Amor Prohibido (fanfic Yaoi)

CELOS

Me sentía vivo como nunca antes. Y así, entre sus besos y sus manos recorriendo todo mi cuerpo, por más que la ropa interfiriese, es como quisiera estar por el resto de los años. No había reconocido el mejor día de mi vida hasta que lo estuve viviendo...y es ahora mismo. Parece un sueño, algo irreal, algo de lo cual no quiero despertar. La realidad duele, demasiado y sé que así soy felíz. Merezco algo de felicidad ¿O no? 
- Esto es lo que tanto querías ¿Verdad? - me preguntó mi padre aún con sus labios rozando los míos.
-  Eres tú lo que más quiero papá...ya lo sabes... - aseguré totalmente sonrojado. Lo miré a los ojos entreabiertos y pude notar de lujuria en su turquesina mirada, tan parecida a la mía que exigía más de mí. Y quería dárselo todo.
- Sí, lo sé
Sonreímos sobre nuestras bocas, yo moría por hacerlo mío ahora mismo, no podía más, quería tomarlo sobre su cama en media de la oscuridad de su habitación, escuchar mi nombre ser pronunciado entre gemidos suyos, enloquecernos de placer. Y si eso iba a pasar, saber que es cien por ciento consensuado ya que su sonrisa de hace segundos me demostraba que deseaba lo mismo, me dejaba mil veces más tranquilo. Siendo así, realmente no había nada de malo en lo que estaba pasando entre nosotros. Ambos así lo queríamos.
Y entonces él volvió a sonreirme, de una manera que no supe comprender muy bien y me tomó del rostro para comenzar a repartir delicados besos por mis mejillas y finalmente besó apasionadamente mis labios una vez más. Luego me tomó de la cintura a la vez que el beso se volvia más demandante haciendo que nos fuéramos excitando más y me llevó lentamente hasta su cama donde nos acomodamos  con cuidado de costado sobre el colchón, aún enfrentados, devorándonos la boca como si lo necesitasemos para respirar. 
Voy a admitir que esto me estaba tomando por sorpresa, mi padre se estaba dejando llevar, correspondiendo mis besos o tomando la iniciativa él, abriendo su boca aceptando mi lengua en ella, dejándose tocar como si hubiésemos sido amantes toda la vida. Y claro, no me quejo, solo me asombra al igual de lo mucho que me encanta. Pronto comencé a quitarme la camisa que traía aún puesta del día dejando que pudiera tocar toda la piel de mi pecho de la misma forma que yo lo estuve haciendo con él. Recorrí  su espalda con suaves caricias, rasgandola un poco cada vez que sentía sus manos rozar alguna zona nueva de mi torso desnudo, zonas que hasta ahora jamás nadie había tocado.
Oh mierda... ésto es tan increíble. Aún no entiendo cómo podemos besarnos y tocarnos así, siendo  ambos tan novatos en esto, ya que él (que yo sepa) luego de la muerte de  mamá, no ha estado seriamente con nadie más y yo he tenido la oportunidad de "practicar" con Mitsuki, lo cual solo se basó en inocentes besos y nada más. Pero ahora, devorándonos la boca y explorandonos sin piedad hacia creer que nacimos para esto. Para estar de ésta forma ilegal y sucia. Lo sé.
Inmediatamente enredamos nuestras piernas, pegamos nuestros abdomenes sintiendo la piel del contrario y continuamos acariciando nuestras lenguas, calientes y anhelantes por más y más contacto. Sus manos subían y bajaban por mi abdomen y las mías se mantenían en su cabeza con mis dedos enredándose en su sedoso cabello, atrayendolo más hacia mí para que por nada en el mundo fuera a alejarse, comenzamos a jadear excitados, olvidandonos de todo lo que nos rodeaba. Dios mío ¡Lo amo y deseo tanto! Y puedo notar que él siente lo mismo ya que de lo contrario no estaría haciendo todo esto conmigo...
Pero mi burbuja de felicidad se desvaneció cuando ya desesperado por pasar a otro nivel, por no poder contener más tiempo el deseo de sentirlo completamente sintiendo mi entrepierna palpitar hinchada dentro de mis pantalones y unas pequeñas gotas de semen saliéndose de la punta intenté girar su cuerpo para posicionarme sobre de él abriéndole cuidadosamente las piernas con mi rodilla izquierda, restregando mi pelvis con la suya, él me tomó rápidamente de los hombros deteniendo todos mis movimientos.
