Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Muerte inesperada

-¿Que?-Me ha colgado la llamada, que le sucede, ¿acaso no puedo salir a tomar un rato?. Que yo sepa él jamás me lo dijo.
Dejé el teléfono en la arena y me recosté, estaba un poco confusa.
Cerré mis ojos mientras me hacía centenares de preguntas, del porque él me había colgado la llamada, en ese mismo momento sonó mi teléfono, me emocioné pensando que era Deivis, pero no, está vez era Ramiro, no sé porque sentí una pequeña felicidad, debió ser porque él si me entiende.
-Hola Ramiro-Sonreí.
-Coral hermosa, ¿Cómo estás?.
-Estoy muy bien, ¿y tú?
-Bueno, no te voy a mentir, estoy un poco cansado, ayer apenas llegué, me tiré a la cama y me vomité-Hice una cara de asco.
-Te entiendo perfectamente.
-¿Dónde estás ahora?-Volvió a preguntar él muy lindo.
-Estoy en el mar.
-¿Estás con él?.
-No, no estoy con mi novio.
-Entonces ¿puedo llegar allá?-Este hombre es muy arriesgado.
Mientras hablábamos el guardia me quedaba mirando, ojalá no sospeche nada, o de no, estoy muerta.
-De hecho ya me iba.
-¿Eso quiere decir que no puedo ir?.
-Exacto-Rei tras decir eso.
Hablamos un poco más de nuestras vidas y luego colgué la llamada, dejé el teléfono en mi pecho y relaje mi cuerpo en la cómoda silla.
-Señora, ¿Quiere que le traiga algo?- Pregunta el guardia.
-No, quedate tranquilo.
Ya son las cinco de la tarde, ya los chicos están un poco cansados y colorados hasta parecen unos camarones, creo que ya es hora de irnos.
-¡Chicos nos vamos!-Les aviso y de inmediato ellos salen del agua.
Nos subimos al auto y nos dirigimos a casa.
-Mami, ¿Cuándo volvemos a la playa?-Dijo Alan.
-Otro día muy cercano amor-Le respondí con cariño.
Mientras vamos de camino a la casa, notó que una camioneta no dejaba de seguirnos.
-Creo que nos siguen señora Coral-Dijo el escolta mientras acelera.
-Eso mismo te iba a decir, solo conduce más rápido-El auto también empieza a ir rápido, a este paso vamos a chocar con otro auto, o quizá perdamos el control.
-Pasame el arma- Le pido al escolta, y este de inmediato me pasa un arma negra.
-Señora Coral, no sabemos de quién se trata. Solo déjeme y habló con el propietario de la camioneta.
-No harás eso. Solo conduce el maldito auto -Le regaño. Se exactamente de quién se trata, por eso le pido que aceleré.
Estaba muy asustada, por ello abracé a Alan con todas mis fuerzas.
-¿Qué pasa mamá?-Preguntó Alan.
-No pasa nada, mi vida-le respondí rápidamente, no estaba segura de que era lo que pasaba, lo único que sentí fue cuando él vidrio de la ventana del lado en que íbamos nosotros se rompió con un impacto de balas.
-Mami tengo miedo-Gritó Alan.
El escolta que iba adelante no dudó en disparar a la camioneta en reiteradas ocasiones, por su parte mi hermana estaba muy nerviosa. Tanto así que gritaba sin parar.
-Maldita sea, creo que nos han pinchado las llantas- anunció el escolta que iba conduciendo. Y en menos de nada el auto empezó a disminuir la velocidad, hasta quedar varado.
-Carolina, agáchate con Alan. Esto se va a poner peor-Les aviso a los chicos y de inmediato salí del auto junto con los dos escoltas, con pistola en manos, empezamos a disparar a la camioneta, en ese momento salen cuatro hombres de esta y también empiezan a dispararnos. Era una lluvia de bala, sudor y mucho miedo, en realidad moría de miedo, pero tenía que proteger a Alan y Carolina.
-¿Quien los ha mandado?-Preguntó mientras me cubría detrás del auto, tengo que buscar la manera de que los chicos salgan del auto, a este paso, los mataran.
