Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Era necesario

Coral… Desperté luego de escuchar la voz de Anastasia, me levanté de golpe mientras limpiaba la baba que colgaba en mi boca-Lo siento… No quise asustarte-En realidad desperté con temor, estaba soñando que era atrapada y maltratada por Deivis.

-No te preocupes, suelo tener pesadillas, y gracias a ti, me evite una-Sonreí para no hacerla sentir mal.

Anastasia se sentó a mi lado y sonrió-Prepare unos cangrejos, son tus favoritos, ¿lo recuerdas?-Ah, ahora que lo recuerdo, amo el cangrejo, y vaya que ella se ha acordado, creo que ella siempre fue una gran amiga es solo que nunca la supe valorar. -Muchas gracias, hacía tiempo que no los probaba. -No se diga más, ahora los comeremos juntas. Ambas nos dispusimos a comer…estaba muy delicioso todo. -No has perdido tu hermosa sonrisa Coral-Halaga Anastasia mientras me pasa unas servilletas para limpiar mi boca. -Muchas gracias por todo lo que ha hecho Anastasia. -No te preocupes, sabes… algo dentro de mi corazón me decía que tú ibas a volver algún día. -Parece que ese algo, no sé equivoco-Ambas empezamos a reír. Anastasia transmite aun la misma paz que en la universidad brindó, y veo que eso no ha cambiado a pesar de los años, sigue siendo tal cual como era por lo menos ella ha conservado eso, pero qué hay de mí, en vez de mejorarme se convirtió en una mentirosa. -¿Aún no te has casado?-Pregunté mientras hacía un lado de la mesa el plato en el cual habían quedado desperdicios de cangrejo. Anastasia soltó un suspiro y pude notar una gran tristeza en sus ojos pero luego sonrío. -Estaba casada, pero bueno…Ya soy una mujer libre. -¿Por qué lo dices de esa manera? ¿No eras feliz?-Negó una y otra vez. -Mi ex esposo, era un perro infiel, me cansé de vivir esa vida de infierno, no merezco eso. -Entiendo… -Pero ese matrimonio me dejó dos hermosos hijos-Claro ya decía yo él porque había un parque afuera de su hogar. -Me alegra mucho Anastasia, los niños son seres maravillosos. ¿Qué edad tienen? -Mi hija mayor tiene ocho y mi hijo menor tiene seis. -Están pequeños…me imagino que son un amor. -Si, gracias a ellos me he sentido la mamá más maravillosa del mundo. Los niños son seres maravillosos.

Verla sonreír de esa manera por sus dos hijos me llena de alegría y también de tristeza, claro está, porque voy a ser madre en algunos meses pero también recuerdo la voz del pobre Alan y eso mortifica mi corazón. -No te sientas mal, tu no tuviste la culpa de la muerte de tu hijastro, son cosas de la vida-¿Acaso notó mi tristeza?. -Anastasia soy una porquería de persona. -No digas eso, eres un ser maravilloso, lo único que tienes que hacer es hacer las cosas bien, y verás que todo en tu vida saldrá como lo esperas. -Si, te prometo que desde hoy empezaré a cambiar. -Me alegra escuchar eso. -¿Y tus hijos no están en casa?-Cuestionó mientras seco mis lágrimas las cuales salen sin previo aviso. -Mis hijos están en casa de su padre, bueno tenemos custodia compartida. -Entiendo, pero es una pena que ese hombre no te haya sabido valorar, en serio eres extraordinaria. -Lo se… pero solo le deseo lo mejor en su vida-Anastasia sonrió de una manera jamás vista, al menos no quería verse como una mujer débil delante de mí-Ya no hablemos de esos hombres fríos, ahora más bien, ve a cambiarte de ropa, en mi closet hay una variedad de vestidos, escoge el de tu preferencia. -Gracias amiga-Anastasia se levantó del sofá y me estrechó sus manos, las tomé y me levanté del sofá. -Te mostraré tu habitación… Mientras subíamos por las escaleras, miré hacia la izquierda y vi colgada una foto que nos tomamos cuando apenas íbamos a la universidad en el primer semestre, quedé impactada tras ver como ella conservaba todo, además de eso, jamás me olvidó. -¿Aún la conservas?-Le pregunto y ella se detuvo para mirar lo que yo estaba viendo. -Si, siempre te consideré mi mejor amiga. Sentí unas cosquillas en mi cuerpo, aún había personas que me querían en este mundo. Terminamos de subir las escaleras y ella me condujo hasta un cuarto que estaba al final del pasillo, era de color azul y tenía una pequeña cama. -Este será tu cuarto, siéntete como en casa, si quieres algo solo tómalo, no me pidas solo tómalo con confianza. -Está bien, lo haré. De igual manera muchas gracias. Sentí vergüenza, ya que ella estaba haciendo mucho por mi. -Acomodate, iré abajo a contestar una llamada-Justo cuando estábamos hablando el teléfono estaba timbrando. Cerré la puerta y pude sentir el silencio que abordaba dentro de mis oídos, el silencio de la paz, por fin estaba en un lugar limpio y lleno de armonía, me tire a la cama y dejé mi cuerpo. A mi mente llegó el hermoso rostro de Deivis, sus lindos labios y su ronca voz. Ay Dios mío, ¿qué es esto?. Pero luego llegó la imagen de sus últimas palabras, mientras me decía que fuera feliz a mi manera, pero lo que más me duele es que él tenía una cajeta para pedir matrimonio, no sé qué quería exactamente, y porque si me quería pedir matrimonio, ¿Porque me azotó y maltrato tanto? ¿Era necesario? Me sentí tan confundida. Me levanté de la cama y fui hasta el baño, en cuanto hice mis necesidades, opte por colocarme un vestido de color marrón, que tenía una tiritas que colgaban en mis hombros.

 




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