me levanté de la cama, mi piel se estremeció luego de sentir el piso frío.
-¿Qué hace Alan?-Pregunte en un bostezo.
-Esta cambiándose quiere salir un rato.
-Me imagino, debe de estar muy aburrido.
-¿A dónde iremos?-Dijo Carolina.
-No lo sé, ¿Al mar?-La sonrisa de mi hermana no dudo en salir.
-¡Si! ¡Tenemos muchos años de no ir!-Grito de emoción y de inmediato salió de la habitación.
-¡Oye! ¡Avísale a Alan!.
-¡Está bien hermana!-Respondió a lo lejos.
Me fui al baño e hice mis necesidades, luego desayuné una ensalada de vegetales y un vaso de jugo.
-¡Coral!-Gritó Alan.
-Dime mi vida-le sonreí.
-Hoy nos llamará papá?-Cuestiona llevando a su boca una fresa.
-Si, por supuesto-Deivis no había llamado aunque claro apenas se había ido ayer.
Alan estaba más que emocionado por eso, tanto que andaba de cantor por toda la casa.
Ya estamos listos para ir a la playa, me coloqué este conjunto hermoso. Es un enterizo militar.
Juro por dios que si Deivis me ve, de seguro querra sexo. es un pervertido.

-Coral, creo que este me queda genial-Dijo Carolina y de inmediato me senté en la cama. Ella eligió un vestido de baño rosado de dos piezas.
-Ese te queda super bien-Le respondí, ajusté las tiritas que estaban en su cuello y ella no dejaba de hablar.
-Coral, mi hermano Yeison nos está buscando?-Niego con rapidez.
-No, él no nos buscará-soltó un suspiro.
-Eso espero, Aunque a veces lo extraño.
-En otro momento hablaremos de nuestro hermano, por ahora solo a disfrutar. ¿Vale?-Ella asintió contenta.
Nos subimos al auto y Alan ya estaba empezando a colocarse su bloqueador solar.

-Te has aplicado mucho cariño-le digo mientras limpio su cara.
-Mamá, porque eres tan bella-Mi corazón se arrugó de la ternura, luego de escuchar como me llamo.
Me ha dicho mamá, esto es fabuloso.
-Porque Dios me hizo así mi vida, además-lo abrazo-Tu también estás bello. Eres un galán.
Su sonrisa de niño bueno, me cautiva.
-Se ven muy lindos así de abrazados-Dijo Carolina.
-Pues es mi mamá ahora- Afirmó Alan haciéndole burlas a Carolina, ella solo río y no le prestó atención-¡Mira!-Señala Alan por la ventana del auto-¡Es una moto acuática! ¡Se parece a la que mi papá le compró a mi mamita Natalia!-Bueno al menos le dió buenos regalos, Carolina lo pellizca y luego le sonríe.
-Esa moto acuática es muy simpática-Dije mientras babeaba, ¡Enserio Deivis le dió esa moto! Me imagino que fue costosa.
-Mira ya hemos llegado-Dijo Carolina bajando de golpe del auto.
-¡Con cuidado!-les gritó a ambos, es tan extraordinario verlos tan feliz.
Uno de los hombres de Deivis cómo siempre se fue con los chicos al mar, Alan le salpicaba agua en su traje y él solo se dejaba, el pobre estaba muy incómodo.
Me quedé sentada en una carpa con el mismo guardia que me había ayudado aquel día que me desmayé.

-Señora hace mucho calor-Se sienta en la arena.
-Bueno creo que es obvio-Le sonrió y él también lo hace.
-¿Usted ama a mi jefe?-Su repentina pregunta me dejó confusa.
-Si claro que lo amó, ¿porque?-Lo miré y estaba jugando con la arena.
-Por nada en absoluto- aclara su garganta.
Que raro, este hombre es simplemente extraño.
Los chicos se divierten en el mar y yo me relajo un poco, anoche llegué muy ebria creo que un buen día en playa me sentaría super, hiper, mega, genial.
En el momento en el que estoy disfrutando mi teléfono timbra.
Tome la llamada y para mí sorpresa es mi novio.
-Hola mi vida-Le contesté muy feliz.
-Hola mi bombón de azúcar.
-Que lindo piropo-Solté una carcajada-¿Qué haces? ¿Dónde están amor?.
-Bueno estamos en la playa.
-Ah, pero que bueno. Creo que mi ausencia se ha prestado para saliditas ¿no?.
-Si, de hecho Alan está muy feliz-Le hice seña a los chicos y ellos vivieron de inmediato.
Alan estaba mojado y se sentó en mis piernas.
-¿Es papi?-Preguntó feliz.
-Si cariño-le entregó el teléfono y de inmediato él empezó a hablar con su querido padre.
Su rostro no dejaba de sonreír lo cual me dió mucha nostalgia, Alan es un niño muy fuerte, ha pasado por muchas cosas pero siempre le sonríe a la vida.
Mi hermana Carolina estaba hablando con el otro guardia, en una esquina, él la miraba de arriba hacia abajo y ella solo sonreía.
Solté un suspiro de derrota, haga lo que haga ella no dejará de hablar con él, así sea a escondidas pero hablarán.
además los dos son bastante jóvenes, creo que ese muchacho no le hará daño a mi hermana.
Ellos me miraron porque ya sabían que los estaba viendo, pero solo les sonreí amigablemente y ellos se pusieron nerviosos. ¿Acaso les dió vergüenza? que tontos.
Alan parecía un lorito, no dejaba de hablar por teléfono, y bueno es de entender es solo un niño.
-¡Papá Coral ha pasado muy triste porque tú no estás!-Mire a Alan y él sonrió. Este niño es...Es, simplemente una ternura-Y sabes anoche bebió muchísimo, estaba ebria cuando llegó a casa-Eso que dijo me dejó sin palabras, ay bendito, ¿cómo es que lo supo?. ¡Alan! me has metido en un problema.
De inmediato Alan me dice que su papá quiere hablar conmigo, tomé el teléfono con las manos temblorosas y Alan y los demás se fueron nuevamente al mar.
El guardia que estaba a mi lado me miró como quien dice: Te deseo buena suerte amiga.
-H-hola amor-Dije nerviosa y Deivis no hablaba a través de la llamada, solo escuchaba un teclado-Amor ¿estás ahí?.
-Si, te estoy escuchando.
-Ah, pensé que estabas ocupado.
-No, no lo estoy-Soltó un suspiro-¿Cómo es que llegaste ebria-Dijo con voz fría.
-Amor, solo salí con una amiga y es todo.
-Coral-Iba a decir otra cosa más pero se detuvo.
-Si dime amor-Dije atenta esperando que terminara de hablar.
-No, no nada, te llamo más luego-Colgó el teléfono y de inmediato sentí un vacío en mi pecho.




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