Andrea
Me río de las ocurrencias de Pía, estamos todos reunidos en una cafetería que queda cerca de las universidades, más bien en el centro de todas y así se nos hace más fácil vernos durante la semana antes de ir a la Universidad.
Dante ha estado muy callado durante el desayuno, sé que le sucede algo y muero por saber que lo mantiene alejado de la realidad, pero no quiero presionarlo y mucho menos quiero parecer una novia obsesiva y que piense que no le doy su espacio, así que mantendré mi boca callada.
Sonrío en dirección a mi cuñado que me observa confundido porqué mi sonrisa se había borrado.
—¿Cuándo es tu próximo concierto? —le pregunto a Donato para evitar alguna de sus preguntas incómodas.
—Pues... dentro de dos meses, les enviaré las entradas por si quieren ir —dice ahora observando a su novia que solo juega con su desayuno, ella parece inmersa en sus pensamientos —. ¿Bonita? —la llama provocando que ella se sobresalté un poco y parpadeé confundida.
—Yo... ¿De qué hablaban? —pregunta con una sonrisa fingida, y creo que todos lo han notado, pero nadie dice nada.
—De que daré un concierto en dos meses y me encantaría que fueras —le dice al tiempo que estira su mano y acaricia la mejilla de Lía.
—Claro —responde poco convencida.
—Este sábado hay partido así que deben estar ahí —nos informa la fan número uno de Santino... Pía.
—Ahí estaremos, ¿verdad, amor? —le pregunto a mi novio quien asiente un poco tenso.
¿Qué me ocultas, Dante?
—¡Papi, me... jol! —grita mi sobrino mientras salta emocionado en los brazos de su madre.
—Si, tú papi es el mejor, mi amor —le dice su madre cariñosa —. ¿Cómo vas con las prácticas? —me pregunta Pía.
—Muy bien, es hermoso poder trabajar con los niños, hay casos muy fuertes que me afectan más de lo que debería, pero es parte del labor —le respondo orgullosa de mi trabajo.
—Me alegro que lo disfrutes, a nosotras todavía nos falta —dice Lía uniéndose a la conversación.
Lía, tuvo que dejar el semestre pasado por lo que le pasó así que tendrá que reintegrarse el semestre que viene y eso la atrasará un poco, pero confío en que sabrá sobrellevarlo, ella será una gran médica.
—Disfrútenlo porque el tiempo pasa volando así que disfruten al máximo de la vida universitaria —les aconsejo con un poco de melancolía.
—Lo tendremos en cuenta —asegura Pía.
—Cariño, quedan menos de veinte minutos para tu primer clase —me avisa mi novio haciendo que lo observé incrédula —. Eres una despistada, stellina mia —dice divertido importándole poco que estemos acompañados.
—Solo se me pasó y no puedes juzgarme cuando tengo a la mejor compañía —respondo con seguridad —. Nos vemos, familia —me despido de cada uno de ellos con un beso para después empezar a caminar hacia la salida de la cafetería y soy consciente de que mi querido novio me está siguiendo.
—Espera un segundo que llegamos rápido en el auto —asegura al tiempo que me agarra del brazo con toda la delicadeza del mundo para que me detenga.
—Solo no deseo llegar tarde —le digo tratando de calmar mis ansias.
—Y no lo harás, soy él "señor perfectito" según tú así que no permitiré que llegues tarde —asegura con diversión para seguidamente soltar mi brazo para después llevar su mano a mi cintura para seguir con nuestro camino.
—¿Pasarás por mí? —le pregunto cuando llegamos al auto.
—No, no puedo, pero él chófer te llevará a casa —me informa al tiempo que abre la puerta del copiloto y me ayuda a subirme.
***
Sonrío con cansancio cuando toca el timbre para salir, son muchas horas de estudio, pero vale la pena luego de ver los exámenes aprobados.
Cuando ya tengo todas mis cosas salgo del salón con unas inmensas ganas de ver a Dante, pero antes pasaré por el hogar para ver a mis niños. Al salir de las instalaciones veo él auto de los Ferrara, y a los guardaespaldas fuera de este esperando por mi. Esta mañana me di cuenta de que aparte de esos dos hombres y el chófer nos sigue una camioneta con otro dos hombres más, ¿Acaso puede ser más exagerado?
Niego divertida ante la idea de un Dante más despreocupado, pero para que negarlo si me encanta tal cual es, aunque la mayor parte del día sea un amargado, pero es mi sexy amargado.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando un cuerpo me empuja hacia la pared de la institución, me quedo aturdida durante unos segundos, pero en cuanto reconozco al tipo que intenta besarme apartó mi rostro para evitarlo.
—¿Qué carajos te sucede, Martin? ¡Estás demente! —grito enfurecida con el imbécil que acaba de arrinconarme.
—Solo quiero besarte, amor —responde el psicópata que no ha dejado de acosarme desde que entré a la universidad.
—¡Ya te he dicho que no me interesas! ¡Tengo novio, idiota! —le grito mientras observo como los guardaespaldas lo quitan de encima mío.
—¡Suéltenme! ¡Serás mía, Andrea Lombardi! —me amenaza y sus palabras suenan tan seguras que me da un escalofrío de solo imaginármelo.
—Estás loco, no soy y nunca seré nada tuyo. Te repito por enésima vez que me dejes en paz, tengo novio y estoy más que feliz con eso —le digo sin demostrar mi miedo.
—¿Qué tiene él que yo no tenga? —me pregunta con odio.
—Señorita Andrea, espérenos en el auto, enseguida estaremos con usted —me dice uno de los hombres que me cuida mientras evitan que ese tipo se vuelva a acercar a mí.
—Está bien —es lo único que digo antes de alejarme.
Me doy cuenta de que todos estaban presenciando la escena, como si no nos sobrarán problemas. Me encaminó hasta el auto en dónde me recibe él chófer, y solo ruego que no haya llamado a su jefe porque quiero ser yo la que se lo diga.
Muchas veces me ha molestado, pero nunca se lo dije a Dante porque no creí que llegaría a tanto, después de todo cuando lo conocí parecía un buen chico. Pero luego de que lo rechazará se volvió un pesado que me seguía a todas partes, maldigo a mi compañera de clases que me había presentado para que me adaptara a la vida universitaria.