Amor sincero.

Capítulo 21: Conociendo a sus abuelos.


Andrea

    Hoy es un día bastante estresante para mi persona, y es que conoceré a los abuelos de Dante, los cuales son como sus padres, y tengo terror de que no les caiga bien.

   Él dice que todo saldrá bien y que seré bien recibida por sus abuelos, y que si eso no pasa que él estará para mí y no le permitirá que me traten mal de ninguna manera.

   Nuestra relación va de maravilla, hemos tenido varias discusiones, pero nada grave solo peleamos por algunas tonteras, como por ejemplo, los guardaespaldas que viven detrás de mí, y él siempre dice que es por mi seguridad.

    Llevamos tres meses de novios, y cada día estamos más enamorados, ¿Cómo no estarlo si es tan perfecto? Cada día me recuerda lo valiosa que soy, y lo mucho que me quiere, solo que tal vez no solo lo quiero… el amor ha aumentado y me da miedo de que él no esté en la misma dirección que yo.

      Amo a Dante, y me costó mucho aceptarlo, me sentía tan rara y es que nunca había experimentado algo así, ni por cerca.

     Mi corazón le pertenece por completo a Dante Romeo Ferrara, si tiene segundo nombre, solo que mi cuñada no lo sabe, y pues lo descubrí por casualidad cuando vi uno de sus apuntes de la universidad. No le he dicho nada porque lo usaré en algún momento a mi favor.

   Hace un mes sucedió lo de la novia de Donato, que gracias al cielo no paso a mayores, pero sí que ahora tiene a su padre y a mi cuñado encima de ella. Creo que por fin ambos han aceptado sus sentimientos, pero según Pia hay algo más, y solo espero que no se nada que los pueda separar.

   Hemos tenido la oportunidad de tratarla y puedo decir que al principio parece una persona prepotente, pero una vez la vas conociendo te das cuenta de que es una buena chica que como todos tiene un pasado. Hasta Pía aflojo después, de que tanto le insistí en que le dé una oportunidad, ahora se podría decir que somos amigas.

   Como bien saben me he estado manteniendo con el dinero que mi padre me deposita cada mes, es algo que no me gusta, pero le devolveré hasta el último centavo en cuanto pueda.

   Con mi tratamiento vamos bien, he ganado peso, y he estado controlándome con los atracones, también hago varias actividades al día para mantener mi mente ocupada y así no darle espacio a los pensamientos negativos que afectaban mi vida diaria. Tanto mi novio como sus hermanos han sido un gran apoyo en este proceso, les he confesado a mis cuñados de la bulimia, solo por arriba porque no es como que me agrade hablar de esos temas.

    De Lorenza, no he vuelto a saber o mejor dicho no la he vuelto a ver, pero si he estado recibiendo unos mensajes suyos, obviamente amenazándome con acabar conmigo y con todos los que me rodean. Es algo que todavía no le he dicho a Dante porque no creo que sea necesario y no quiero molestarlo, él ya hizo mucho por mí.

—¿Stellina? —escucho la voz de mi novio e inevitablemente me sobresalto —. ¿Todo bien? —me pregunta entrando a la que se ha convertido en mi habitación.

 

—Sí, solo pensaba —le digo al tiempo que me levanto para caminar hacia Dante, él me atrae a su cuerpo colocando sus manos en mi cintura, y solo sonrío ante lo posesivo que puede llegar a ser.

 

—Te dije que no le des tantas vueltas al mismo tema, ellos te amarán —asegura para seguidamente besarme como solo él sabe —. Además, no serás la única que conozca a mis abuelos —me recuerda divertido cuando nos separamos por falta de aire.

—Y déjame decirte que Lía está peor que yo, ha enviado mil mensajes al grupo para que le demos nuestra opinión de sus miles de opciones de ropa, y yo que creí que estaba loca por no decidirme si era mejor usar zapatillas o sandalias —le comento divertida sobre la loca de mi amiga. Y es que los queridos hermanos Ferrara se le ocurrió hacer una cena para presentar a sus novias, lo cual fue apoyado por nuestra traicionera cuñada que alego que eso sería perfecto.

 

—Pobre de mi hermano, al menos, mi ángel no es tan dramática —dice dejando un beso en mi nariz, él no diría eso si supiera el terror que siento ante tal cosa.

—Pues a tú hermano le gusta así, así que no se queje —hablo defendiendo a mi amiga.

—Bien, no vamos a pelear por esos dos —responde soltándome —. No sabía que ya estabas lista —susurra repasándome con su penetrante mirada.

—Es una opción, pero creo que mejor no —respondo tratando de caminar hacia el baño, pero su brazo en mi cintura impide que siga mi camino.

—Estás bellísima, tendré que estar al pendiente para que nadie mire de más a mi hermosa novia —susurra cerca de mi oído sin soltarme.

—Yo… no digas esas cosas, creo que este vestido es muy informal —digo apenada, y es que ni siquiera sé porque les hice caso a las chicas y me compré este vestido que según ellas resaltan mis atributos, el escote de la espalda y lo ajustado del vestido no me hacen sentir nada cómoda, pero si me hizo sentirme y verme hermosa frente al espejo.

—Te ves perfecta con cualquier cosa, cariño —responde dejando un beso en mi cuello provocando que mi piel se erice.

—Dante —susurro perdida en las sensaciones que me produce su tacto —. Llegaremos tarde —menciono queriendo que se aleje porque cuando lo tengo cerca mi cuerpo me traiciona.

—Bien, te dejaré libre si te quedas como estas —dice y termino asintiendo para nada convencida, pero sé que no me soltará hasta que no acepte —. Te dejaré terminar de prepararte mientras ayudo a Donato a acomodar la mesa —habla guiñándome un ojo cuando me deja libre de su agarre.

—Gracias, bajaré enseguida.

Él sale de la habitación, y aprovecho para ponerme los zapatos que he elegido, debo reconocer que el vestido es bonito, el color amarillo resalta la palidez de mi piel, aún me resulta difícil no usar mis antiguas ropas holgadas, pero es solo cuestión de tiempo que me acostumbre.




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