Amor Pasado en las Highlands

Capítulo 19° La ley.

La noche se cernía sobre las Highlands como un manto de niebla sobre las colinas y el castillo... El viento ululaba entre los árboles, silbando y la humedad calaba hasta los huesos. Eleanor sostenía la carta en sus manos, pero sus dedos temblaban demasiado para sujetarla con firmeza.

Duncan la observaba en silencio, pero finalmente, él rompió el silencio.

—Nos ha dado tres días.

Eleanor levantó la vista.

—¿Tres días?

—Para presentarte en su castillo. Si no lo haces… lo tomará como un insulto y posiblemente, como un acto de guerra.

Fiona, que hasta ahora había permanecido apartada , dio un paso al frente con los ojos muy abiertos.

—Pero eso es una locura. Si se trata solo de un compromiso, ¿por qué usar la palabra "guerra"?

Duncan apretó la mandíbula.

—Porque Laird Macdougall no es un hombre común. No es solo un pretendiente rechazado. Es un hombre acostumbrado a tomar lo que quiere. Si se siente humillado… buscará venganza.

Eleanor tragó saliva. Nunca había conocido en persona al laird con el que su familia había arreglado su matrimonio. Solo había escuchado rumores, historias de su crueldad en batalla y de su ambición sin límites.

—¿Y qué piensas hacer? —preguntó ella finalmente.

Duncan tardó unos segundos en responder.

—Iremos —dijo al fin, con un tono calculador—. Pero no con la intención de entregarte.

Eleanor sintió que su corazón daba un vuelco.

—¿Entonces?

—Quiero ver cuál es su verdadera intención —explicó Duncan—. No creo que este compromiso sea solo por alianza. Hay algo más en juego, y voy a descubrirlo.

Fiona frunció el ceño.

—¿Y qué pasa si se niega a aceptar que Eleanor no quiere casarse con él?

Duncan esbozó una sonrisa.

—Entonces tendrá que enfrentarse a Laird Fraser.

Eleanor no pudo evitar mirarlo con incredulidad.

—¿Lucharías por mí?

Duncan sostuvo su mirada, y por un instante, todo pareció detenerse a su alrededor.

—No dejaré que te obliguen a nada, Eleanor. No mientras yo esté aquí.

Fiona, incómoda, carraspeó y desvió la vista hacia la aldea, donde algunos aldeanos aún apagaban los últimos focos de incendio.

—¿Y qué hacemos mientras tanto? —preguntó ella, intentando aligerar el ambiente.

Duncan miró hacia la aldea, con el semblante duro.

—Mañana partiremos al castillo de Macdougall. Pero antes, hay algo más que debemos hacer.

—¿El qué? —preguntó Eleanor.

—Hemos recibido información de que algunos de los atacantes de la aldea fueron vistos en el paso de Glenmore. Si podemos atraparlos antes de partir, tal vez descubramos quién está detrás de esto.

Eleanor asintió, con miedo , pero se puso firme y decidida, sin pensarlo dos veces.

—Entonces no tenemos tiempo que perder.

Duncan la miró afirmando.

—No, no lo tenemos.

La noche avanzó y con ella la sorpresa de lo que estaba por llegar. Eleanor se retiró a su habitación en el castillo, pero su mente no le permitió descansar.

¿Qué pretendía realmente Macdougall?

¿Por qué su familia la había entregado sin darle opción?

Y lo más importante...

¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar Duncan para protegerla?

"Pero lo que ninguno de ellos sabía...era que alguien más los estaba observando escondido en la oscuridad,esperando el momento perfecto para hacer su jugada."




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.