Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Me mataras?

Cerró la puerta y luego me entregó el agua. Tome el agua con ansias tanto así que llame la atención del gorila. 
-Tenías mucha sed, claro, quien te manda a hablar tanto. 
-Muchas gracias-le entregó el vaso con las manos temblorosas, mi cuerpo esta muy debil. 
-ilota, hueles muy mal-Dijo el gorila tapando su nariz-Apestas a gusanos-La verdad no sé a qué huele un gusano. 
-No es mi culpa que ustedes no me dejen que por lo menos haga mis necesidades-me excusó. El gorila miró hacia alrededor, y asintió.
-No soy quien toma las decisiones, es el jefe, y si él no te ha puesto una habitación con baño no es mi culpa. Aproveche que él estaba mirando para otro lado y le lancé una mirada matadora, juro que si las miradas matarán él estaría muerto. -Listo, ahora sí me voy, y ojo en abrir la boca, no tengo paciencia, y juro que si vuelves a molestar de nuevo te romperé un hueso-
Nada más sirve para amenazar y ya, eres un bueno para nada, un cabrón que solo sigue órdenes. Me recosté en la cama y coloque mi cintura en dirección a la pared la cual estaba fría. Cerré mis ojos hasta quedarme dormida. ^^^^^^^^^ -Me levanté de un brinco y lo primero que ví fue al gorila sentado a un lado de la cama. Su mirada estaba puesta en mis pezones, llevé mis manos hacia estos y me di cuenta de que mi vestido estaba roto, no se que paso, pero cuando me acosté lo tenía a la perfección, mire al gorila con odio y de inmediato me aleje de él. -¿Que me has hecho?-Le preguntó indignada y él me sigue mirando de manera morbosa.
-Lindos pesones. Ya decía yo el porque el jefe se acostaba con una sucia como tú-Escupe en el suelo como si yo le provocará asco. 
-Me haces el favor y me respetas, tú a mi no me conoces-le digo.
-Eso es lo que tú piensas, el jefe me había enviado para investigar sobre tu vida-Hace una pausa-¡Ups! Parece que hable de mas.
-¿Qué?-Tome la sabana y me cubrí el cuerpo.
-El jefe te conoce más de lo que imaginas. Pobre tonta-Se echó a reír y acercó sus manos para tocar mis pies. 
-No me toques, o de lo contrario te arrepentirás.
-O de lo contrario, puedo lamer todo tu cuerpo y hacer contigo lo que se me venga en gana.
-No tienes autoridad, además Deivis no aceptaría. Él aún me ama. 
-¿Amarte?-Cuestiona mi respuesta-Dejame decirte que quien ama, no lastima.
No le respondí nada solo trague horrible y lo ignoré. -¡Alonso!-Escuche el grito de Deivis. Mi estómago se retorció de emoción y no dude cuando ya estaba corriendo, el gorila intentó agarrarme pero le dí un mordisco en la mano hasta lograr que me soltará. Corrí por el frío pasillo buscando la voz de Deivis. -¡Alonso!-Volvió a gritar y eso ayudó a que localizara su presencia. Baje por unas escaleras que jamás había visto, y luego entre por una puerta que me llevaba hasta un cuarto. Me detuve luego de sentir un fuerte olor a cigarrillo, estaba entre la espada y la pared, por esa razón cerré la puerta detrás de mí, en cuanto cierro el gorila se encontró tocando la puerta con mucha fuerza. Menos mal la cerré a tiempo. Mire alrededor de la habitación y me encuentro una sorpresa, era una escopeta en la mesa. Intenté acercarme hasta ella pero unas manos azotaron mi cuello, el sujeto me tomó por la espalda. -Suéltame-Le pido con la voz entrecortada. 
-¿Qué intentas hacer?-Es Deivis… 
-Nada, solo quería ir al baño-Miento a mi favor
. -Entonces la princesa quiere hacer chichi-Me hace burla. 
-Por favor déjame-Empieza a apretar mi cuello. 
-Coral, me tienes como un loco. Hiciste conmigo lo que te vino en gana- Susurra sus sentimientos.
-Te pido disculpas de corazón-Trague horrible mi garganta no podía más.
-Ya es tarde-Pegó su boca a mi oreja provocando cosquillas. 
-Mi vida, de verdad perdóname-Susurro con la voz hecha un nudo. Él dejó de apretar mi cuello y sus manos las deslizó suavemente hasta llegar a mi vientre. Cuando las estaba bajando pude sentir el escalofrío que se postró en mi nuca.
-¿Él te hizo el amor más rico que yo?-Cuestiona y eso hace que mi piel se ponga de gallina. 
-No, él y yo jamás nos acostamos. 
-¿Estás segura de eso?-Me pregunta. Ahora que lo recuerdo Ramiro y yo jamás hemos tenido relaciones sexuales, él ha sido muy respetuoso conmigo y mi bebé.
-Si, te lo juro-Se echó a reír. 
-Esta bien, vamos a creerte-Su voz era un tono bastante suave-pero lo que no me puedo sacar ¡de la maldita cabeza!-empezó a gritar hasta hacer estallar mi oído izquierdo-¡Es cómo quisiste terminar esa relación tan bonita que teníamos !-Sentí cómo intentó apretar mi vientre, pero no le permití, me aparté de él lo más rápido que pude. Gateo como bebé hasta escapar de él
-No me hagas daño-Exclamó por la vida de mi hijo. 
-Ven aquí coral-Se abre de brazos para que yo lo abrace. 
-No puedo permitir que nos hagamos daño. El gorila aún sigue arrebatando contra la puerta pero la fuerte voz de Deivis hizo que parara de inmediato. 
-¡Alonso lárgate!-Listo ya insultó al hombre, ahora sí, enfocó sus ojos hacia mí, se acercaba como una serpiente y eso me daba miedo. El sonido de sus pasos me daba pavor. Jamás pensé sentir esto por él. Corrí hacia la escopeta y la tomé dentro de mis manos. 
-Si te acercas te juro que disparó. Deivis se detuvo y colocó sus manos en su cuello. 
-Tranquila-Susurra pero se sigue acercando, su intención es quitarme el arma, pero no lo lograra. 
-No te muevas, ¡Deivis!-le gritó con impotencia y él deja de caminar y su mirada se entorpece. 
-¿Me vas a matar?-Preguntó alzando las cejas. 
-No, no quiero hacerlo, porque te amo, pero si intentas hacer algo en contra de nuestro hijo, estaría en la obligación de matarte.

 




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