Andrea
Me siento una intrusa en esta casa, sé que no lo molesto, pero he venido a invadir su privacidad. Después de que me recogiera manejo por unos veinte minutos hasta que llegamos a su casa, me muero de la vergüenza por el papelón que hice, ahora que lo pienso mejor no creo que haya sido una buena idea. Ahora mismo, me encuentro en su dormitorio esperando a que traiga unas cosas para curarme, cosa que me altera.
—Limpiare tus heridas —me dice cuando vuelve a la habitación, ¿por qué se sintió como si lo dijese con doble intención? —. He llamado a un médico de la familia, no pienso quedarme con la incertidumbre de que tienes algo grave —explica y no digo nada, no puedo negarme después de que me ha ayudado.
—Gracias —es lo único que puedo decir.
—Es un placer, stellina —dice al tiempo que se acerca a mí, y comienza a limpiar la sangre de mi frente, al parecer no es nada grave, pero de igual manera duele —. ¿Me dirás quien lo hizo? —pregunta en un susurro.
¿Cómo concentrarme si lo tengo a escasos centímetros?
—Yo... suelo ser torpe, así que cuando trepe por la ventana para que mi madre no se diera cuenta que escape pise mal y caí —miento.
—¿Estás segura? —insiste a lo que asiento asustada —. ¿Entonces por qué siento que me estás mintiendo? —pregunta mirándome fijamente.
—No lo hago —susurro queriendo que el interrogatorio termine, mis manos sudan producto de los nervios.
—Bien, dejaremos esto así y cuando estés lista me dirás —dice con serenidad —. Andrea... —es interrumpido por el golpe en la puerta, suspira frustrado y se levanta para recibir a quien se encuentra del otro lado de la puerta —. Buenas noches, doctor —saluda con respeto.
—Buenas noches, a ambos —nos saluda a lo que correspondo con un asentimiento, me incómoda estar con personas desconocidas. Pero bien que te fuiste con Dante y eso que apenas se conocen —me recrimino —. Permiso, veremos... ¿se ha fracturado las costillas antes? —pregunta de pronto logrando que me tense y mis nervios vayan al máximo, ¿qué digo?
—Yo... este, sí, pero fue hace mucho —respondo rogando para que esto termine rápido.
—¿Puedes dejarme a solas con la señorita? —le pregunta a Dante, y este me mira dudando, así que asiento levemente para mostrarle que estaré bien, minutos más tarde sale de la habitación —. Andrea, ¿verdad? —cuestiona a lo que emito un "si" en respuesta —. ¿Alguien te está maltratando de alguna manera? ¿Te tienen amenazada? —continúa con sus amenazas logrando que todas mis alertas se disparen, no sé qué decir, sus preguntas me han tomado por sorpresa.
—No, por supuesto que no ——respondo a la defensiva mientras comienzo a sentirme ansiosa.
—Ambos sabemos que me estás mintiendo, no puedes cubrir a personas que te dañan, puedes confiar en mí... Y deberé decirle esto a Dante, necesitas ayuda —dice el médico antes de salir de la habitación. Le dirá, ¿qué le dirá? No he dicho nada, tal vez alguno de mis gestos me delató, necesito salir de aquí, si ellos descubren la verdad, Lorenza me matará, y eso no es que me importe, pero no permitiré que alguien salga lastimado por mi culpa.
Comienzo a buscar una salida, debo huir, no puedo traerle problemas a él, se ha portado tan bien conmigo. Mi cuerpo duele por el golpe que me di al intentar escapar, pero no tengo otra opción.
Dante
Salgo de la habitación sin querer hacerlo, mi cabeza máquina mil escenarios, y en todos ellos mi stellina sufre.
Cuando me envió ese mensaje me asusté, así que salí lo más rápido que pude, y mi susto aumento cuando vi su rostro lastimado, en ese momento fui preso de la furia, quería acabar con quién siquiera se atrevió a tocarla, pero primero tenía que ponerla a salvo, así que la lleve a mi casa.
Y ahora estoy aquí, esperando a que el médico termine de examinarla, sé que me ha mentido, y estoy casi seguro que alguien la ha lastimado, ade.as está su delgadez, siento que en cualquier momento se partirá en dos.
¿Quién puede hacerle daño a un ángel como ella?
El semblante del doctor me advierte que algo no anda bien, mi pulso se acelera, mientras quiero correr para ver cómo se encuentra, pero en cambio, permanezco en silencio queriendo escuchar lo que te que decir.
—¿En qué te has metido, hijo? —pregunta el hombre que fue amigo de mi padre hasta su último aliento.
—No sé a qué te refieres —digo confundido.
—Esa chica está metida en algo grave, sin siquiera una radiografía puedo decirte que su costilla ha estado fracturada más de dos veces, y la últimos vez fue hace poco, y además, estoy casi seguro de que esa niña tiene bulimia —me explica dejándome helado ¿Golpeada? ¿Por quién? ¿Bulimia? Eso explicaría su delgadez.
—Dios, estará bien, ¿verdad? —pregunto desesperado ante la idea de que le pueda suceder algo.
—Por el momento, ... creo que lo mejor para ti es que te alejes de esa niña o te traerá problemas —sugiere enfureciéndome.
—No te pedí tu opinión, solo ocúpate de hacer tu trabajo —respondo molesto —. Quiero que le hagas todos los estudios necesarios para saber si tus sospechas son ciertas —ordeno.
—Piensa en ti y en tus hermanos —me pide tratando de hacerme cambiar de opinión.
—Porque estoy pensando por primera vez en mí felicidad me he acercado a ella —digo para seguidamente caminar nuevamente hacia la habitación.
Cuando entro me sorprendo al verla a punto de saltar por la ventana, así que sin pensarlo corro para evitarlo, y lo logro, antes de que pueda saltar la agarró del brazo y comienzo a subirla, en el momento que está a mi lado la abrazo asustado por su arrebato.
¿En qué estaba pensando?
—¿Qué pasa por tu loca cabecita? —pregunto con el corazón en la boca, me ha pegado un susto —. No vuelvas a hacer algo parecido, o me volveré loco —susurro abatido. Ella no responde solo se aferra a mí y comienza a llorar desconsoladamente, mis instintos se alertan y de un movimiento la alzo para comenzar a caminar hasta la cama en dónde me siento con ella en brazos. No ha parado de llorar, me duele verla así a pesar de que recién estamos empezando a conocernos, le permito desahogarse, solo me encargo de acariciar su espalda —. Todo mejorará, stellina —aseguro besando sus cabellos.