Pía
Cuando siento sus labios sobre los míos por inercia respondo, él no pierde el tiempo, y en menos de un segundo sus manos se aferran a mi cintura para atraerme a su cuerpo, mis sentidos están dormidos y no me doy cuenta de la magnitud de lo que estoy haciendo hasta que él intenta meter su lengua en mi cavidad bucal. Con toda la fuerza que poseo lo alejo de mi lado de un solo empujón, ambos respiramos agitadamente después del beso desenfrenado que acabamos de compartir.
¡Eres una estúpida, Pía Irene Ferrara Monti! —me recrimino.
—¿En qué piensas, muñeca? —pregunta el Adonis de Santino.
—En la gran estúpides que acabo de hacer —le digo enojada conmigo misma.
—No es nada malo, solo nos besamos porque así lo deseábamos —responde restándole importancia, y que puedo esperar de este idiota.
—Mejor cállate, tú prácticamente me secuestraste y me metiste en el cuarto de limpieza —le recuerdo.
Estaba yendo a la biblioteca cuando de repente alguien se me acerco y me tapo la boca, casi me agarra un infarto, pero no era más que el idiota del mejor amigo de Donato, mi hermano.
Pero soy una tonta por dejarle que me besara, acabo de faltar a una de mis promesas, el de no dejarme enredar por este Adonis que solo quiere acostarse conmigo porque lo he rechazado, y me ve como algo inalcanzable porque fui la primera que no me deje llevar por sus encantos.
—No veo que te hayas resistido, muñeca —dice sonriente dejándome ver su perfecta dentadura.
—¡Vete al infierno, Adonis! ¿acaso quieres que Donato te de una paliza? —le pregunto maliciosa e inmediatamente cambia su semblante —. Si, querido, tengo dos hombres de mi lado y créeme que no le gustará saber que andas detrás de su pequeña hermanita —le digo solo para molestarlo, aunque si serían capaz de molerlo a golpes, y después me regañarían por corresponderle el beso.
—¡No! ¿Por qué eres tan cruel, muñeca? ¿acaso quieres que me maten antes de que nos casemos y tengamos hijos? —pregunta con dramatismo.
—¡Eres un idiota! —le grito furiosa por su actitud inmadura, le importa un rábano las cosas.
—Aja, Santino, bésame por favor —se burla supuestamente imitando mi voz.
—Maldito idiota, no pienso perder más mi tiempo contigo así que mejor aléjate que no te soporto —le digo enojada para después caminar hacia la salida.
—Llegará el día en que me supliques que esté contigo y me lo pensaré muy bien —asegura presumido.
—Si, claro, espera sentado, cariño —le respondo irónicamente para después azotar la puerta.
Eso estuvo intenso, pero es un mujeriego de primera y no pienso dejarle que lastime mis sentimientos, no voy a ser una más en su lista de conquista.
Pía Ferrara, no es nada ingenua para caer en las redes de un Adonis.
Todos son iguales por eso no me enamorare, no le permitiré a nadie que me rompa el corazón.
Me encamino de regreso a clases, es seguro que ya empezaron y me las perdí por Santino Bianco... No negaré que es guapo, pero lo que tiene de guapo lo tiene de idiota.
Cuando llego al salón de clases, pido permiso y a regañadientes me dejan pasar. Ruedo los ojos cuando escucho a Lía Morelli presumir que es la novia de mi hermano, antes de empezar una pelea por decir algo, me siento en la silla que se encuentra sola al final de la fila.
Desearía que mi cuñada Andrea, viniera conmigo, pero ella está un año arriba junto a Donato, ellos tuvieron suerte de que les tocará juntos.
Andrea Lombardi, es la novia de mi hermano mayor, Dante, y quién ha sido para mí como un padre, solo tenía diez años cuando mis padres murieron, no entendía muy bien que estaba pasando, solo recuerdo que lloraba al no verlos y que mis dos hermanos me abrazaban y me decían que todo estaría bien. Ellos son mi todo, soy muy afortunada de tenerlos, siempre están viendo por mi seguridad, y debo reconocer que he estado un poco celosa porque ambos están de novios y por lo mismo ahora no pasamos tanto tiempo como solíamos cuando solo éramos los tres contra el mundo. Pero también, me hace feliz verlo tan contentos con ellas, y si bien Lía, no me agrada si lo hace feliz tiene mi aprobación, tal vez solo la esté juzgando mal.
¿Cómo soy? Pues bastante impulsiva, pero así me aman y si no lo hacen ellos se lo pierden, también puede que sea un poco caprichosa, pero eso no es mi culpa sino de mis hermanos que desde pequeña me consienten, yo pido y ellos lo hacen, ... ¿Está mal saber que no me tengo que conformar con migajas cuando mis dos hermanos me tratan como una reina? Porque eso es precisamente lo que pienso, ¿Por qué me conformaría con una persona que no me aporta nada si mis hermanos me han hecho la reina de sus vidas? Soy una mujer muy segura de si misma, no soy perfecta, nadie lo es, pero me considero hermosa, soy delgada, pero no en exageración, tengo carne en dónde debe ser, piernas torneadas y mi trasero firme después de muchas horas en el gimnasio, ... Soy una Diosa que sabe lo que vale y que nadie puede rebajar.
Así que Santino Bianco, conmigo no podrás...
El sonido del timbre me saca de mis pensamientos, me apresuro a guardar mis útiles, para seguidamente salir del salón de clases. Debo confesar que no me gusta estudiar, pero quiero ser Diseñadora de modas así que tendré que hacerlo de todas formas.
Está claro que el qué se hará cargo del patrimonio de los Ferrara, es mi hermano Dante, porque si bien Donato no ha dicho nada, sé que él tiene otros intereses, que por más que no me haya contado su pasión por la guitarra lo he descubierto unas cuantas veces tocando, y no es porque sea mi hermano, pero es muy bueno en lo que hace.
Se que decidamos lo que decidamos nuestro hermano mayor nos apoyará. Dante, es un gran hermano, su único defecto es su perfeccionismo, él es tan planificado que hasta planeo el primer beso con su novia. Si, muy loco, ¿no? Pero así es, y eso es bueno porque es parte de él, pero ¿qué pasa si un día no sale como lo planea?
Sonrío al ver a mi cuñada, ¿y Donato? ¿no sé perdió verdad? No, ese solo anda de picaflor.