Amor Sin Altura - Libro 1 Shb

CAPÍTULO 6

Bernard.

¿Me había dejado en visto? ¿Pero quién se creía esa mocosa?

— Tranquilo, seguro la chica fue al baño para hacer sus necesidades —dijo mi hermana.

— No me interesa esa niñita irritante.

— ¿Tan irritante es que incluso te sacó algunas sonrisas?

— ¡Cállate Joel! Todo esto es culpa tuya —dije.

— ¿Cuál es el motivo de tu enojo? —preguntó mi otro amigo, Sander, él fue quien más me presionó para que creara un usuario en esa estúpida página Web.

En ese momento yo estaba sentado en una silla, en medio de la sala y tenía a mi hermana y mejores amigos detrás.

— Pues que no me gusta que me ignoren —respondí.

— A nadie le gusta eso. Cuando mi esposa me deja en visto es porque está enojada —dijo Sander.

— ¿Cómo puedes estar enojada esa chica con mi hermano si aún no lo conoce? —preguntó Luisa.

— Solo era un comentario.

— Bueno, cuando mi esposa me deja en visto es porque quiere chocolate —dijo Joel.

— ¿Y tú como sabes que quiere chocolate? —preguntó mi hermana.

— Pues porque cuando inició su embarazo, me dijo que esa sería su señal de que se le antojaba comer chocolate.

— Cuando dejo en visto a Bernard es porque estoy con mi novio.

— ¿Y tú desde cuándo tienes novio?

— Desde hace un mes.

— ¿Y cuándo pensabas decírmelo?

— Tengo 24 años, no tengo que darte explicaciones.

— Quiero conocerlo.

— Solo estamos iniciando, no voy a espantarlo.

— Bueno Luisa, no estamos aquí para hablar sobre tu novio, no queremos que presumas que tienes pareja delante de tu soltero hermano —dijo Sander.

— Los tres son iguales. No entiendo el motivo por el que quieren emparejarme con cualquiera —gruñí.

— No queremos emparejarte con cualquiera, solo buscamos opciones —dijo Luisa.

— Ya hermano, ya deja el mal humor y mejor sigamos buscando a tu pareja ideal —habló Joel.

— Ya he buscado suficiente —dije y decidí cerrar la sesión.

— Me iré a bañar —dijo mi hermana y me dejó con mis amigos.

Guardé mi teléfono y bufé.

— ¿Tienen algún plan para hoy? —les pregunté.

— Visitaré a mis suegros —respondió Sander.

— Saldré a cenar con mi esposa —dijo Joel.

— Desde que se casaron se volvieron unos aburridos. No importa, iré a divertirme solo —dije.

Había conocido a Joel y a Sander cuando a penas tenía mi sexto año de edad, desde entonces nos volvimos amigos e incluso estudiamos lo mismo en la universidad. Siempre salíamos juntos a divertirnos, hasta que consiguieron novias y posteriormente se casaron.

Joel se había casado tres años atrás y su esposa recién había cumplido su octavo mes de embarazo. Sander se había casado el año anterior, tan solo había cumplido tres meses de casado.

— Cuando llegue a tu vida la mujer indicada, nos entenderás —dijo Joel.

— ¿Por qué mejor no van con sus mujeres? Han estado aquí durante dos horas y eso es muy extraño.

— Es cierto, iré con mi mariposita —dijo Joel.

— Y yo con mi sol de la mañana —dijo Sander.

— Sí, vayan a ponerse sus respectivas correas —dije rodando los ojos.

Después de que mis amigos se fueran, fui al baño y tras ducharme, salí porque tendría una sesión de fotos para la campaña publicitaria de una nueva bebida gaseosa, próxima a salir al mercado.

Al llegar a mi agencia —agencia que heredé de mi padre, mucho antes de que muriera—, mi equipo de trabajo (una asesora de imagen, la encargada de los peinados y un editor de fotografías) ya me estaba esperando.

Me acerqué a los modelos, un grupo de jóvenes conformado por dos hombres y dos mujeres.

— Hola jóvenes, soy Bernard Bandet, el fotógrafo encargado de la campaña publicitaria.

— Lo sabemos, usted es uno de los fotógrafos más reconocidos del país y aprovecho para decirle, en mi nombre y en nombre de mis compañeros, que es un honor trabajar con usted —dijo uno de los jóvenes.

— Con todo respeto, eres muy lindo ¿De qué color son tus ojos? —preguntó una de las jóvenes. 

Yo sonreí. 

A lo largo de mi carrera como fotógrafo, había conocido a muchas mujeres de distintas edades quienes no se molestaban en ocultar su interés en mí y por eso, desde un principio, establecí como una regla personal, no relacionarme con mujeres que tuvieran que ver con mi trabajo.



#21069 en Otros
#3216 en Humor
#32903 en Novela romántica

En el texto hay: trillizos, humor y amistad, romance amor

Editado: 25.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.