Amor Prohibido (fanfic Yaoi)

PROHIBIDO


Tenía miedo, él debía tenerlo también. Podía sentir su cuerpo tenso permaneciendo congelado en su lugar seguramente aún sin caer en la cuenta de lo que estaba pasando. Y de pronto, como era de esperarse, él cortó el beso y nuestras miradas se encontraron al instante. Aún sentía su respiración chocar contra la mía y, no queriendo volver a la realidad intenté unir mis labios con los suyos una vez más, sin embargo mi padre desvío el rostro antes de que pudieran siquiera rozarse.  Enseguida me tomó de los hombros alejándome bruscamente de él, luego se levantó y comenzó a pasarse la mano por la cabeza caminando de un lado para el otro como león enjaulado.
- Papá
- ¡No Boruto! - bramó molesto, mirándome como si me odiase - No..no quiero escucharte
- Yo...lo siento - musité lastimero, obligandome a no romper en llanto otra vez, no podía seguir humillándome así ¿Cuántas veces tenía que ser rechazado para finalmente volverme más fuerte emocionalmente? 
Luego de oírme decir aquello se acercó rápidamente a mí y, tomándome por los brazos me obligó a levantarme para que le hiciera frente. Hacia tiempo que no lo veía tan molesto.
- Esto no puede seguir así, lo entiendes ¿No? - medio me zarandeó  y ya no pude contener las lágrimas ni un segundo más - Ya no eres un niño como para no comprender lo que está bien y lo que está mal. Sabes perfectamente que besarme o decirme que me amas está absolutamente mal. - repuso y luego continuó - No seguiré soportando éste capricho tuyo, es suficiente.
Apreté los puños al igual que mis párpados, cuanto dolía cada una de sus palabras que le.sañian de su boca. NO ES UN CAPRICHO...quise gritarle, pero las palabras quedaban atoradas en mi garganta. Quizás él no poder hablar era un mecanismo  de supervivencia para no seguir arruinando más las cosas con él. Se formó un silencio tras decirme aquello. Y al ver que yo no replicaba nada, me liberó de su agarre y posteriormente me abracé a mí mismo buscando contención aunque más no sea en mis propios brazos. Cuando abrí los ojos ví a mi.padre cerca de la puerta de la habitación. Iba a irse sin decir nada más, pero de pronto ladra su rostro y me mira dolido.
- Te llamaré para comer, mejor sigue descansando - dijo en un suspiro y yo asentí entre hipidos de llanto. Luego volvió su vista al frente y cerró la puerta con cuidado antes de desaparecer. 
Una vez que estuve solo mis piernas flaquearon y caí de rodillas al suelo, oculte mi rostro entre mis manos y abrí la boca como si quisiera gritar pero sin hacerlo. Era un grito silencioso de dolor por no poder ser correspondido por mi padre. Y lo peor de todo es que lo ve como si me gustará todo esto que pasa entre nosotros, como si solo estuviera jugando con él sin ser conciente de lo mucho que este amor me lastima día a día. Pero bueno, aquí estoy una vez más llorando por él y terminando de romper el débil lazo que nos mantiene unidos. Pude ver a través de sus hermosos ojos turquesa toda la frustración y decepción que sintió tras el beso que le dí. Cómo me lastima que me vea  de esa forma.
- Perdóname papá - susurré secandome las lágrimas con el dorso de mi mano mientras  me levantaba para encaminarme hacia la cama - Lamento amarte tanto
Me recosté nuevamente y espere a que la tristeza fuera menguando, mientras me.preguntaba cómo haría para verle a los ojos cuando estemos cenando después de lo sucedido. Sin duda será una de las cenas más incómodas que fuera a tener en mi vida.
Durante la cena no nos hablamos, tampoco nos miramos. Todo estuvo en completo silencio, tan solo escuchándose los.cubiertos chocar contra los platos. Una vez que terminé de cenar me levanté y llevé mi plato al fregadero, mañana lavaria todo la empleada que viene aproximadamente 3 veces por semana a casa y en total mutismo, atravesé la cocina para dirigirme nuevamente hacia mi habitación, pero me detuve en seco cuando él me pidió que esperase un momento. Lo miré, mis mejillas ardían ante la vergüenza que sentía de mí mismo, las podía sentir quemándome aquella zona de mi rostro.
