Amor imperdonable de un millonario: (libro 1)

Especialista

Nidia se pondrá muy feliz ahora que sepa que vamos en camino-Dije mientras sacaba uno de mis senos para darle de comer a Alan.

-Si, de hecho me llamó hace unos minutos, ella está demasiado feliz con todo esto Coral. Ya hacía falta el llanto de un bebé en casa, de verdad… 
Anastasia sonrió y pude ver cómo una lágrima escapó de sus bellos ojos. -Me alegra mucho que seas una mujer fuerte. A pesar de todo lo que viviste con el padre de tu hijo Coral.

-Mi hijo es la fuerza que siempre me faltó para ser una mujer decidida-Le respondí.

Nos detuvimos frente a casa y la primera persona que vimos fue a Nidia quien jugaba en el parque. En cuanto vio el auto, soltó sus juguetes y corrió hacia nosotros. -¡Mami! ¡Coral! ¡Alan!-Gritaba nuestros nombres con tanta emoción que era transmisible. Anastasia bajó del auto y me ayudó a bajar, en mis brazos tenía a mi bebé cargado. Caminamos hacia la sala de estar en donde estaba Leticia Ella sonrió y nos invitó a sentarnos, la casa estaba limpia y olía a vainilla, es acogedor este hogar es como si la presencia de Dios estuviera aquí.

Once años después.
Ya han pasado once años desde que me vine a vivir a la casa de Anastasia. Durante todos estos años me convertí en una mujer guerrera y luchadora para darle a mi hijo el pan de cada día. Actualmente vivimos a unas cuadras de la casa de Anastasia ya que sus hijos han crecido y la verdad era un poco incómodo estar también con ellos, ya que el cuarto en el cual estaban Alan y yo, lo tomó su hijo menor. Nos fuimos no porque Anastasia me lo pidiera sino más bien porque me di cuenta que sus hijos eran unos adultos y ya era hora de rehacer mi vida, por mi lado estoy trabajando en un restaurante de mesera. Por su parte mi hijo Alan está en la escuela y la ruta me lo trae a casa. También tenemos dos mascotas llamadas Milena y Juan, ambos son pitbull son muy adorables y cariñosos además de eso cuidan muy bien la casa y también se han convertido en los mejores amigos de mi hijo. Qué decir de Alan es un hombrecito muy bonito y muy valiente además de eso tiene los rasgos físicos igual que su padre, son sin dudas dos gotas de agua, el parecido es impresionante. Mi hijo me ha preguntado mucho por su padre, le digo que su padre tuvo un accidente cuando él era pequeño, la verdad no hemos sabido nada de Deivis, ni siquiera su nombre lo hemos escuchado en boca de otras personas, ni tampoco se nada de mi hermano Yeison ni de Carolina, es más, tampoco sobre los Julios, cosa que me hace un poco feliz. Ya que llevamos una vida muy llena de paz y armonía. Me encuentro en la cocina preparando unos waffles a mi hijo, le encantan los waffles con mantequilla, aunque no es tan saludable la mantequilla a su corta edad, trato de usar muy poca. -Mami por favor me ayudas a abotonar una camisa, es que tengo mi dedo lastimado-asentí dejando a un lado la barra de mantequilla y poder ayudar a mi hijo. Anoche el pobre estaba jugando con los perros y terminó lastimando su dedo, porque resbaló y cayó todo su cuerpo encima de su manito.

-Hijo cuantas veces quieres que te digas que tienes que ser más cuidadoso.

-Lo sé mamá, es solo que anoche estaba jugando muy divertido con mis amigos y tú sabes que ellos son un poco bruscos-Alan soltó una risita muy divertida lo cual me contagió, su bella sonrisa es muy hermosa me imagino que de grande va a Tener muchas novias.

-Te la dejaré pasar esta vez, de lo contrario no puedo aceptar que sigas jugando con ellos.

-Está bien, seré más cuidadoso. Mientras le abotonaba la camisa a Alan sintió un fuerte olor a quemado, choque mis dientes y de inmediato corrí hacia la cocina, los waffles se estaban quemando en mis narices y podía escuchar las carcajadas de Alan. -Mami te ves tan chistosa corriendo-llevo sus pequeñas manos hasta su barriga ya que sus carcajadas eran incontrolables.

-Hijo por favor-Lo regaño y de inmediato dejó de reír.

-Lo siento mami-Agacha su rostro. Cosa que me preocupa un poco es que Alan es muy sentimental, cualquier cosa lo conlleva al llanto o la tristeza o simplemente a la frustración no sé si esto tenga que ver con mi embarazo, la verdad la pasé muy mal fue algo estresante y muy tedioso , viví episodios de amargura, ansiedad y también depresión.

-Gracias mami-Solté un suspiro, por poco se pone a llorar. Se comió los waffles aunque estén un poquito quemados.

La semana pasada le aparte una cita para poder llevarlo al psicólogo ya que no me convenció esos estados de ánimo, si Dios permite el lunes tiene la valoración. Alan ya ha terminado de comer su desayuno, ahora solo falta alistar su bolso y listo para ir a su escuela.

Estos días he tenido la mente muy distraída en el trabajo, ya que la profesora de Alan me llama constantemente diciéndome que ha perdido muchas notas y también ha estado un poco flojo con respecto a la educación física, solamente quiere estar sentado y mirando a sus compañeros. Creo que mi hijo está teniendo algún problema cognitivo…

-¡Mamá la ruta ha llegado!-Gritó Alan mientras tomaba su bolso y corría hacia la puerta para abrir, corrí detrás de él para alcanzarlo y poder llevarlo hasta la ruta, él estaba muy desesperado.

-Con calma…te harás daño-Musitó cerca de su oído. -Está bien mamá-Abrí la puerta y tomé a Alan de la mano, caminamos hasta el jardín y salimos hasta la calle, el auto estaba justo enfrente de casa, podía escuchar los gritos de sus amiguitos, ellos son muy felices cuando ven a Alan, aunque a él no les importa ellos. A pesar de ser un niño un poco distraído él es muy buena persona, es solo que tiene sus personas que le caen bien. Y si le caes mal mejor te ignora.

 




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