- No... Boruto, detente... - jadeó mi padre al deshacerse del beso, dejando así un pequeño y fino hilo de saliva uniendo nuestros labios
- ¿Por qué? - bufé frunciendo ligeramente el ceño con la respiración a mil y mi miembro doliendome
- Es que no
- Solo relájate, no pienses más - añadí interrumpiéndolo mientras intentaba colar una de mis  manos por debajo de la tela de su pantalón para tocar su miembro pero él me detuvo al tomarme  de la muńeca con cierta violencia. Lo miré confundido a los ojos y de pronto me ví totalmente avasallado por su mirada de enfado y decepción ¿Qué le había sucedido? ¿Por qué había cambiado su actitud de forma tan repentina? ¿Por qué ahora sus ojos demuestran...odio? Ese que tanto me lastima...Fue entonces que me quitó de arriba suyo y me acomodó a su lado mientras se sentaba en la cama, pasándose nerviosamente una y otra vez la mano por la cara y el cabello - Papá - mi voz sonó tan frágil que incluso yo mismo me sorprendí, quería entender qué estaba pasando con él. Hace minutos estábamos dándonos cariño y ahora parecía querer alejarse de mí como si le generará repulsión o algo así. 
- No puedo creerlo Boruto - soltó traspasandome con la mirada - ¿Hasta donde pensabas llegar con esto? ¿Acaso no tienes límites? 
Y sí, pude sentir el hastío en sus palabras, mi padre estaba asqueado por toda la situación. Pero claro, supongo que es una reacción normal. Y al parecer todo fue una farsa, una prueba para ver qué reacción tendría yo y evidentemente no había salido como él esperaba. 
- Yo...no sé...solo estábamos.... - sentí vergüenza de mí mismo. No comprendí cómo fue que terminé en éste punto pero ahora me sentí una completa basura. 
- Pensé que tomarlas la decisión correcta, que te darías cuenta solo de que te podemos hacer esto, pero al parecer no queda ni un rastro de conciencia en tí - dijo con severidad levantándose de la cama para caminar de un lado a otro - ¿De verdad creíste que pasaría algo entre nosotros? ¡Cómo siquiera puede cruzarse por tu mente algo así! 
- Lo...lo siento...pensé que esta vez tú...
- ¿Pensaste que aceptaría acostarme contigo? ¡Sabes que eso no sucederá nunca!  - se me adelantó miéntras yo me sentaba al borde de la cama y me disponía únicamente a apretar con impotencia mis puntos, tratando de que las lágrimas no me traicionaran. 
- Ahora me quedó muy claro - él enarco una ceja y se cruzó de brazos ante  mi respuesta. Creo que esperaba más pelea de mi parte, pero lo cierto es que estoy cansado de luchar por algo que es inútil.  - No hace falta que gastes más palabras en mí... - Sentencié con tristeza pero con mucha determinación. Luego lo miré como nunca antes lo había mirado. Dureza y firmeza a su vez - Para mí tú estás muerto - susurré, hecho que se notó lo turbó - ¡Ya puedes ser feliz como tanto querías! ¡Olvídate de que tienes un hijo! 
- Boruto
No dejé que dijese nada, simplemente me levanté y salí corriendo de su habitación. Huí. Cómo siempre lo hice. Porque ¿De qué vale quedarse a pelear por algo  que no tiene futuro ni sentido? Una vez en mi recamara cerré la puerta de un fuerte golpe y puse el seguro, por nada del mundo dejaría que viniera a consolarme, si es que quería hacerlo, o a continuar reprendiendome lo cual era lo más seguro dado el caso. No siquera me cambié de ropa, tan solo me lance a la cama quitando del medio aquel videojuego que me había regalado dejando que cayera al suelo y me abrace a la almohada como acostumbraba a hacer cada vez que discutia con él. 
- Te odio ¡Te odio! ¡TE ODIO! - ahogué mis gritos en mi almohada llorando en el proceso
¿Cómo fue que terminé así? Vaya manera de darle fin a un cumpleaños. Claro, era demasiado hermoso para ser real. Cómo siempre fui un idiota por creer que él aceptaría sentir ese tipo de cosas por mí. Debo tener un claro don para la humillación. Auny así, es obvio que todo lo que le dije anteriormente y lo mucho que grité internamente que lo odiaba, no era cierto ya que solo fueron palabras respondiendo a un estado de desequilibrio emociona. Aunque comprénderlo no va a cambiar el hecho de lo mucho que debioy dolerle escucharme decir aquello. Pero qué más dá, él se lo ganó....Y de pronto noté, gracias a las luces del pasillo, unas sombras por debajo de la puerta sabía que era mi padre deseando entrar y hablar conmigo, pero bajo ningún punto de vista lo dejaría hacerlo. Mi padre es un completo idiota, no merece ni un poco de mi atención. Y sin embargo aquí estoy...mortificandome por él. Deseando abrir esa maldita puerta y...Creo que jamás aprenderé la lección. 
Ya habían pasado un par de días desde que casi tengo sexo con mi padre, donde no nos dirigimos la palabra y ni siquiera nos mirabamos, nos ignoramos por completo. Tampoco teníamos mucho que decir, todo estaba muy claro. Miré la hora del reloj colgado en la pared del otro lado, ya había pasado más de media hora desde que mi padre había ingresado al consultorio de mi terapeuta. Él había llegado a la hora en que yo salía de la sección y le pidió un momento a mi psicólogo para hablar con él, ante lo cual éste aceptó gustoso. No había que ser muy inteligente para saber del tema que hablarían, no era ningún misterio. Lo malo es que me hace sentir aún más miserable ¡Cuanto más debía rebajarme para quedarse contento! Esrupido viejo...