-¿Qué pasa? - pregunté tras suspirar, el ambiente estaba muy pesado y su mirada clavada en mí me estaba generando demasiada ansiedad. Pude notar que quería decirme algo importante, quizás disculparse por la forma en que me habló horas atrás pero al final solo dijo:
- Que tengas buenas noches hijo - soltó levantándose él también para llevar su plato y demás hasta la mesada de la cocina.
Un prolongado silencio se formó luego de aquello. Desvíe mi vista hacia el suelo, sentí el impulso de reír ante lo que había dicho, pero solo opté por esbozar una pequeña y triste sonrisa. Fuí en extremo iluso al creer que se había arrepentido de algo, él jamás se arrepentía de nada y menos de esto ya que es obvio que me desprecia. Se avergüenza de mí.
- Hasta mañana - dije en un susurro y me fuí rápido de allí. Di por finalizado este asunto. Este maldito día tenía que terminar de una vez, ya fue demasiado sufrimiento por hoy. ¡Excelente forma de empezar mis 18 años!
Al día siguiente me levanté a la misma hora de siempre para ir a la escuela, estaba cansado por no haber podido dormir bien.  La verdad es que me la pasé llorando, comenzaba a odiarme por ser tan sensible cuando se trata de mi padre. Antes de dirigirme a la ducha, tomé mi móvil y ví que ya había varios mensajes de amigos saludamdome por mi cumpleaños. Sonreí con melancolía, al menos sabía que hoy iba a poder distraerme con gente y no pensar tanto en lo que había pasado ayer. Decidí responderles más tarde. Debía apresurarme para llegar sin retrasos a clase, siempre calculo el tiempo justo desde que me levanto hasta que me visto.
Tras ducharme y ponerme el uniforme, tomé mi mochila acomodandola sobre el hombro y bajé a la cocina para desayunar algo rápido antes de salir. Mientras me preparaba un poco de café mi celular sonó avisándome de la llegada de un mensaje de Whatsapp. Lo tomé de mi bolsillo y miré de quién se trataba. Mi corazón se contrajo un instante. Era de mi padre, quien de seguro ya se encontraba en el trabajo. Nunca entendí cómo hace para madrugar tanto y llegar tan tarde a casa...aunque claro, le viene muy bien para evitarme. Suspiré y abrí la conversación para leerla:
Feliz cumpleaños, Boruto! Espero que tengas un buen comienzo de día. Por cierto, te aviso que llegaré tarde hoy, invita a quienes desees en la tarde. Te quiero hijo".
Lo dejé "en visto", no quería contestarle nada. No me sale ser hipócrita como él. No me interesa que me envíe un tonto mensaje saludandome por mi cumpleaños, quiero que me lo diga personalmente y que me mire a los ojos, solo para ver que no me desprecia y a su vez que me asegure que nuestra relación no está del todo destruida. Aunque ¿A quién quiero engañar? Él y yo jamás volveremos a estar bien...
Termine de desayunar, tomé mis cosas y salí en dirección a la escuela. Esperaba al menos allí poder disfrutar un poco el día, esperaba tener la fuerza  suficiente para fingir que mi vida sigue tan bien como siempre. No quiero que me anden preguntando nada, mucho menos hoy que voy a ser el centro de atención a causa de mi cumpleaños (aunque soy de los chicos que llama la atención por cualquier cosa en general).
El día resultó ser bastante bueno, realmente me la pasé riéndome y conversando con mis amigos y gracias a Dios, no tuvimos ningún trabajo que hacer, de hecho no tarea nos dieron. En la tarde invite a algunos amigos a la casa - entre los que esraban Shikadai, Mituski y Sarasa - para pasar una agradable tarde y de paso continuar festejando mi cumpleaños un poco más. Ya eran las 7:30hs de la tarde cuando decidieron abrir algunas cervezas muy a pesar de no tener permiso de beber alcohol, idea llevada por Iwabee un amigo muy peculiar en verdad y además es el mayor de todos nosotros. Aunque es algo que venimos haciendo desde hace tiempo, de todas maneras nadie nos controla. Nadie, excepto la inaguantable de Sarada, quien nos reprende por no seguir las normas acordes a nuestra edad. ¡A veces se comporta como una verdadera entrometida y una exagerada! 
