Amor sincero.

Capítulo 20: Abuelito.

Andrea

    Sostengo la mano de mi novio mientras el maneja hacia la clínica, está muy preocupado y solo puedo apoyarlo, como él lo ha hecho en mis peores momentos.

   Al parecer sucedió algo con su hermano, y eso solo lo altero a él y a su hermana, y es que son muy unidos, que si uno está mal todos lo están.

   Ellos me han dado tanto en tan poco tiempo que para mí también es triste verlos mal, son parte de mi vida y son mi familia de corazón, ellos me han acogido en sus vidas y eso es más de lo que alguna vez esperé y soñé.

—Todo irá bien —le susurro y, en consecuencia, el presiona mi mano al tiempo que asiente con un movimiento de cabeza.

   Nosotros estábamos hablando como lo venimos haciendo desde ese día en que perdí el control, se ha convertido en una rutina el hablar hasta que el sueño me vence, y eso solo es la prueba de que Dante es mi medicina. Bueno volviendo al tema principal, cuando estábamos hablando él recibió una llamada de su hermano, y al verlo tan preocupado le dije que lo acompañaría, apenas me calce unas sandalias y me puse uno de sus buzos arriba de mi pijama. Cuando estábamos por salir de la casa Pía se acercó a preguntar qué estaba pasando y ahora aquí estamos, los tres rogando que no sea nada grave.

—Hemos llegado —informa Dante provocando que vuelva a la realidad, observo el lugar y efectivamente, hemos llegado.

Nos bajamos rápidamente cuando el auto está estacionado, y empezamos a caminar hacia la entrada, vuelvo a entrelazar nuestras manos para que sepa que estoy para él.

No nos cuesta ver a Donato ya que este está en la sala de espera y puedo decir que se lo ve bastante preocupado, mi novio suelta mi mano y se apresura a llegar hasta su hermano.

  Mi cuñada, repite su acción y sin dejarle hablar se abalanza hacia él.

—¿Qué sucedió? ¿quién te lastimo? —lo ataca con preguntas cuando se separa, Donato tiene un golpe en su pómulo.

—¿Qué ha pasado? ¿por qué me llamaste? —le pregunta mi salvador.

—Yo... lamento haberlos preocupados, pero atacaron a mi novia y ... me pidieron que llamara a nuestros padres, y ... su padre está de viaje así que... —le explica y puedo decir que está muy afectado por la situación.

—¿Quién la atacó? —le interroga Dante un poco más tranquilo al comprobar que su hermano está bien, dentro de lo que cabe.


—Su exnovio, él muy maldito la drogo y si no hubiese llegado a tiempo... —no termina la frase porque golpea el banco con su puño, desde una distancia prudente los observo, no quiero interrumpirlos —. El solo recordarlo me enfurece y soy capaz de volver por ese hijo de perra para matarlo.

—Lamento lo que está pasando, pero te prometo que esto no se quedará así. No conozco a tú novia, pero si es importante para ti lo es para todos, y la protegeremos —le dice Dan, y eso solo me enamora más, es tan único.

—Gracias, hermano —le agradece relajándose un poco.

—No la conozco bien, pero es mi cuñada y por ende es parte de nuestra familia, y eso es más que suficiente para no permitir que nadie se meta con ella —habla Pía sorprendiéndonos a todos.

—Gracias, hermanita. Se que se llevarán bien, y eso me haría muy feliz —le dice y no sé si él se ha dado cuenta, pero está perdidamente enamorado de esa chica, sus ojos tienen un brillo diferente y su manera de hablar de ella lo confirma.


—También tienen mi apoyo —hablo al tiempo que me acerco a ellos —. ¿Ya la pudiste ver? —le pregunto dejando que Dante me acerque a su cuerpo y me rodee la cintura con uno de sus fuertes brazos.

—No, en unos minutos podré hacerlo. Ahora debo llamar a su padre así que... —se ve interrumpido por un hombre mayor que no luce nada contento con nuestra presencia —. Señor Morelli —murmura Donato, y siento como el cuerpo de Dante se tensa.

—Ferrara —sisea acercándose a nosotros —. Espero tengas una buena explicación, ¿qué le has hecho a mi hija? —le pregunta directamente.

—Creo que es mejor que ella se lo diga, señor —le dice con seriedad.

—De mi hija me encargaré más tarde. Ahora, dime ¿qué ha pasado en la fiesta que montaron? —pregunta con voz dura.

—A mi hermano le habla bien o tendremos problemas —sale en su defensa mi novio sin soltarme.

—Él mayor de los Ferrara —dice dándole una mirada —. Déjenme decirles que si tuvieron algo que ver en lo que le pasó a mi hija se arrepentirán —nos advierte.

—Tendremos problemas si no se comporta —contrataca Dante ahora sí soltándome para enfrentarlo.

—Es mi problema, hermano —le dice Donato poniéndose en medio de los dos hombres que se retan con la mirada —. Esto es entre mi suegro y yo —asegura sin una pizca de miedo —. Así que señor Morelli, si quiere demandarme o lo que quiera hágalo, pero eso no va a impedir que siga viendo a mi novia, su hija —le advierte con su característica seriedad.

—¿Crees que no sé qué eres novio de mi princesita? —le pregunta como si fuera obvio —. Se cada cosa que tiene que ver con ella, y si no interviene fue porque la vi realmente feliz desde que está contigo, y si le haces feliz, no me queda más que dejar de lado mi rivalidad de años con los Ferrara.

—Yo... —mi cuñado es nuevamente interrumpido, pero está vez por una doctora.

—Buenas noches, ¿familiares de la señorita Morelli? —pregunta cuando llega al lado de nosotros.

—Soy su padre —responde el hombre con voz preocupada.

—Señor Morelli, su hija está estable, pero la tendremos en observación unas horas para prevenir cualquier complicación. Le hicimos un lavado de estómago y le pusimos un suero, la señorita está despierta y pide ver a su novio —le explica la situación —. Ya dimos parte a las autoridades por lo que se le hará un interrogatorio.

—No quiero que hostiguen a mi hija así que cuando los policías lleguen hablaré con ellos. Ahora iré a ver a mi hija, sería tan amable de decirme ¿dónde está? —le pregunta a la doctora.




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