Hola, les hago una aclaración, cómo les había dicho en un principio la historia empezaba cinco años antes de amor a prueba de adversidades, por lo que daríamos un salto en el tiempo, y pues llegó el momento de hacerlo. Habrá cosas que no comprenderán, pero sus dudas se irán aclarando.
Andrea
Cinco años después
Me acurrucó más al cuerpo de mi novio para impedir que se levanté de la cama, escucho su risa por mi actitud infantil, pero es que él es muy suave y calentito para no querer dormir a su lado.
—No te vayas —susurro perezosa mientras siento que acaricia con suavidad mi espalda desnuda.
—Debemos levantarnos, que yo recuerde tienes que ir a la universidad, stellina mia —me dice provocando que abra mis ojos como plato al recordar ese pequeño detalle —. ¿Cómo puedes olvidarte de la universidad? —pregunta divertido mientras me observa con tanto amor cómo lo hace desde hace años.
—Pues tengo un novio muy cómodo que me hace olvidarme de mis responsabilidades —respondo divertida al tiempo que me cuelgo de su cuello provocando que las sábanas caigan dejando en libertad mi piel desnuda, sus ojos abandonan mi rostro para observar mis pechos y veo como traga con dificultad.
—Tapate o no me podré contener —ordena con la voz ronca por el deseo, sin rechinar me separó de él para estirar mi mano hasta su camisa que se encuentra a un lado de la cama, y me lo pongo con su ayuda —. Eres tan perfecta que si no fuera porque tengo que trabajar no saldríamos de la habitación en todo el día —me dice seductoramente al tiempo que se sienta en la cama para seguidamente agarrarme de la cintura y ayudarme a acomodarme en su regazo.
—Eres un pervertido, amor —respondo sonriendo feliz.
—Así me quieres —asegura y para qué negarlo si tiene razón. Lo amo tal como es, con su seriedad con un mezcla de dulzura para tratarme.
—Lo hago —susurro para después dejar un casto beso en sus labios.
—No puedo creer que llevamos juntos más de cuatro años —dice melancólico.
—Y esto recién empieza, seguiremos juntos hasta el final de nuestras vidas —respondo con seguridad.
—Hasta el final de nuestras vidas, amor —reafirma.
—Debemos levantarnos, tengo que ir a la empresa y luego debo juntarme con mi equipo para terminar con los últimos retoques de la estructura interna del navío —me explica así que suspirando con cansancio me levanto de su regazo para empezar a caminar hacia el baño.
Dante Ferrara, mi novio, es Administrador de empresas e Ingeniero naval hace un poco más de tres años. Lo veo tan alegre en sus trabajos, se encarga tanto de las empresas de sus padres como de su otra profesión, en la cual se desempeña como arquitecto de estructuras internas de navío.
Dante es el único interesado en seguir con la empresa de sus padres, y que sus hermanos están cómodos con lo que tiene gracias a sus trabajos, eso sí, mi novio ha repartido la herencia, y por lo mismo cada uno tiene su cuenta bancaria en dónde cada mes se deposita las ganancias de las empresas.
Por mi parte, soy estudiante de trabajo social, este año si Dios me lo permite me estaré recibiendo. Actualmente, aparte de estudiar ayudo en un hogar de niños, y solo puedo decir que hacerlo alegra mis días.
Mi vida a cambiado notoriamente en estos años, está claro, que ya no soy la misma Andrea, he aprendido muchas cosas, y ahora me siento más fuerte que nunca.
La bulimia y la depresión forman parte de mi pasado, pero eso no quiere decir que en algún momento puede volver, ya que estoy en constante riesgo porque según lo que me contó la doctora, si sufro alguna crisis fuerte o me dejó caer en la soledad y la tristeza como en el pasado esas enfermedades pueden volver.
Hace dos años tuve una recaída cuando vi a Lorenza, ella solo quería molestarme y demostrarme que sigue teniendo ese poder en mí. Gracias al cielo tengo a mi novio que me apoyo y me ayudó a salir de otra crisis.
Salgo de mis pensamientos cuando escucho la voz de Dante avisándome de que ya está el desayuno, y es cuando recién me doy cuenta de que llevo más de diez minutos duchándome, le gritó que estaré a bajo en unos minutos mientras termino de ducharme.
***
Desayunamos en completo silencio, cada uno inmerso en su propio mundo, estos últimos meses han sido difícil para todos en especial para mi cuñado y su novia.
La casa ya no es lo mismo desde que mis cuñados se mudaron cada uno a sus respectivos departamentos, con Dante decidimos quedarnos aquí, y luego, de una extensa charla lo convencí de ayudarle con los gastos de la casa.
Mi relación con mi hermano es un sube y baja, no lo odio, pero debo reconocer que siento algo así por Enzo, mi padre, y es que volvió a desaparecer de mi vida y me molesta que ni siquiera haya intentado acercarse y arreglar las cosas, pero bueno es mejor así. Mi hermano cada día es más frío, hay veces que no nos vemos por meses, y días que ni siquiera me responde las llamadas.
De Lorenza y Elliot no he sabido nada, y espero siga así. Lo que me sigue preocupando es el no dar con el paradero de mi cuñada y mi sobrino, y eso no es nada bueno, no sé si están bien o incluso... mejor no lo pienso.
—¿Cariño? ¿Me estás escuchando? —su pregunta me trae de regreso a la realidad, parpadeo confundida.
—Lo lamento me perdí en mis pensamientos, ¿qué me decías? —le pregunto atenta.
—¿Estás bien, cariño? —me pregunta preocupado.
—Si, solo pensaba en todo lo que ha pasado en estos años —le cuento y eso parece tranquilizarlo.
—Bien, creí que algo te preocupaba —dice suspirando —. Te decía que pasaré por ti e iremos a buscar a nuestro sobrino, no sé si te acuerdas en que nos comprometimos a cuidar de Taddeo —me recuerda e inevitablemente una sonrisa aparece en mi rostro al recordar a mi pequeño sobrino.
Aunque su llegada fue una sorpresa para todos y una bomba para sus tíos que enloquecieron cuando se enteraron que su hermana de dieciocho años estaba embarazada. Ambos Ferrara fueron a querer acabar con Santino por embarazarla, pero mi cuñada los enfrento y les dejo en claro que lo tendría y que ni se les ocurrirá meterse con su novio.