Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Acabaré con este sufrimiento

-¿Por qué no habías venido?-Cuestione mientras acariciaba su espalda.
-Estaba en un viaje de negocios, regresé anoche-Trague grueso, entonces ¿no sabe nada de Alan?-¿Pasa algo mi vida?-me pregunta mientras me mira con inseguridad.
-No, no pasa nada-miento como una maldita gallina.
No sé qué decirle, o no sé cómo decirle que su hijo murió, ¡Espera! ¿Cómo es que sabe que estaba aquí?
-Amor ¿Cómo es que supiste que estaba aquí?.
-Ah, me avisó una de las enfermeras, me dijo que ingresaste luego de haber perdido el conocimiento, ¿Acaso no te estás alimentando bien?-Entonces fue una enfermera-pensé. Mientras soltando un suspiro.
-Claro que estoy comiendo bien.
-Coral, no me vuelvas a dar estos sustos, me tuve que venir soplado en cuanto supe tu noticia-Sonríe y acerca sus labios hasta los míos y deposita un rico beso en estos.
-Amor, no es para tanto-Me encojo de hombros.
-Enserio, si te llega a suceder algo, me muero-No sigas diciendo más cosas así, no soy una buena mujer, soy solo una mentirosa, creo que él merece una mujer más sincera.
-¿Y cómo fue tu viaje?-Preguntó tensa, ya estaba empezando a sentirme incómoda. Ya las mentiras estaban cobrando factura.
-Nada fuera de lo normal-Mira alrededor de la habitación como si estuviese buscando algo-¿Dónde está Alan? ¿O con quién lo dejaste?.
Me quedé perpleja, mis labios se pusieron pálidos, y empecé a hablar enredado.
-E-está con mi hermana-No se ni porque dije eso, o al menos eso fue lo que se me ocurrió.
-¿Están en casa de tus padres?-Asentí muy segura de lo que había dicho.
-Si, está con mis papás.
-Iré a visitarlos más luego-Lo interrumpo.
-No, no puedes, mis padres son un poco raros.
-¿Raros en qué sentido?-Se acomoda en la cama.
-Ellos son amargados.
-Mmm, en ese caso les diré que soy el padre de Alan y no pasa nada. Además tú eres mi novia ahora.
-Sí, pero es mejor que yo les diga.
-¿Ocultas algo?-Sus ojos se abrieron.
-¡No! cómo crees-Me eché a reír para disimular un poco.
-Bueno, dejemos eso, está noche me quedaré contigo.
-¿Enserio?-Él asiente como quien dice: si tonta-Pero no pueden quedarse los visitantes, está prohibido.
-No te preocupes, ya arregle con el vigilante. Además te traje algo muy especial.
-¿Qué es?-Sonreí un poco, no puedo con esta situación. Tengo dos noticias que darle, y no se por donde empezar.
-Algo que te va a gustar.
-Me muero por saber.
Él me empieza a contar cómo le fue en su viaje, se le notó bastante entusiasmado, me imagino que todo marchó a la perfección.
-El otro año, viene una mercancía bastante grande para la industria-Añade-La cuál será muy importante para ambos, ya que serás la vicepresidenta de mi compañía.
-¡¿Qué?!-Dije impresionada, creo que esto se está saliendo de control, este hombre va en serio conmigo, si tan solo supiera que de todo lo que le he contado acerca de mi, solo el diez por ciento es cierto. Tome un suspiro y sonreí para seguir disimulando toda está locura.
No entiendo porque me cuesta decirle la verdad. Aunque ya la razón la tenía, en realidad no está en mí, aparté de la depresión me diagnosticaron mitomanía. Vivo con las mentiras en la boca, y me es difícil decir la verdad. Odio ser yo.
¿Te ocurre algo, hermosa?-Me saca de mis pensamientos luego de acariciar mi cabello.
-No, no pasa nada.
-Se que pasa algo, más bien porque no me cuentas, te puedo ayudar. ¿Se trata de dinero?.
-Deivis-él me miró con muchísima atención.
-Si dime, te escucho mi vida.
Su tierna mirada era inevitable, no podía dañar esa sonrisa tan bella que se carga. Dios porque me hiciste tan gallina. Algo que me sucede es que cuando voy a decir la verdad, me tiemblan los párpados, no sé por qué.
-Amor lo que pasa es que…
-Coral, vamos cuéntame-Coloca su mano encima de la mía.
-Deivis lo que pasa es que...-Mi voz empieza a temblar otra vez, y mis ojos se llenan de lágrimas.
-¿Te hicieron algo?-Me pregunta para tratar de ayudarme.
-¡No!-Grite del desespero.
-Amor, me estás preocupando-Mis lágrimas empiezan a caer sin rumbo. Él me tomó de los hombros y me miró fijamente-Tranquila. Aquí estoy yo.
-¡Es mejor que te vayas!-le grité nuevamente con la voz hecha una mierda.
-¿Acaso no estabas feliz de verme?.
-¡No! ¡Ya no estoy felíz!-Coloque mis manos encima de mi rostro.
-Amor cálmate-Me trata de tranquilizar pero mi miedo en decir la verdad era muy fuerte, tanto que entre en crisis.
A los pocos segundos una de las enfermeras entró con mis medicamentos.
-Señor, le pido que salga de la habitación.
-Pero ella es mi novia-Deivis me abraza y yo lo empiezo a golpear sin control.
-Deivis no te quiero ver, solo…¡Vete! ¡Lárgate de mi vista y no vuelvas más.
-Señor, por favor no haga las cosas más difíciles, la paciente necesita reposo, ella está pasando por un trauma calamitoso.
-¿Trauma? ¿De qué hablas?-Cuestionó separándose de mis brazos.
-Señor váyase-Dijo la enfermera mientras sacaba a Deivis a duras penas, ya que él forcejeaba por no salir. Me dolió verlo así, pero no podía decir la verdad mi garganta me falló.

-¡Dios me odio a mi misma!-Terminó de gritar hasta sentir dolor en mi garganta-¡Soy un maldito monstruo!-Mire mis manos las cuales temblablan sin poder controlarlas
-Señora Coral, llamaré a la psicóloga.
No quiero saber nada de nadie, quiero irme de aquí, me levanté de la cama y empecé a golpear la ventana con una silla. Mi sangre hervía de la irá, de la importancia de ser como soy y de no tener el valor suficiente para ser honesta.
La ventana estaba rajando poco a poco y sentí un poco de felicidad al saber que muy pronto se rompería en pedazos.
Cuando por fin partí la ventana, los vidrios hicieron un sonido muy fuerte luego de caer al piso. Asomé mi cabeza por la ventana y el frío viento pegó en mi rostro.
Mire hacia abajo y me encuentro en el noveno piso, tengo dos opciones, una. Tirarme y acabar con todo este infierno, o decirle a Deivis la verdad y esperar a que me odie durante el resto de mi vida. O quizás peor, me asesiné.
No lo pensé más y decidí tirarme por la ventana, me apoyé de los costados de la ventana y me paré en ella.
Siento mucho todo esto Deivis, espero que entiendas que no soy la mujer correcta para ti, voy a acabar con todo esto, espero no me odies cuando te enteres de quién fuí realmente.
-¡Señora!-Gritó la enfermera mientras volvía a la habitación. A las afueras se oía la voz de Deivis. Se escuchaba lastimado.
-¡Mami ¿por qué me haces esto!? ¡Prometí casarme contigo!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.