-El jefe nos ha enviado a matarlos-¿Jefe? Dios mio, no creo que mi hermano nos haya enviado a matar. Eso no es propio de él.
-¡Tengo que salir de aquí!-gritó Carolina, ella cuando entra en pánico se bloquea y hace cosas sin pensar.
-¡No abras la puerta!-Le respondí pero no me hizo caso y abrió la puerta, no habían pasado ni dos segundos cuando la abre y uno de los hombres le dispara, pero afortunadamente no la alcanzó la bala. Ella empieza a correr en medio de la carretera.
-¡Carolina!-grite desesperada, y Alan estaba llorando.
El escolta de Deivis alcanzó a dispararle a uno de los sujetos pero eran muchos.
-¡Coral tengo miedo!-Gritó Alan en un llanto desgarrador.
-No pasará nada amor-Lo tranquilizó-¡Porfa ya basta!-grite para que los hombres se retiren.
-¡Ve tras la chica!-Ordenó uno de los hombres, y de inmediato uno de los escoltas de Deivis dijo.
-Si das un paso juro que te mató -Lo amenaza, pero el hombre siguió corriendo mientras que los otros nos atacaron a bala para distraernos.
-No les hagan nada-gritó Alan. Y de inmediato salió del auto y se paró justo enfrente de la escena. Levantando sus manos al aire añade-No les hagan nada, mi papi puede darles mucho dinero-Dijo en su desesperación.
-Mira pedazo de mierda-el hombre se acerca hasta el pequeño Alan y sin pensarlo dos veces le da un disparo en su cabecita. Todos quedamos en shock, no podía tragar, mis pensamientos se detuvieron y mi espíritu salió de mi cuerpo, ¿Es enserio? Una lágrima cayó desde mis ojos-Ya, ahora sí terminemos con esto, ya el pequeño mocoso está muerto-Añade el hombre a voz fría.
-¡Alan!-Grito mi hermana mientras se zafaba del agarre del hombre que la alcanzó.
No podía mirar a Alan quien estaba tendido en el piso, su sangre me dió previo aviso de que el ataque fue seguro, lo habían asesinado.
Tomé valor y de inmediato empecé a disparar con gran puntería en el abdomen del hombre que le disparó a Alan, sin importar si muriera o no. Me acerqué hasta el aposento del hombre que quedaba, y le di un disparo por la espalda. Ya que este estaba cargando su arma, por ello no le dió tiempo de dispararme. Del otro hombre que quedaba se encargaron los escoltas de Deivis.
-¡Malditos hijos de perra!-Gritó mi hermana mientras se acercaba a Alan y lo tomó dentro de sus brazos.
Su pequeña frente estaba adornada con una bala ahora, su respiración se había ido y sus ojos azules estaban cerrados.
-Lo mataste maldito-Volví hacia el hombre que le había disparado a Alan ya que estaba aún con vida.
-Si, claro está muerto, maldita perra-Tose y de su boca sale mucha sangre.
-¿Por qué lo has hecho?-Preguntó desesperada mientras miraba a Alan, él no merecía morir así, era un niño de diez años, cómo hay personas tan malas en este mundo.
¿Por qué los mataron?, ¿que tienen en contra de nosotros?
-Porque así lo quiso el jefe-Fue lo último que dijo el tipo y cerró sus ojos.
-Hermana-Carolina me abraza, su vestido de baño está todo empapado de sangre ahora.
De inmediato llamamos a una ambulancia, la cual tardó en venir, pero las noticias fueron muy desagradables, el paramédico nos dijo que ya Alan había muerto, un nudo en la garganta se formó dentro de mi, pegue un grito de dolor, mientras que los paramédicos me ayudan a calmar, mis manos tiemblan y mi piel se eriza, estaba aterrada.
por ello me desmayé.
Desperté en el hospital con una destroza en mi mano, mi hermana estaba a mi lado acostada.
No podía moverme, pensé que todo era un sueño pero no, no fue así, todo fue real.
-Alan-Dije y de inmediato mi hermana se despierta.
-Coral, Alan ya no está con nosotras-Lo dijo de manera fría, debe de estar asustada y muy traumada.
Me abraza y deja reposar su cuerpo en mi pecho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.