Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Llegando a casa

Sus pestañas son grandes como las mías y lo que llamó más mi atención es que tiene un lunar en medio de sus cejas. Lloré... Lloré de emoción, en el fondo me sentí vacía porque quería compartir este momento mágico junto con Deivis, pero él... No sé qué será de él, si murió o quizás vivió. Mordí mi labio de la misma frustración, mi vida ya ha sido una miseria, pero ahora tengo que vivir por mi bebé, aunque en el pasado solo quería quitarme la vida. Pero ahora tengo un motivo por el cual vivir. Mi hijo Alan. Antes de que la enfermera se retirará, le pedí que por favor le avisará a Anastasia que ya estamos bien, a lo que ella asintió. -No se preocupe, en este mismo momento iré a decirle a su amiga.

-Me alegra mucho que Alan naciera muy bien-Dijo Anastasia mientras abrazaba a su hijo menor.

-Si. De hecho se parece mucho a su padre, aunque él-En el momento en el cual iba a empezar a hablar de Deivis Anastasia interrumpió.

-No importa, estamos nosotros, nosotros ahora somos tu familia, y puedes contar con nuestra ayuda ¿Verdad mis hijos?-Los niños asintieron al unísono.

-Muchas gracias Anastasia.

-No hay de que, por ahora solo tienes que disfrutar de esa maternidad, y velar por la salud y bienestar de Alan, no importa si el padre de ese bebé, los haya abandonado, ahora eres tú y Alan contra el mundo-Sus palabras me empoderan, tenía que sacar fuerzas de donde no había para mi hijo, él me necesita sana y con la mente al dia.

-Así será Anastasia-Afirmó con una sonrisa ladina.

Ya han pasado tres horas desde que di a luz, mi bebé se encontró bebiendo su leche y mis senos empezaban a ponerse duros, luego de ser succionados. Al principio dolía, pero luego me acostumbre al dolor.

-Mami tengo sueño-Manifestó su pequeño hijo mientras frotaba sus bellos ojos.

-Mi amor, déjame y llamo a tu tía Leticia para que venga por ustedes.

-Está bien mamá-Acepta Nidia con una sonrisa-Coral tu bebé es un niño-Agrega la menor mientras se acerca hasta nosotros para ver con más detalles a Alan.

-Así es Nidia- sonreí.

-Coral, voy a buscar algo de beber para ti-Me avisa Anastasia y tomó a su hijo menor del brazo y se fue con él, me quedé junto con Nidia quien vio al niño con una mirada profunda pero tierna. Cerré mis ojos del cansancio, en verdad estaba exhausta, ese parto me dejó toda molida, mis entrañas están dolorosas a causa de esto. No sabía que parir era algo tan duro.

 

-Coral, si tienes sueño puedes dormir. Yo me quedaré cuidando a Alan-Dijo la niña y yo me eché a reír, ella es tan dulce como la piña.

-No, no puedo dormir, tu madre me dejó bajo tu cuidado.

-Ah, es verdad, pero no iré a ningún lado, solo estate tranquila… Sabes la profesora de ciencias nos dió una clase acerca de los bebés. Y cómo se forman en la panza.

-¿Enserio?.

-Si, de hecho, también nos dijo que ellos comen por el ombligo.

-Si, eso es verdad. Aunque no se mucho del tema, pero si quieres me enseñas- Ella se sintió feliz y de inmediato me empieza a explicar como una profesional. Con cada palabra que ella mencionaba abría más y más impresión en mí, no podía entender como una niña tan pequeña sabía tanto de dicho tema.

-Coral.-La voz de Anastasia hace que la explicación de Nidia se detenga. Anastasia traía unos jugos, entró y se sentó en el sofá junto con su hijo menor, mientras que Nidia siguió explicando sin importar el que su mamá estuviera

-Hija por favor deja que coral se tome su jugo-Anastasia la regaño y ella de inmediato se sentó al lado de su mamá.

-Amiga ella solo me estaba explicando la formación del feto.

-Ah, era eso, bueno cariño ahora que coral descanse puedes seguir explicando. ¿Vale?.

-Si mamita-La niña le dió un sorbo a su bebida la cual se vio ligeramente apetitosa. La noche ha llegado, ya los hijos de Anastasia se fueron a casa de su tía Leticia, lo cual dejó más tranquila a Anastasia, ella se encontró cambiando el pañal de Alan quien se había hecho popó.

-Amiga siento todo esto, no tengo cara para agradecer todo lo que has hecho por nosotros.

-Es un gusto servir para ti, coral. Ella lo hacía sin esperar nada a cambio, es más como si le estuviera gustando esto de los bebés. Lo que llamó más mi atención es que mi hijo no llora, bueno no ha llorado desde hace algunas horas… Es un niño muy frío. -Anastasia, mi hijo no llora, tengo entendido que los bebés lloran con constancia cuando están pequeños.

-Si. Es verdad, pero tienes que entender que no todos son iguales-Me dejó más tranquila eso que dijo. Platiqué con Anastasia de todo un poco, tanto que nos quedamos dormidas, ella es muy risueña.

A la mañana siguiente, desperté con un dolor en el cuello, está cama no es tan cómoda, mi bebé aún dormía, podía sentir su calor recostado en mi costilla. Anastasia aún seguía dormida, no la desperté solo la dejé, la pobre debe estar cansada, ya que se ha encargado de casi todo, y hasta para llevarme al baño le ha tocado, está cesárea no me deja siquiera dormir, anoche intenté reír pero me dolió, era algo tan increíble, pero esto es la maternidad. Rodé mis ojos luego de ver cómo la puerta se abría con cuidado. -Buenos días mami-Susurra una de las enfermeras quien en sus manos trae una bandeja.

-Buenos días señorita -Musito para que Anastasia no despertara aún, quería que durmiera un poco más.

-Vamos a colocar está medicina para bajar tus dolores-Asenti y ella de inmediato comenzó a colocar la medicina mediante la bolsa de suero. En cuanto el líquido tocó mi cuerpo pude sentir como mi dolor se estaba calmando, es extraordinario todo lo que puede hacer la ciencia. La enfermera se marchó del lugar con una sonrisa amigable. Anastasia se despertó en cuanto escuchó el sonido de la puerta.

-Coral-Se sentó en el sofá-¿Cómo amaneció el bebé?-Preguntó enfocando su sonrisa hacia Alan.

-Estamos bastante bien amiga, gracias por preguntar.

**Ya han pasado dos días y hoy por fin nos dan de alta, estaba muy feliz, ya pronto estaremos en casa. -La señora coral por favor firme en este documento en el cual usted autoriza la salida del hospital-La recepcionista me da la orden y de inmediato firme. Luego firmo mi acudiente en este caso Anastasia. Sentí las manos de Anastasia sobre mis hombros me transmitían paz y de que todo estaría bien. Así fue… Ya estábamos en el auto, nos estábamos dirigiendo hacia casa. -Me imagino




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