Y a falta de eso, hoy está haciéndome sentir especialmente molesto con ella. No deja de preguntarme a qué hora llega el tonto de mi padre, excusandose con que hace tiempo que no lo ve y siente deseos de saludarlo. Yo claramente sé que quiere "babearse" un poco al tenerlo tan cerca, y no es algo que me interese ver. Me dan ganas de gritarle que el no siente nada por "chicos de nuestra edad" ¡Es una ilusa! Al igual que yo.
Decidí salir un momento al jardín a tomar algo de aire fresco. Eso seguro mejoraría un poco mi humor. Tomé un cigarrillo, lo encendí y comencé a fumar esperando que el aire fresco de la noche y la nicotina me ayudarán a estabilizar mis emociones. Podía fingir alegría unas cuantas horas, pero ya estaba llegando a mi límite y mi amiga apresura el proceso gracias a su tonta admiración hacia mi padre. Además de eso no quería seguir presenciando lo bien que les va en el amor a Iwabee y Denki, éste último también compañero de la escuela y amigo. Ellos ya son pareja desde hace un largo tiempo. Tampoco deseaba ver cómo Shikadai seguía sufriendo por no atreverse a confesarle su amor a vaya saber quién. Me pone nervioso porque ese sí que sería un amor que podría funcionar muy bien. Y sin embargo ahí está él perdiendo el tiempo. En fin, no soy nadie para criticar estás cosas ya que a mí me va de la mierda en esto.
- Así que aquí estabas - escuché la voz de Mituski quien estaba a pocos pasos de mí. Lo miré y noté que tenía su clásica sonrisa pintada en sus labios. 
Luego volví la vista hacia el frente donde estaban unos cuantos arbustos y sonreí de lado a la vez que exalaba el humo del cigarrillo.
- Deberías dejar de aparecerte así - susurré
Fue entonces que regresé mi vista hacia él al ladear mi rostro, no pude evitar de preguntarme cómo es que jamás me he enamorado de Mituski. Siempre tan atento, tan agradable, leal y sincero conmigo, definitivamente es el novio perfecto. Además de ser muy atractivo con ese cabello blanco y esos misteriosos ojos dorados. Su piel del porcelana palida. Es muy atractivo. Y yo aquí amando a un imposible. Qué absurdo todo ¿Cierto? 
- Eres alguien muy extraño - añadi sintiendo mis mejillas arder a la vez que lanzaba el resto del cigarrillo al suelo, pisansolo para apagarlo. Él simplemente asintió y enseguida dió unos pasos hacia mí, tomandome del rostro para que lo mirase a los ojos. Me perdí unos segundos en su dorada mirada sempre había adorado esa parte de su rostro.
- No me importa como soy, siempre y cuando pueda obtener tu atención...Boruto - aquello lo dijo con su misteriosa voz hipnótica
- Pero...
- Sé que no me amas - me interrumpió acortando la distancia entre nosotros, sus labios casi rozaban los míos - Pero no voy a rendirme - murmuró y ví sus ojos centellar de ilusión - Sé que sufres por alguien y ya no quiero verte así - Mierda. Sé lo que intenta decirme y no es nada bueno - Te amo - Ahí está. Lo que no tenía que pasarle, terminar enamorandose de mí. Y fue entonces cuando sentí ganas de llorar, no podía estar sintiendome tan frágil ahora. No soporto que me vean así de débil. 
Pero,antes de que pudiera siquiera reaccionar, su boca se juntó con la mía en un suave beso. Al principio no quise responder, sabía que no debia hacerlo pero al darme cuenta de lo bien que me estaba haciendo sentir sus besos, saberme deseado y amado, cerré mis ojos y comencé a corresponderle de forma lenta y delicada. Me abracé a su cuello y profundicé más el beso, una vez más dejándome llevar por la desesperación de imaginar que es mi papá quién me desea de esta forma. Y tras haber probado sus labios ayer es que ahora puedo notar claras diferencias entre ambos siendo la boca de mi tonto padre la que más me gusta. De pronto un fuerte carraspeo nos obligó a separarnos. Rápidamente miré a quién nos había tomado por sorpresa besándonos.
- Papá... - musité sintiendo mi corazón encogerse al ver su aflijida expresión
- Me alegra que estés pasandola bien en tu cumpleaños Boruto - dijo y elevó levemente un paquete  que llevaba entre sus manos - Te dejaré tu regalo en la habitación, puedes cambiarlo si quieres
- P-pensé que llegarías tarde - fue lo único que se me ocurrió decir, como si quisiera justificar el haber estado haciendo algo indebido en su casa, aunque no fuera así del todo ya que solo había sido un simple beso. 