Jugaba con mis pies moviendolos de un lado a otro mientras me sujetaba del borde de la silla en la que me encontraba sentado, ignorando a los demás pacientes y familiares, tan solo anhelando que mi padre saliera de una vez por todas por esa puerta para regresar a casa. Sé que podría volverme solo si quisiera pero como está lloviendo a cántaros y hay un viento que parece pertenecer a un tornado, preferí preservar mi salud y rendirme a esperarlo. No debía faltarle mucho o eso quería creer. Cinco minutos más y la puerta finalmente se abrió ¡Gracias a Dios! No aguanto un segundo más estar aquí. Tomé mi mochila para luego levantarme rápidamente y ví que mi psicólogo se despedía amablemente de mi padre, luego me saludo a mí desde lo lejos con un gesto de la mano, ante lo cual yo simplemente respondí con una mueca con la boca, así, totalmente desinteresado. Puedo imaginar todo lo que hablo de mí, no.voy a ser tan hipócrita en saludarle efusivamente cuando ni siquiera crea que yo deba estar aquí.
Luego en silencio mi padre y yo nos dirigimos hacia el auto mojamdonos con la lluvia en el proceso, y cuando estuvimos dentro del auto tan solo nos pusimos a fingir que no estábamos compartiendo el mismo ambiente dentro del automóvil. Y pensé que así sería durante todo el trayecto a casa pero de pronto él habló:
- ¿Estás bien? 
Lo miré sorprendido, incluso creí que había sido mi imaginación que me estuviera dirigiendo la palabra. No es que haya preguntado algo fuera de lo normal, es decir, siempre suele hacer eso cada vez que me pasa a buscar por aquí, pero luego de lo que pasó pensé que continuaría con su eterno mutismo para conmigo.
- ¿Ah? 
- Digo ¿Cómo te encuentras? Me interesa saber sobre tu estado de ánimo - dijo sin mirarme, tan solo moviendo un poco sus hombros mientras manejaba
- ¿Y desde cuándo te importa eso? Qué yo sepa no hemos hablado desde hace ya varios días, o mas bien desde toda la vida - solté con desdén cruzándome de brazos
- Tu psicólogo me recalcó que es importante que aprendamos a comunicarnos mejor y...
- ¡Ja, y vas a seguir los consejos de ese imbécil! Me sorprende que haya decidido aconsejarte luego de saber que casi terminamos revolcandonos el otro día - reí forzadamente solo para molestarlo
- No le conté todo - confesó dando un pequeño golpe al manubrio del auto para luego apretarlo con fuerza estaba intemrando mantenerse tranquilo - No creí que hiciera falta que supiera tanto.
- Claro porque si se entera de que un padre casi se acuesta con su hijo de seguro iba a ser él quien terminase en terapia
- ¡Basta Boruto! - y ahí estaba otra vez perdiendo el control - Deja de hablar como si esto fuera un juego. Solo quise hablar con él respecto a tus sentimientos hacia mí, pero no me parecía que tuviera que saber tantos detalles. Solo quiero ayudarte es todo...
¿Ayudarme? Vaya eso sí que es esrupido. Mi padre jamás va a poder ayudarme con ésto y tampoco necesito que lo haga. No es como si tuviera una enfermedad, al menos eso siento yo, tan solo me enamoré de la persona equivocada. Punto. No es algo que él pueda cambiar a su parecer ni tampoco yo. Lamentablemente los sentimientos no se eligen.
- Me iré de casa - anuncie sin pensar, harto de esta situación. No lo dije fuerte ni de mala manera, mi voz se asemejaba más a una solución desesperada y triste ante lo que no puedo controlar por más que así lo quiera.
-¿Qué? 
- Es lo mejor, que desaparezca de tu vida por completo. Ya no tendrás que lidiar conmigo ni con mis absurdos sentimientos - dije queriendo llorar
Supe que había captado su atención, me daba cuenta de su mirada puesta ahora sobre mí. Y amo cuando me mira, solo que odio que lo haga de esa forma como si me tuviera lástima. El motor del auto se apagó, miré a través de la ventanilla y noté que ya habíamos llegado a casa. Menos mal, al fin podría alejarme un poco de ésto.
- Yo...yo...no quiero que te vayas - aseguró él en un hilo de voz. Quiso tomarme de la mano pero se lo impedi alejándola de su lado.
- Esa no es tu decisión
- Si lo es, por algo soy tu padre - ahora sonaba un poco más serio y quizás con una mezcla de miedo por lo que acababa de anunciar. Me llama la atención ya que ¿Por qué le importa si vivo con él o no? No es como si nos llevaramos de mil maravillas




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.