Amor Sin Altura - Libro 1 Shb

CAPÍTULO 3

El reloj en la pared marcaba las tres de la mañana cuando finalmente me fui a dormir. Harry y yo le habíamos dado una paliza a Andy y a Dany. Quince partidos jugados, quince partidos ganados.

Dejé a los dos trillizos perdedores murmurando y me fui a mi habitación a dormir. Por suerte el día que seguía era viernes o mejor dicho, ya era viernes y los viernes solo tenía dos clases, razón por la que podía faltar.

No sé en qué momento me quedé dormida, supongo que en el mismo momento en el que puse mi cabeza sobre la almohada. Entonces soñé, soñé con uno de los protagonistas de una serie juvenil divertida que se transmitía por un canal de televisión estadounidense. Era mi serie favorita.

El protagonisa de la mencionaba serie entraba a mi cuarto y me pedía ser su novia.

— Sí, acepto —dije y sonreí.

Él puso sus manos en mis hombros y empezó a zarandearme. Al instante mi sonrisa se borró y yo levanté mi mano para golpearlo.

— ¿Qué cosa vas a aceptar y por qué sonreías dormida? —escuché y no tardé en abrir los ojos.

Entonces vi a mi hermano mayor, él sobaba su hombro y su mirada exasperada estaba sobre mí.

— ¿Por qué interrumpes mi sueño? —pregunté y me levanté refunfuñando. Entonces vi a los otros dos.

Enana, incluso mientras duerme golpeas fuerte —señaló su hombro—. No me mires así, soy quien resultó golpeado. Ahora responde mi pregunta.

¿Qué pregunta? —interrogué.

— ¿Qué soñabas? —preguntó Harry.

— Pues que el protagonista de mi serie favorita me pedía que fuera su novia y de no ser por mi tonto hermano mayor, posiblemente hubiera recibido mi primer beso —dije y ellos empezaron a reírse, en mi cara. Los tres me hicieron enojar.

Entonces le di un golpe en la cabeza al mayor, un golpe en la pierna al del medio y, aunque el menor me había puesto ojitos de cachorro, obtuvo un pellizco. Las quejas no tardaron en llegar a mis oídos y yo sonreí. Ver a los trillizos adoloridos era divertido.

— ¿Qué pasa contigo enana, acaso vino tu periodo? —preguntó Dany.

— Daniel —dijo Andy quien señaló mi cama. Dany, Harry y yo miramos y vimos una mancha en el cubrecama.

— Vaya hermana, ahora entiendo el motivo por el que despertaste gruñona. Harryson, es tu turno —dijo el trillizo del medio.

— ¿Por qué yo?

— Porque Daniel fue el mes pasado —habló Andy.

Mis hermanos eran muy considerados, tanto que, incluso se ocupaban de hacerme sentir bien durante mi periodo menstrual.

— Ya no se quejen, mejor salgan de mi habitación —expresé.

— ¿Y tus toallas higiénicas? —preguntó Harry.

— Por eso no tendrán que preocuparse, ya las he comprado. Ya soy lo suficientemente grande como para ocuparme de mis asuntos.

— Tu cama y tu ropa están manchadas —dijo Dany.

— Ya me haré cargo.

Los vi abandonar mi habitación, entonces busqué la ropa que me pondría después de asearme. Tomé una hora para mi aseo personal y cuando terminé, salí de mi cuarto de baño y me vestí con ropa cómoda.

Quité el cubrecama manchado y salí de mi habitación. Mi habitación estaba ubicada en el segundo piso, a diferencia de mis hermanos quienes tenían sus habitaciones en el tercer piso de la casa, yo tenía que hacer un corto recorrido hasta la lavanderia. Solo debía bajar al primer piso y girar a la izquierda.

Cuando terminé de bajar descubrí que mis hermanos conversaban. Ellos estaban en la sala principal de la casa, sentados y callaron cuando me vieron.

— Lo siento hermanos, lamento haber arruinado su fin de semana —expresé, creyendo que no me escucharían.

Andy fue quien primero se levantó. Él se acercó y me dio un abrazo. Entonces también sentí los brazos de los otros dos.

¡Cómo no amarlos! Ellos eran mis hermanos, amigos y cómplices.

Andy era abogado, Dany era diseñador digital y Harry era médico pediatra. Ellos eran tres hombres físicamente atractivos de veintiséis, casi veintisiete años.

La madre de los trillizos murió cuando ellos nacieron. Yo pude conocer su rostro gracias a las fotografías que de ella guardaba mi padre. Ella era una mujer muy hermosa, tan atractiva como sus hijos. Ella era casi de la misma estatura que mi padre, de cabello ondulado y ojos verdes; ojos que habían heredado Andy y Harry, pues Dany al igual que yo, había heredado los ojos castaños de papá.

Después de la muerte de la mamá de los trillizos, pasaron cuatro años para que papá volviera a vivir con una mujer. Sí, hablo de mi madre. Pero él y mi madre nunca se casaron; ellos estuvieron juntos poco más de cuatro años, entonces ella quedó embarazada. Ella se fue de la casa cuando yo tan solo tenía dos años.

Recuerdo que siempre le preguntaba a papá por mi madre, pero él evitaba el tema, hasta que, a mis diez años, ella apareció, reclamándome como su hija.



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En el texto hay: trillizos, humor y amistad, romance amor

Editado: 11.03.2025

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