Lluvia de ideas

Al llegar a la escuela empecé a buscar a mis amigos pero no los veía por ninguna parte y ya se me hacía tarde para ir a clase cuando de pronto choque contra un muro o eso pensé hasta que levante la vista y me di cuenta de mi error.

No era un muro, era el chico de quinto semestre que iba con el prefecto hace casi un mes y que guapo estaba, pero yo aún era muy tímida y muy torpe para decir pío siquiera

- Oye ¿estas bien? -me dijo el chico ofreciéndo su mano para ayudarme a parar

- Si lo siento venía distraída y con prisa buscando a mis amigos- le contesté sonrojandome como tomate.

-No te preocupes Anika ellos vienen en camino - me dijo el chico y yo me quedé sorprendida porque no nos conocíamos y no me acordaba que el prefecto dinero mi nombre o el de mis amigos. 

De pronto oí que alguien llegaba justo detrás de mi y me decía al llegar  a mi lado.

-Anima querida que haces llevas parada aquí más de 15 minutos- me decía Jorge con falta de aire .

Yo salí de un estado para entrar en otro muy diferente agarre mis cosas y corrí al salón al lado de mi amigo y le pregunté

-¿porque si me viste antes no me llamaste? -poniendo una cara de poker.

-Nena nadie te vio hasta que la maestra empezó a pasar la lista y me pidió salir a buscarte- sorprendido mi amigo.

Yo parpadee varias veces más confundida que mi amigo porque no sabía como habían pasado esos minutos y no me Di cuenta.

Ya en el receso mis amigos me bombardearon con preguntas que no yo misma podía responder por mi confusión y no le encontraba ni pies ni cabeza ya que yo siempre llegaba a clase antes que los maestros y mis amigos.

Y ese día n0 era la excepción ya que había llegado con diez minutos de antelación y no me pudo haber llevado mucho tiempo con el chico nuevo y mis amigos estaban igual de confundidos.

Estuvimos discutiendo una y otra vez la situación, haciéndonos preguntas pero no encontramos respuesta alguna a lo que ocurrió o mi extraña sensación con el chico.

Al llegar a casa le conté a mamá lo que me paso en la escuela y se quedó igual de sorprendida y no pudo ayudarme mucho, después de la cena no pude terminar de hacer mi tarea porque no me podía concentrar y era por culpa de aquel chico.

Si quería respuestas tenía que dejar de lado mi cobardía y hacerle mis preguntas a ese desconocido que puso mi mundo patas arriba.