La niebla seguía arrastrándose por las colinas cuando Eleanor y Duncan se despidieron aquella tarde.La breve conversación había dejado a Eleanor con una sensación extraña,como si hubiera vivido suspendida en el tiempo.Mientras caminaba de regreso a su hogar,los ecos de las palabras de Duncan le venían a la mente."No todo lo que se dice de mí es cierto."
¿Qué secretos escondía el Laird de Dunraven?
Y lo más inquietante,¿por qué sentía una atracción tan poderosa hacia un hombre que apenas conocía?
Al día siguiente,la rutina diaria de Eleanor se sentía irreal.Su hermana Fiona notó el cambio en ella,pero no dijo nada.Solo la observaba en silencio mientras bordaban junto a la chimenea de la gran sala.
—Parece que tu mente está en otro lugar—comentó Fiona,rompiendo el silencio.
Eleanor dejó la aguja y suspiró,dándose cuenta que llevaba minutos sin avanzar en su labor.
—Tal vez lo esté—respondió ella,con una sonrisa leve.
Fiona sonrió con complicidad.Aunque no sabía exactamente qué estaba pasando por la mente de su hermana,sospechaba que había algo o alguien detrás de esa distracción.
—He oído que Laird Fraser está buscando restaurar Dunraven.Hace años que nadie pone un pie en ese lugar,ni siquiera los aldeanos.
Eleanor sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo al pensar en el castillo abandonado,sumido en secretos.No podía negar que el misterio en torno a Duncan Fraser la atraía de una manera que no lograba comprender.Decidida a no dejar que esa curiosidad la dominara,trató de desviar el tema.
—¿Sabes algo más sobre él?—preguntó aparentando desinterés mientras mantenía la mirada en su bordado.
Fiona hizo una pausa,pensativa.
—Solo lo que se dice en el pueblo.Se le culpa de la muerte de su prometida,pero nadie conoce los detalles.Ella murió poco antes de su partida,y desde entonces,el castillo quedó abandonado.Hay quienes dicen que su fantasma aún ronda por allí,esperando respuestas.
Eleanor sintió un nudo en el estómago.La historia de la prometida de Duncan,Isabel,era conocida en toda la región,pero los detalles siempre habían estado envueltos en misterio.
¿Qué había pasado realmente?
¿Era Duncan el hombre frío que los rumores pintaban,o había más en la historia que las habladurias de los aldeanos?
Esa misma tarde,Eleanor decidió salir de nuevo,esta vez siguiendo el sendero hacia Dunraven.Algo dentro de ella,más fuerte que la razón,la empujaba a ir.
Los árboles se alzaban altos y silenciosos a ambos lados del camino,sus ramas desnudas susurrando con el viento.La tierra estaba húmeda por la llovizna reciente,y el aire olía a musgo y a tierra mojada.
Al llegar al castillo,la estructura imponente parecía aún más solemne bajo el cielo nublado.Las torres de piedra gris se elevaban sobre las colinas,rodeadas por un paisaje agreste y salvaje.El castillo parecía enraizado en la misma tierra,como si fuera una parte inseparable de las montañas.
Las ventanas altas y estrechas reflejaban la luz débil del atardecer,y las sombras se movían entre los muros antiguos como si fueran guardianes invisibles.
Eleanor se acercó a la entrada principal,donde las grandes puertas de madera tallada aún conservaban su majestad a pesar del paso del tiempo.
Levantó la mano para llamar,pero antes de que pudiera hacerlo,la puerta se abrió lentamente, fue Duncan quien la miró con sorpresa.
—Lady Eleanor,no esperaba su visita tan pronto—dijo él,inclinándose ligeramente en un gesto de respeto.
Eleanor notó la calidez en su tono,una calidez que contrastaba con la dureza de su semblante.
—No estaba segura de que fuera bien recibida—respondió ella,alzando la barbilla con orgullo.
Duncan sonrió,abriendo más la puerta e invitándola a entrar.
—Cualquier visita suya será siempre bien recibida.
El interior del castillo era tan imponente como su exterior,aunque mucho más frío.Los grandes salones vacíos y las grandes cubiertas de tapices antiguos daban la sensación de estar atrapadas en otra época,como si el tiempo se hubiera detenido allí hacía siglos.Eleanor pudo percibir el eco de los pasos de Duncan resonar en las piedras del suelo mientras la guiaba a una pequeña sala,más acogesora y con una chimenea encendida que iluminaba las paredes de piedra.
—Ha cambiado mucho desde la última vez que lo visité de niña—comentó Eleanor,observando el lugar con curiosidad.
Duncan asintió,acercándose a la chimenea para atizar el fuego.
—Dunraven ha pasado muchos años en silencio.Estoy en proceso de restaurarlo,pero me temo que llevará tiempo.
Eleanor se sentó en una de las sillas cercanas,dejándose envolver por el calor de la chimenea.Su corazón latía con fuerza,y sabía que,aunque apenas conocía a Duncan,había algo entre ellos que no podía negar.Una atracción mutua.
—¿Y qué lo ha traido de vuelta,después de tantos años?—preguntó Eleanor,mirándolo fijamente,deseosa de desvelar el misterio que lo rodeaba.
—A veces,uno debe enfrentar su pasado para poder avanzar—respondió finalmente.
Eleanor supo que había más detrás de esas palabras de lo que él estaba dispuesto a contar en ese momento.Pero tambien entendió que,de alguna manera,ambos estaban conectados por el mismo deseo de encontrar algo más allá de las obligaciones que la vida les había impuesto.
Mientras la noche caía lentamente sobre Dunraven,la niebla se arremolinaba alrededor del castillo como una cortina que los aislaba del resto del mundo.En ese instante,Eleanor supo que algo profundo había comenzado entre ellos,algo que el tiempo no podría detener.Y aunque aún no conocía el final de su historia,su corazón ya había comenzado a latir en sintonía con el de Duncan,guiándolos hacia un destino incierto pero inevitable.
Editado: 05.11.2024