Amor Sin Altura - Libro 1 Shb

CAPÍTULO 8

Bernard.

Cuando salí de casa, conduje sin rumbo y llegué a un club nocturno, llamado: El Codo Empinado.

«Es un nombre interesante», pensé y no pude evitar sonreír.

Suspiré y posteriormente decidí entrar.

Lo primero que busqué fue algo para tomar. Me acerqué a la barra de bebidas y pedí una cerveza. Me entregaron la cerveza y entonces busqué una mesa.

Encontré una desde donde se podía observar a todo el que entraba.

«Magnífico», pensé y me senté.

Minutos más tarde, estaba tan aburrido que consideré la idea de irme. Quizá para ese momento mis amigos ya se hubieran marchado de casa.

Me levanté y entonces algo en la entrada captó mi atención o mejor dicho, alguien en la entrada captó mi atención. 

Era ella, la chica a la que había visto en esa página Web donde se buscaba parejas.

Sin pensarlo me volví a sentar.

Estuve observando a la joven desde el momento en el que entró hasta el momento en que vi su forma de bailar... y no pude evitar reírme ¿Acaso nunca antes había bailado?

Me acerqué a una distancia prudente de ella y tomé mi celular.

Lo sé me estaba comportando como un acosador, pero mi parte emocional —hablo de la parte divertida—, pudo más que mi parte racional.

Empecé a grabarla, su compañera, una joven de cabello cobrizo, al parecer su amiga, parecía avergonzada por el modo en que se movía la chica.

Las vi volver a su mesa inicial y el joven que las acompañaba empezó a sonreír y luego él se levantó y la chica cobriza fue tras él.

¿Por qué la dejaron sola?

Vi que la joven caminó hacia donde estaban las parejas que bailaban.

— ¡Sí pista de baile, aquí voy! —escuché que gritaba.

¿Tan ebria estaba?

Ella no tardó mucho ''bailando'' y justo cuando regresaba me interpuse en su camino.

Ella tropezó conmigo y entonces levantó la mirada, dejándome ver sus ojos castaños.

«No me equivoqué, sus ojos sí son hermosos», pensé.

— ¿Y tú quién eres? —preguntó.

— Soy tu salvación —respondí.

La saqué de aquel lugar y ella permaneció en silencio. 

Definitivamente estaba muy borracha porque permitió que un extraño la acompañara.

— ¿A dónde me llevas? —preguntó.

Le indiqué que subiera a mi automóvil. Un Aston Martin Vantage gris que había sido escogido por mi hermana.

Ella subió al automóvil y luego yo hice lo mismo.

— ¿Cómo te llamas? —pregunté pues aunque sabía que se llamaba Hemit, también quería conocer sus apellidos.

— No le digo mi nombre a desconocidos.

— Pero sí te subes a automóviles de desconocidos. 

— Es la primera vez —dijo.

La vi observar mi automóvil y luego escuché su risa.

— ¡Me gustan tu automóvil! —exclamó y yo sonreí.

— ¿Cuántas cervezas te tomaste?

— No lo sé, perdí la cuenta, pero no estoy borracha.

— Sí claro.

— Me siento tan relajada.

— ¿Relajada? —pregunté.

— Sí, relajada. 

Sin pensarlo me acerqué a ella y cierto olor a drogas me hizo fruncir el ceño.

— Te llevaré a mi casa —dije y ella solo se encogió de hombros.

Afortunadamente mi hermana estudiaba medicina, ella me ayudaría a despejar mis dudas.

Al llegar a casa, metí el carro en el garaje y salí.

— Vamos.

— No quiero.

— Debemos entrar.

— No, yo quiero cumplir mi fantasía.

— ¿De qué fantasía hablas?

— Siempre he querido que un chico guapo me bese dentro de un lindo automóvil.

— Definitivamente estás drogada.

— Bésame, chico de ojos azules.

— No voy a besarte —gruñí.

— Entonces no saldré.

— Claro que saldrás —dije.

Pude bajarla de mi automóvil aunque tuve que soportar sus protestas.



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En el texto hay: trillizos, humor y amistad, romance amor

Editado: 25.06.2020

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