Luego de todo lo acontecido con la situación de Mike, me han obligado a regresar a casa para descansar un poco, antes de que Mike despierte luego del sedante que la han aplicado debido al pánico que le dio el saber que algo en él no está bien.
-No te preocupes mi niña, ya verás que todo saldrá bien, todo en esta vida tiene solución aunque en estos momentos tengas una espesa tela grisácea que no permita ver la solución- Dice mi madre de manera alentadora para que cese de sentirme mal por lo que le ocurre a Mike.
-Gracias madre, espero y esa espesa tela que me nubla la vista pronto se vaya para poder encontrar soluciones a la problemática de Mike-Digo fingiendo optimismo, aunque para ser sincera, no creo poder hacer nada.
-Intenta descansar, mañana necesitaras fuerzas para ir a verlo -dice con nostalgia en su rostro.
Antes de marcharse, se inclino levemente hacia a mí y deposito un dulce y cálido beso en mi frente, de esos que siempre solía darme cuando tenía una de esas horribles pesadillas donde me sentía sin solución hundida en la neblina de la maldad, sin escapatoria, ni en nadie con quien pudiera consolar mi alma.
Hace un dia de esos en el que el sol dice presente, pero el frio sigue insistiendo hasta vencer el calor del sol. Salgo a caminar rumbo al bosque cerca de la cabaña de mis padres. Luce más sofisticado, tiene detalles que no le había visto, pareciera recién construida. No recuerdo así la cabaña, la última vez que la visite tenía otros colores y menos detalles en la vetusta cabaña, como si estuviera construida hacen siglos.
Veo una señora con su pelo negro azulado con ondas a la altura de sus caderas observando al exterior en un sillón de caoba tallado a mano. De pronto quita sus dos luceros del ventanal y me mira con detenimiento. En su rostro se asoma una sonrisa ladina y me muestra su belleza. Me dice que me acerque a ella y al hacerlo esta me cubre con sus brazos.
-No desesperes, pronto hallarás la verdad y la utilizaras- dice con su rostro mostrando una tranquilidad inigualable- yo te ayudare. No finjas sé tú!
Luego de esas palabras me siguió acunando es sus brazos hasta que mis parpados comenzaron a pesarme. Ella de una manera amorosa acariciando mi cabello negro logró que mis parpados cedieran y terminara en un letargo sueño.
Me despierto en medio de la noche con esas palabras calándome el alma, la mente y el corazón. Esas palabras me dejaron helada, pero no porque me sintiera asustada, al contrario, mi felicidad es inmensa e indescriptible. No sé qué quería decir, pero sé que es para mí bien y el de los míos.