El rugido del viento sacudía las paredes de Dunraven mientras la tormenta azotaba los campos circundantes.La lluvia golpeaba las ventanas con tal fuerza que parecía intentar penetrar los gruesos muros de piedra del castillo.
Eleanor se encontraba en una de las salas de estar,sentada junto al fuego,mientras Duncan permanecía de pie junto a la ventana,observando el fuerte temporal.A pesar de la calidez del castillo, entre ellos había tensión,por lo que habían discutido anteriormente en el antiguo dormitorio de Isabel.
—Este lugar está impregnado de tragedia—murmuró Duncan sin apartar la mirada del exterior—.incluso el clima nos acompaña.
Eleanor lo observó en silencio,intentando averiguar los pensamientos que se escondían tras su mirada sombría.Había algo en Duncan...Se preguntó si alguna vez habría compartido sus miedos con alguien antes.
—¿Siempre has sentido que estás atrapado aquí?—preguntó.con la intención de acercarse a él,no solo físicamente ,sino emocionalmente.
Duncan tardó un momento en responder.
—No es solo el lugar,Eleanor—dijo al fin,girándose hacia ella—.Es lo que representa en mi vida.Mi padre desapareció cuando yo era joven.Isabel...—hizo una pausa,como si las palabras fueran difíciles de pronunciar—.Y después de ella,sentí la frialdad y que Dunraven también me atraparía a mí.
Eleanor se levantó lentamente y se acercó a Duncan,su vestido de seda rozaba ligeramente el suelo de piedra.Se detuvo justo frente a él,levantando su mano para tocar su brazo.
—Pero aún estás aquí—dijo suavemente—.Y,aunque no te lo creas,tienes el poder de cambiar el destino que crees que te persigue.
Duncan la miró, por un breve instante.
Un fuerte ruido sonó en el castillo,como si una puerta se hubiera abierto violentamente.
Los dos se volvieron al mismo tiempo,escuchando con atención.Eleanor sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.No era solo el sonido de la tormenta,era algo que provenía del interior de Dunraven.
—¿Qué ha sido eso?—preguntó,en bajito.
Duncan estaba tenso.
—No lo sé,debemos estar preparados.
Sin perder más tiempo,se dirigieron hacia el origen del ruido,bajando por los oscuros pasillos del castillo.El ruido de sus pasos resonaba en los pasillos,amplificando el silencio que los rodeaba.
El ruido parecía venir de la antigua ala oeste,aquella que Duncan le había enseñado,donde Isabel había vívido antes de su muerte.La puerta de madera que anteriormente estaba cerrada,ahora estaba abierta de par en par.
Al llegar al umbral,Eleanor y Duncan se intercambiaron una mirada.Algo inexplicable estaba sucediendo.
Duncan empujó la puerta,viendo el interior oscuro del ala oeste.
Entraron despacio,el aire allí dentro era más frío que en el resto del castillo,como si una presencia los estuviera observando.Eleanor se estremeció,abrazándose a sí misma mientras avanzaban.
En medio del silencio,el ruido volvió a escucharse.Duncan levantó la mirada hacia el techo.
—Debe ser el viento—murmuró,aunque su tono no sonaba convincente.
Eleanor sabía que aquello no era solo el viento.Había algo más en Dunraven.A pesar del miedo,no quería dar marcha atrás.Estaba decidida a llegar al fondo de aquel misterio,tanto por ella como por Duncan.
—Sigamos—dijo ella,con voz decidida.
Continuaron su camino,guiados por los ruidos que se escuchaban entre las paredes.Cuando llegaron a una pequeña puerta al final del pasillo,Duncan se detuvo,con la mano en el pomo.
—Aquí es donde...—comenzó a decir,pero se detuvo de golpe.
El ruido cesó,y todo quedó en un silencio absoluto.
—Donde murió Isabel—terminó Eleanor la frase,comprendiendo lo que Duncan no había dicho.
De repente,una ráfaga de viento atravesó el pasillo,cerrando la puerta de golpe.Eleanor soltó un grito ahogado,sorprendida por la violencia del golpe.Pero Duncan no se inmutó.
La habitación dentro era pequeña,una especie de sala secreta que no había sido visitada en años.Las paredes estaban cubiertas de polvo,y los muebles,descoloridos y rotos.Pero lo que llamó la atención de Eleanor fue una vieja caja de madera en la esquina,medio oculta bajo una manta.
Duncan se acercó lentamente,con manos temblorosas,levantó la manta y abrió la caja.Dentro había una colección de cartas amarillentas,atadas con una cinta roja.
Eleanor se acercó,las cartas estaban dirigidas a Isabel,pero no eran de Duncan.
—¿Quién le escribía estas cartas?—preguntó,mirando a Duncan,que permanecía callado.
Èl tomó la primera carta,desdoblándola con cuidado.Al leer las primeras líneas,su rostro palideció.
—No puede ser—susurró,sus manos temblaban visiblemente—.Estas cartas...son de mi padre.
Eleanor lo miró,atónita.
¿El padre de Duncan?
¿Qué relación había tenido con Isabel?
Las preguntas se agruparon en su mente,pero antes de poder decir algo,el viento volvió a soplar con fuerza,apagando la única lámpara que iluminaba la habitación.
A pesar de la tormenta,le gustaba la belleza del paisaje,las montañas lejanas,las llanuras cubiertas de brezo y los pequeños lagos que reflejaban el cielo gris,como espejos rotos.
Dunraven había sido construido siglos atrás,y aunque era un lugar imponente,los años de abandono en esa parte del castillo habían dejado su huella.Se podían ver los restos de antiguas decoraciones que alguna vez habrían sido majestuosas,molduras talladas a mano,candelabros cubiertos de polvo,y ventanas estrechas que daban al paisaje salvaje de las Highlands.
Se quedaron completamente a oscuras,Eleanor se dió cuenta del misterio de Dunraven, del cual había escuchado algo en las habladurias de las aldeas de los alrededores del castillo y que ella nunca se había creido,pero ahora sabía que había algo en ese lugar,y estaba comenzando a descubrirlo.
¿Habría secretos que Duncan tampoco conocía?
Editado: 02.12.2024