- Quería sorprenderte - confesó esbozando una triste sonrisa - Pero veo que estás muy bien acompañado
Mitsuki y mi padre se miraron mutuamente y pareció que esa mirada de ambos duro siglos pero fue mi amigo quien decidió romper el silencio formado. 
- Que bueno volver a verlo, señor Uzumaki - le sonrió inocentemente
Mi padre enarco una ceja al oír aquello ya que no se esperaba esa reacción, después forzó una sonrisa falsa a simple vista
- Lo mismo digo - soltó girandose ahora para ingresar nuevamente a la casa - Bueno no les quito más tiempo. Continúen con lo que hacían. - Pero antes de irse añadio - Por cierto hijo, la próxima vez asegurate de no traer alcohol a casa. Sabes que no me gusta que beban. 
Y fue entonces que desapareció dejándome con una extraña sensación en el pecho, no por esto último sino por lo anteriormente dicho. No supe qué pensar. ¿Acaso se había enojado por verme con Mitsuki? ¿Le había molestado que me besara con él? Negué con la cabeza, no quería hacerme falsas ilusiones. Es absolutamente imposible que mi padre se haya puesto celoso por algo así...él  no siente nada por mí más allá de lo fraternal. 
- ¿Estará todo bien con él? - inquirió de pronto mi amigo, sacándome de mis pensamientos - La verdad no quisiera que se compliquen más las cosas entre ustedes.
Lo miré e hice una mueca con la boca. El bien sabía que la relación con mi papá hace tiempo que viene arruinando se. 
- Espero lo mismo.
A eso de la medianoche mis amigos ya se habían ido y otra vez volví a la realidad donde no todo es tan lindo como lo hago ver frente a otros. Ordené todo lo mejor que pude y luego me dirigí hacia mi habitación. Ví apoyado sobre mi cama aquel regalo que me habia traído mi padre. Suspiré y lo tomé para comenzar a quitarle el envoltorio.  Sonreí  al ver que se trataba de un videojuego que habia deseado hace tiempo, pero lo que más alegría me daba es que sin saberlo directamente de mí sino por haberme escuchado decírselo a mis amigos un día que estuvieron en casa, recordó aquel comentario acerca de lo mucho que anhelaba que me regalaran esto. Es decir, presta atención a lo que digo y busca la manera de hacerme feliz a pesar de lo difícil que están las cosas entre nosotros. 
Y sé que no debo pensar que mi padre no me quiere pero muchas veces, tras ver su mirada airada o repleta de desilusión me hace sentir inevitablemente de esa manera. Y es con estos pequeños gestos que me hace dar cuenta de cuán equivocado estoy...
- Debería ir a agradecérselo - musité para mí mismo dejando el videojuego sobre mi cama otra vez, dispuesto a ir en busca de mi padre a su habitación donde sé que ha estado todo el tiempo que restó de la reunión en casa. Toque un par de veces antes de ingresar y cuando oí su voz del otro lado, dándome permiso para pasar, abrí la puerta y asome mi cabeza con timidez - ¿Podemos hablar un momento? - pregunté buscándole con la mirada, encontrándolo sentado en la ventana, la cual estaba abierta, con una de sus rodillas flexionadas y su codo apoyado sobre ella,a la vez que se disponía a fumar como pocas veces le he visto.
Noté que llevaba puesto únicamente un cómodo pantalón deportivo azúl oscuro dejando su torso al descubierto, permitiendo que cada músculo de su abdomen y pecho se resalta se gracias a las sombras generadas por la luz de la luna. Mis ojos se abrieron grande y mis mejillas enrojecieron al instante, no podía creer el maravilloso y sensual cuerpo  que tenía mi padre...¡Mierda, es condenadamente violable! Entonces él apagó su cigai a la vez que expulsaba el humo de sus pulmones, haciéndome perder en sus tentadores labios ligeramente entreabiertos al exhalar y seguido a ello me miró afirmandome que estaba dispuesto a escuchar lo que sea que haya venido a decirle.
