Hoy es el día de la cita, me levanté de buen humor ya que hoy me dirán en qué posición está mi bebé, la última vez estaba con su cabeza para arriba, Dios quiera y ya se haya movido porque no quiero parir por cesárea. Fui al baño e hice mis necesidades, luego me bañe, el agua estaba tan fría que el pobre Alan se estremeció dentro de mi panza. Mis senos están muy grandes y también mis caderas, solté una risa, se que si Deivis me ve de esta manera, no dudaría en hacerme el amor hasta la muerte. Peine mi cabello, creo que ya estoy lista, ahora solo toca llamar a Ramiro. -Ramiro¿Dónde estás?-Llame a Ramiro ya que eran las nueve de la mañana y aún no llegaba, la cita es en media hora, a este paso no voy a llegar. -Coral, estoy entregando una mercancía, mi amor perdóname, no podré ir, pero no te preocupes ya envié un taxi para que te lleve a la cita.
-Bueno, muchas gracias, de veras siempre eres tan humilde conmigo. -No hay de que mi cielo, asegúrate de poner tu cinturón y decirle al médico que tus piernas duelen al caminar-Una sonrisa se dibujó en mis labios, él se preocupa mucho por mí y eso me gusta. Últimamente había pasado con mucho dolor de piernas y mi barriga está muy grande para tener 6 meses. Creo que el bebé saldrá igual de grande que su padre. Tomé mi bolso y mi portapapeles y salí hasta el jardín, sentí una punzada en mis tobillos, oh, esto duele mucho.
Ya han pasado ocho minutos y el desespero me mata, no ha venido el taxi que supuestamente dijo Ramiro que vendría. Me senté en las bancas de madera que están afuera del jardín, a esperar. Le envío otro mensaje a Ramiro diciéndole que el taxi aún no llega, pero él no responde.
Minutos después un taxi se acercó hasta mí. De las ventanas salió la cabeza de un hombre con una hermosa sonrisa. -Hola, ¿tú eres Coral?-Asentí emocionada-Suba yo soy el taxista que la llevará a la cita, su esposo me había contactado. Solté un suspiro y me subí al taxi, el señor fue demasiado amable tanto así que me ayudó a bajar, pero si le aclare el punto de esposo. -Ah, disculpa, pensé que era su esposo-reboza de manera instantánea.
-No te preocupes, todos dicen lo mismo, pero él sería un buen esposo.
-Si, eso demuestra-Sonríe- por cierto, iremos por la otra calle-Me avisa seguro.
-¿Por qué?- pregunté de golpe.
-Mi doña, hay mucho tráfico y pues, se nos hace tarde, fue por esa razón que demoré en venir a buscarla.
-Ah, entiendo-Le devuelvo la sonrisa y me pongo a revisar mi teléfono, ahora que lo pienso, el chat de Deivis sigue igual, no se ha vuelto a conectar desde hace meses, ¿Habrá cambiado de número?. Mire la hora y ya faltaban pocos minutos, no vamos a llegar. -Señor conductor, ¿Puede acelerar?-Lo apuro pero él detiene el auto de golpe y mi rostro pegó en el asiento delantero golpeando fuertemente-¿Qué le pasa?-Farfulló en un mar de enojo.
-Lo siento mucho señora, ellos me obligaron-De que habla este hombre?.
-¿Qué está sucediendo?-Le exijo una explicación.
-Lo lamento-Se disculpó una y otra vez, mientras sus manos tiemblan como gelatina. En ese momento dos hombres abordaron el taxi y abrieron la parte del asiento en donde me encuentro sentado, y me sacaron de un jalón, no me dió tiempo ni siquiera de defenderme, ellos eran demasiado fuertes.
-¡Suéltame maldito gorila!-Ambos hombres me toman de los brazos y me hacen caminar hacia una camioneta azul-Creo que están equivocados-añado.
-Callate maldita loca, nosotros no estamos equivocados, eres el objetivo principal de nuestro jefe-¿Jefe?, No me digas que ellos.
-¿Son los hombres de mi hermano verdad?.
-No tenemos porque decir eso, más bien, lo sabrás cuando llegues. Me suben a la camioneta que estaba parqueada en una esquina, intenté gritar pero uno de ellos hace volar su mano y me da un golpe en el cuello el cual me deja inmóvil. El dolor era horrible tanto así que cerré mis ojos hasta quedar completamente dormida.
***Despierto debido al agua fría que cae en mi rostro. -¡Pero qué rayos!?-Grité al mismo tiempo que abrí mis ojos.
-Eso es lo que se merece una perra como tú-Nunca antes había escuchado esa voz, es una voz masculina, pero firme la cual demanda autoridad. Había poca luz en el lugar, por ello no logró descifrar el rostro de aquel hombre. Me incorporo en medio del piso frío, luego la luz se enciende y veo un hombre bastante joven de algunos treinta, el cual se sentó frente a mí y me miró por unos largos segundos.
-¿Quién eres?-Pregunté sentándome encima de unos papeles que estaban tirados en el suelo, para no mojar mis nalgas, tenía muchísimo frío. El hombre no me respondió solo se echó a reír de manera fría y perturbadora, su carcajada hizo erizar mi piel. -¡Solo déjame ir!-Gritó por segunda vez, y mi garganta dolió-No soy quien buscas, creo que estás equivocado-Le explico tratando de hacerlo cambiar de opinión, pero el cruel gorila se echaba a reír cada vez que yo hablaba.
-Ya cállate, eres un fastidio de mujer-Se volteó de espaldas y salió por la puerta que estaba justo al frente de nosotros, era una puerta blanca.
Mire alrededor y me encuentro en una habitación de color ámbar, al lado mío hay una cama sencilla con sábanas amarillas. Me levanté del piso con ayuda de la cama, y me dirijo hacia la ventana y está estaba totalmente sellada, ni logró ver nada. -¿Alguien por favor puede decirme que mierda hago aquí?-Susurre tratando de encontrar mi alma gemela. No sé realmente qué horas serán pero ya han pasado varias horas desde que me raptaron a este maldito lugar. Solté un suspiro de cansancio, mis piernas dolían, creo que nunca antes había estado tan de pie como hoy, pese a que al lado mío hay una cama, no me atrevía a acostarme. A pesar de que se ve jodidamente cómoda, no quería poner mi cuerpo allí. -Estoy aburrida de este lugar-Brame mientras tocaba mi barriga, mi bebé hoy no se ha movido él se manifiesta constantemente, tengo que guardar la calma, hice una técnica que me enseñó la psicóloga, de respiración. Me sentí más tranquila… Escuché como la puerta se abrió de un solo golpe entrando el mismo sujeto de hace unas horas. En sus manos traía una bandeja.