Amor Inesperado

Capitulo 3

 

Eider Johnson



 

—Me siento tan cansada de caminar, creo que nos excedimos con las compras. — inquiere Julissa.

—Bueno, lo importante es que ya tenemos todo listo para esta noche. —menciona Génesis. —Y tú, mujercita, no te hagas la loca. Hoy es para disfrutar; nunca salías con nosotras a los clubs, siempre te quedabas en casa. Ha llegado la hora de divertirse y nada de pretextos. — demanda.

—Ya, ya, está bien, pero es que ustedes saben que yo ni sé beber. La primera vez que ingerí una bebida alcohólica, me dio hasta migrañas al día siguiente. Y eso que fueron dos vasos de tequila. Ahora imagínense cómo estaré mañana. Mejor no salgo, vayan ustedes. —mencionó.

—Tranquila, nosotras estamos tranquilas, nada va a pasar. Verás que la pasaremos increíble, y quién sabe, tal vez encontremos a nuestros príncipes esta noche. — interviene Genesis.

Volteo los ojos ante la mención de eso. No sé por qué siguen con lo mismo, no quiero nada, estoy bien con mi soledad.

—¡Hey! no hagas así, y es en serio. Esta noche sí o sí encontraremos a nuestros príncipes azules. — decreta Julissa.

—Ya está bien, como demanden. –me rindo, con ustedes mujeres es imposible. — Yo entro primero a la ducha, ustedes se demoran mucho. ¿Nos quedan? — miro hacia el reloj —¡Madre santa! Son las 6:30!. — exclamó.

—Tenemos tiempo más que suficiente, apúrate tú, que te tenemos que poner más bella de lo que ya eres. — me sonrojo. Y es porque yo ni me maquillo, solo me pongo gloss y un poco de rubor en crema nada más. —Vamos, apúrate, entra al baño ya. Tienes 15 minutos para salir de allí, nosotras nos hacemos cargo del resto —exige Genesis, empujándome con firmeza por la espalda.


 

[•••]


 

—Y listo. Ahora Génesis destapa el espejo, para que se vea —anuncia Julissa.

Observó cómo retira lentamente la toalla improvisada, evitando que me vea en el espejo.

—Vamos, quita eso de una vez —exijo.

 

Un silencio llena la habitación. Me observó detenidamente mientras me levantaba del asiento, y mi boca se abre de sorpresa. Realmente, no parezco yo; me veo extraordinariamente hermosa. Es asombroso cómo el maquillaje puede transformar a una persona. Esta es mi primera vez luciendo así; ni siquiera para mi graduación me maquillé, solo apliqué lo mismo de siempre. Pero ahora, estoy sin palabras. Me siento como una princesa; el vestido se ajusta perfectamente a mi cuerpo, mi tono de piel resalta y mis ojos azules se roban el protagonismo. Al girarme hacia mis amigas, las encuentro sonriendo, contagiadas de mi felicidad. Camino hacia ellas y las abrazo a ambas.

 

—Gracias, gracias, me veo muy…

—¿Hermosa? ¿Preciosa? ¿Una Reina? Pues claro que sí, chiqui, eres hermosa por naturaleza; solo hicimos unos que otro retoque nada más. — me interrumpe Julissa.

—Es que siento que no soy yo.

—Pero sí lo eres, bebe. Ahora nos toca arreglarnos. –menciona Génesis. —Y no debes agradecer nada; sabes que lo hacemos con mucho cariño. Eres como nuestra hermana. — afirma.

 

Después de 20 minutos, finalmente todas estamos listas y salimos de la habitación. Nos encaminamos hacia el Club, que, según lo que descubrí en internet mientras las chicas se arreglaban, se llama CLUB IMPERIUM. Es sumamente exclusivo, reservado sólo para personas selectas; obtener una reserva es todo un desafío, además de que es costoso. No sé cómo lo lograron las chicas, pero sí consiguieron asegurarse un lugar.


 

Llegamos al club, Julissa entrega la reservación, nos hacen pasar y nos señalan nuestros asientos. Estamos al parecer en otro extremo; desde aquí se ve la pista donde ya hay personas bailando. El ambiente está bien; aunque es mi primera vez, me gusta, creo que sería mi estilo.

—¿Damas? ¿Qué desean servirse? — El mesero me saca de mi espacio astral.

—Una margarita, un shot de tequila ¿y? — Me mira Genesis, para ver qué voy a pedir, y solo alzo los hombros. No tengo ni la menor idea de qué pedir, si ni sé nada de bebidas alcohólicas.

—Otra margarita también, por favor. — interviene Julissa, al ver mi silencio.

—Gracias. Ustedes saben que ni idea de bebidas, pero solo dos tomaré; las vine a cuidar y antes que digan algo. No quiero amanecer con migrañas; ya saben que no las soporto. Así que ustedes se van a divertir y yo las voy a cuidar. ¿Estamos? — demandó, a lo que las dos solo me sonríen.

—Pero a bailar así. Así que tomamos y vamos a la pista de baile. ¿Ok? — me mira con cara de mamá enojada. Y yo asiento la cabeza en confirmación a su demanda.


 

[•••]


 

Dios, ya no aguanto los pies, y lo peor es que no sé qué me dieron, pero ya me siento super mareada. Camino hacia mi puesto y saco mi celular para ver la hora. ¡Miércoles! Son la 1 am. Las chicas están bailando, así que me levanto mientras termino de beber uno de esos tragos que ni recuerdo el nombre, pero me gustó. Dejó el vaso en la mesita y camino hacia los baños; entro, hago mis necesidades, me lavo las manos.

 

Apoyó ambas manos en el mesón y me observó en el espejo. Siento una ligero mareo. Al salir del baño, en mi trayecto, me choco con alguien. Me disculpo rápidamente y continúo mi camino. Sin embargo, siento que sujetan mi brazo y me jalan. Chocó de nuevo, esta vez con un pecho fuerte. Al levantar mi mirada, me encuentro con un par de ojos castaños que me examinan de arriba a abajo, al igual que yo, mientras me separo de su agarre. Me habla pero por mi borrachera ni se que respondo. Solo intento escaparme rápido de este hermoso ser antes de cometer un error. 

 

Cuando ya creo que me libre no me da a tiempo de nada y…

 

—Excusez-moi (discúlpame) – murmura, cuando no me da tiempo a responder y me planta un beso. Me quedo plasmada, en shock. Mientras me comienza a devorar los labios, tan rudamente, que no sé si es por la borrachera encima, que también comienzo a besarlo, mientras me acoplo a su rudeza.




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