- Permiso - dije terminando de ingresar por completo a la habitación, caminando hasta dónde él se encontraba, intentando que mi sonrojo no se notará demasiado. Ponía en envidencia lo mucho que él me atraía. - Quería agradecerte por el regalo - musité cohibido al detenerme a su lado, no estaba acostumbrado a esto - Me encantó
- Supuse que sería de tu agrado - me sonrió tiernamente y revoloteó un poco mi dorada cabellera, ese gesto me enamoró más. Basta .. 
- Oye papá- él rectificó levemente su columna  oír mi firme tono de voz. Aunque de pronto senti mi labio temblar, sabía si preguntarle o no, pero finalmente me animé y continué - ¿Estás decepcionado de mi? - las palabras casi quedaron en el aire, me encontraba muy inseguro
Nos quedamos mirandonos a los ojos con mucha intensidad, dejando que la iluminación natural de la noche reslatara más el brillo de nuestras miradas quedándonos momentáneamente en silencio. Podía notar como en su mente intentaba buscar la palabra correcta para respinderme, pero ninguna parecía convencerle. Hasta que se incorporó bajandose del borde de la ventana para tomar mi rostro, acunandolo entre sus manos como si fuese lo más delicado que hubiese visto, obligandome a mantenerle la mirada. Y yo no me moví, permanecí expectante a la vez que disfrutaba de aquel suave tacto su mano tan cálida envolviendo mis mejillas, algo que he soñado miles de veces aunque bien sabía que su única intención era contenerme, no había propósitos románticos de trasfondo. O eso suponía yo.
- Jamás podría decepcionarme de tí...Boruto - confesó - Eres lo mejor que pudo darme la vida, lo único que deseo es cuidarte y... - hizo una pequeña mueca con su boca, dudoso - Es por eso que quiero que te saques todas esas ideas de la cabeza respecto a tus sentimientos hacia mí
- Lo que siento es real...papá - reafirmé y lleve una de mis manos hacia la suya, impidiendo que dejara de tocarme. Él negó con la cabeza rápidamente pero no se alejó en ningún momento. 
- Ya lo sé - sus ojos brillaron más y mi corazón comenzó a latir más y más rápido, no esperaba eso - Pero si me amas no puedo cuidarte como debo.
Contemplé sus ojos turquesa un instante y luego delineé mentalmente sus labios, aquellos que moría por volver a probar.
- ¿Por qué no? 
Él suspiró en consecuencia y ví a través suyo que en su mente ya me había respondido. Leí la respuesta antes de que la dijera y surgió un increíble mariposeo en mí estómago. 
- Porque podría enamorarme de ti también - confesó entonces en un suspiro hundiendo su rostro en mi cuello, aspirando mi aroma - Y me convertiría en un padre horrible para tí - susurró al final contra mi piel, sus labios temblorosos y yo me sonroje sobremanera por la forma en que dijo todo aquello, sintiendo a su vez mi cuerpo estremecerse. 
Enseguida cerré mis ojos para evitar derramar lágrimas tanto de felicidad como de dolor ante esta injusticia y lo abracé a la vez que le acariciaba suavemente el cabello.
- Sin importar que, siempre vas a ser el mejor padre para mí - añadí y él se alejó un poco para poder mirarme nuevamente a los ojos - Aunque sabes que no es esa la forma en la que deseo tenerte a mi lado.
Nuestras miradas resplandecieron y no hizo falta decir nada más. Pude ver en él, el incontenible deseo por besarme, quería ceder y yo le rogaba en silencio a través de mis ojos que lo hiciera. Entonces él, incapaz de seguir pensando y debatiendo mentalmente la situación, me tomó del mentón y unió sus labios con los míos en un beso necesitado. Yo me aferre a su desnuda cintura e intensifique aún más el beso. Nuestras lenguas se tocaron, comenzaron a desgustarnos, sintiendo el sabor de la nicotina impregnada en la boca del otro, dejándonos llevar sin sentir remordimiento alguno aunque sea por esta vez. Su temperatura corporal elevándose, su respiración agitada y sus besos volviéndose cada vez demandantes me hicieron saber que finalmente tenia una oportunidad con él. No puedo pedir nada más para mí cumpleaños, éste ha sido el mejor en mucho tiempo.
Y sé que esto está mal, tenía mucha razón cuando me lo dijo pero no puedo alejarme de él por más que quiera. Y ahora con los fervorosos besos que nos estamos dando, mucho menos....




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