-No entiendo qué pasa contigo, Coral. ¿Acaso eres masoquista?-Su mirada era indiferente.
-Si-Respondí sin pensar-Además espero que algún día me perdone.
-Debes de dejar de amar a ese tonto-Tomo mis manos y se acercó un poco más hacia mi-Entiende que hace mucho tiempo te amo, quiero hacerte muy feliz, porque mi felicidad eres tú.
-Ramiro, porfavor-Dije en un chillido-Ya para con eso, no puedo amar a dos hombres a la vez.
-Lo lamento-Se disculpa ya que notó mi incomodidad-Es que de verdad, ya basta, tienes que abrir los ojos-Me regaña.
-No puedo olvidar a alguien en un abrir y cerrar de ojos, por favor, dame tiempo.
-Está bien mi vida, te daré todo el tiempo que me pidas, pero recuerda que estaré disponible para ti.
-Muchas gracias-Le sonrió pero él me dio un abrazo.
-Por cierto, ayer recibí una entrevista de trabajo-Se separa de mí para darme la noticia con más detalles.
-¡Qué emoción!-Grité y él me hace callar, colocando su dedo en mi boca.
-Eres tan linda, no pensé que te emocionaras de esa manera.
Ramiro me había comentado que lo echaron de su antiguo trabajo ya que el jefe empezó a cambiar de trabajadores y bueno él fue uno de los afectados.
-¿De que es el trabajo?.
-Pues manejar un camión de alimentos.
-Eso suena muy bien, además se te da súper eso de conducir.
El día con Ramiro se iba volando, él era esa persona que me hacía sacar centenares de carcajadas y hasta lágrimas de felicidad ya que me motiva a ver la vida de otra manera.
-Coral, en diez minutos te darán de alta-Dijo Ramiro mientras miraba su reloj.
-Si, no sabes la dicha que me cargo.
-Iremos a mi apartamento, allí estarás.
-Ah, vale, muchas gracias. Dios te pague.
-No, ya mi Dios me pagó, desde el día en que te conocí-Eso que dijo hizo erizar mis vellos.
Tal y como lo dijo, a los minutos el equipo médico se acercó hasta a mi, y me dieron unas que otras indicaciones y luego firme mi salida del hospital, ya estaba más mejor, ahora soy otra Coral, está más renovada con ganas de vivir, y saber criar a mi pequeño bebé que viene en camino. Y también encontrar a Deivis y contarle todo los acontecimientos que ocurrieron. Solo espero que me perdone.
-Aunque mi nueva casa no es tan grande, se que te va a gustar-Rompió el silencio Ramiro, me había dicho que vivía con su hija, pero dado el caso de su nuevo empleo arrendó un apartamento en el cual se hospeda, su hija vive muy lejos de la ciudad por eso se le dificulta mucho.
-No te preocupes, todo sea por el bien de todos-Dije para tranquilizarlo.
-Eso suena bien, sabes que ando super contento, de que todo haya salido bien.
-Pues si, se nota en tu rostro.
-Voy a trabajar duro para darte todo lo que te mereces-Lo notó demasiado entusiasmado con esto de irme a vivir con él, se supone que en el fondo quiere que yo me convierta en su mujer, ese es su objetivo. Pero no lo va a obtener, yo no puedo sacar de mi mente a Deivis. Lo que comenzó con una simple avaricia, terminó en mi perdición.
-No, Ramiro creo que estas mal entendiendo las cosas, en cuanto mi hijo nazca, lo dejaré bajo el cuidado de alguna enfermera, mientras yo me voy a trabajar, y te juro que voy a devolverte todo lo que has invertido en mi.
-No hables como si fueras un objeto, lo hago porque me nace, eres muy especial para mí.
-Por eso mismo, no quiero depender de ti, por siempre.
-Está bien, pero solo tómalo como un préstamo que obviamente nunca me pagarás-Se echa a reír, qué tontito, es lo mismo-Mira, por esa cuadra vivo yo-Me avisa mientras señala con emoción.
Entramos por la cuadra hasta llegar a su casa, bueno en realidad es muy pequeña, pero algo es algo, de igual manera si mi hermano me ve, de seguro me matará. Y eso es lo que menos quiero en estos momentos, verlo.
Entramos a su casa, a pesar de ser pequeña es acogedora.
Me senté en el sofá mientras Ramiro baja la pequeña maleta del auto.
-Te mostraré tu cuarto, se que ahora que des a luz, buscaremos otra casa más grande para los tres-Ay Dios mío, me siento tan mal por todo esto, él se está haciendo una película en su mente.
Fuimos hasta el cuarto y si, es como lo imagine, diminuto. Además huele súper rico.
-Siéntete cómo en casa, Coral-Sonríe.
-Muchas gracias,-me recoste en la cama la cual estaba súper cómoda
-Iré a la tienda a comprar leche para hacerte un chocolate.
-Ramiro, no es para tanto. No quiero que te preocupes mucho por mi.
-No, simplemente lo hago porque me gusta y listo.
Le sonreí a Ramiro y él también sonrió, para luego salir por la puerta y dejarme sentada en su cama con una inmensa sonrisa.
Dos meses mas tarde.
Ya han pasado dos meses desde que me vine a vivir con Ramiro, durante este tiempo él se ha portado súper lindo conmigo y ha sido muy caballeroso, no me ha faltado al respeto ni nada de eso,
Mientras él se va a trabajar yo me quedo en casa ayudando en los quehaceres. Además de eso, duerme en el sofá.
Hoy vamos a una cita de control prenatal, vamos a hacer una ecografía para ver cómo está Alan, bueno, ese es el nombre que le quiero colocar al bebé, espero que Deivis no se moleste. Por si algún día se entera de que tuvimos un hijo, Aunque creo que no se enterará. Por cierto no he sabido nada de él, tampoco he hecho el esfuerzo para buscarlo. Ramiro me dice que lo olvidé, pero yo aun tengo mis sentimientos encontrados, quiero saber de él, pero no me atrevo, me da miedo que me vaya a mirar con la última mirada de odio que me regaló aquella mañana.