Capitulo 19

La visita al estado no fue para nada desagradable. Pudieron recorrer las calles más populares del centro, fueron a un restaurante donde la comida era exquisita y conocieron varios de los lugares turísticos.

En ese momento se encontraban por el kiosko observando el bello atardecer. Algo que se había vuelto habitual para Berenice quien deleitaba su vista con este lindo suceso regalado por el planeta y el Dios que lo creó.

—Perdón, no quiero sonar desagradecida ni nada.—Berenice interrumpió la plática de los profesores, lo hizo con mucha pena pues lo estaban disfrutando mucho.—El día ha sido muy productivo pero. ¿Cuándo iremos a la zona arqueológica? Ya está anocheciendo.

—Oh claro, Rubén me contó de eso pero no pensé que quisieran arruinar unas vacaciones yendo a ese aburrido lugar en este momento.—Gustavo tomó la palabra para responder a Berenice.—Por eso me tomé el atrevimiento de traer un informe completo para ustedes. Aquí he detallado todo lo que sé respeto a esto. Si quieren ir a la zona arqueológica iremos mañana para que puedan disfrutar de tomarse muchas fotos.

—No, pero nosotras queríamos ir a ese mítico lugar. De hecho nos dijeron que usted nos podría dar acceso a una zona predilecta que no está disponible para todo el público.

—Oh, no pensé que ustedes fueran fans de la antropología, por eso quise ahorrarles el trabajo de ir a ese lugar.

—¿Cuáles son las conclusiones?—Preguntó Rubén interrumpiendo las disculpas de su colega.—¿Pudiste investigar algo de lo que te conté?

—Si, pero aún no tengo una conclusión precisa, tengo tres hipótesis acerca de lo que sucede. —Se puso muy serio.—Las cuestiones espirituales nunca han faltado en este trabajo. En cada excavación siempre salen varios mitos los cuales dicen que se ha liberado algo o que hicimos enojar a alguna deidad. Pero nunca he presenciado algo por mi mismo. O eso creo.

—¿Cómo qué eso crees?—Preguntó Rubén preocupado por su idea.

—Hace unos días encontramos un objeto brillante. Y cuando digo encontramos es porque no habíamos hecho excavaciones ahí. Pero ese objeto estaba bajo tierra y brilló tan fuerte que la luz traspasó la tierra. Un trabajador se dió cuenta y de inmediato hicimos nuestro trabajo para sacarlo de ahí. Era un objeto pequeño y hecho de piedra. Tenía tallados algunos símbolos que desconocía hasta ese momento. Llegué a la conclusión que era un amuleto y que tiene cierta función.

—¿Un amuleto antiguo?—Preguntó Berenice muy interesada en el tema.—¿Cómo es?

—Creo que mi descripción no puede ser muy acertada, al menos no más que una fotografía.—Sacó su celular y buscó la imagen para mostrarlo.

La primera en verlo fue Lorena y al hacerlo se sorprendió tanto que provocó la curiosidad en los demás. El segundo fue el profesor Rubén pero él sólo valoró la pieza arqueológica que veía, no su contenido en sí el cual era desconocido.

La última en verlo fue Berenice y oh sorpresa para ella también. Era una copia exacta al amuleto que le había dado la tarotista y que despertó sus visiones.

Su cara de sorprendimiento causó curiosidad en los profesores quienes querían saber todo.

—Dígame señorita, ¿Había visto eso antes?—Gustavo rompió el silencio.

—Si, ese es un amuleto. Sus grabados son del amor. Osea… es el amuleto del amor.

—¿Cómo sabe eso?, ¿Quién se lo dijo?—Estaba muy interesado en esa parte.

—Es una larga historia pero una tarotista en mi ciudad me dió el mismo símbolo y me dijo que era para eso.—Su tono de voz era tímido pues no quería dar una mala impresión por el tema.

—¿Su tarotista tiene una pieza arqueológica invaluable como está?—Se sorprendió aún más el profesor.—Bueno me atrevo a decir que sea una copia, aunque es muy raro pues no he visto más como estás vendiendose por ahí. Pero algo si le puedo asegurar señorita. Este amuleto no es de amor.

—Con razón no te funcionó amiga.—Dijo Lorena con su típica ocurrencia.—Ni ella sabía lo que tenía o no era verdadero.

Berenice la miró queriéndola matar con sus ojos por el comentario inoportuno.

—¿De qué es ese amuleto?—Llegó Rubén muy oportuno con esa pregunta para salvar el día.

—Busqué todo lo que pude en su relación y encontré que en general son símbolos de invocación. Se usaban para atraer a los que ya han muerto.—Su redacción daba algo de temor, era bueno para contar historias de suspenso y terror.—Además trae un tallado que se usaba para sellar almas, osea dejarlas encerradas en estas piedras. Algo muy triste hasta cierto punto… una verdadera maldición.

—Osea que alguien dejó encerrados espíritus en esos amuletos.—Lorena también estaba poniendo atención al interesante tema.

—De ser eso cierto, no me imagino lo que esas pobres almas puedan sufrir ahí por quién sabe cuántos años.

Berenice se quedó en silencio un rato, reflexionó y analizó la situación mientras los demás seguían discutiendo sobre los efectos del amuleto.

Lorena la miraba en instantes pues sabía que su amiga estaba rara y quería saber por qué.

—Creo que ya se que pasó.—Dijo justo a tiempo para resolver las dudas de su amiga.—En ese amuleto venían encerrados los espíritus que me acosan en mis sueños.

—¿Cómo dice?—Preguntaron los profesores al mismo tiempo.

—Yo fuí con la tarotista para solucionar un problema de amor, ella me dió el amuleto afirmando que con él, mi vida amorosa tendría un cambio. Pero no fue así.—Se puso más seria y habló rápido pues quería contarlo todo para liberar ese estrés que llevaba cargando.—Mi vida amorosa siguió igual pero comencé a tener sueños, unos que se montan al pasado. Justo en este lugar. Hay personajes muy, muy claros a los cuales no conocí nunca pero llegué a la conclusión que al venir aquí podría descifrar quienes eran y así poder descansar de nuevo con tranquilidad y no sentirme acosada por ellos nuevamente. Esa es la misión. Perdonenme si no fui sincera con ustedes desde un inicio pero la situación es así. Quiero liberarme de esto que me pesa y que no es mi culpa, solo me metí en esta situación por indecisa en un tema que debí solucionar yo misma. El amor viene del interior, ahora lo se.