Amor sincero.

Capítulo 32: Alessandro.

Andrea

Me separó de Dante antes de que me olvide de mis responsabilidades, es imposible concentrarme cuando mi novio no me deja un segundo en paz.

—Ya basta Ferrara le advierto y él solo sonríe divertido.

—Solo quiero besar a mi mujer no entiendo cuál es el problema —dice obviando la situación.

—Si, y me encanta que me beses, pero te recuerdo que debo ir a la clínica.

—Ya... Andriando me pidió acompañarnos, ya sabes que él nos ha ayudado mucho —me comenta y lo observo confundida.

—¿Por qué querría ir a verla? Ellos ni siquiera se conocen —cuestiono confusa.

—Es para acompañarnos ya sabes somos buenos amigos —responde restándole importancia, pero sé que hay algo que Dante no me está diciendo y sé que no me gustará nada.

—Por mí no hay problema —digo dándome la vuelta para agarrar mi bolso que está en la cama.

Hace una semana que mi hermano se enteró de la verdad, y desde entonces hemos ido y venido de Italia a Francia ya que no podemos dejar de lado nuestros compromisos, pero siempre estamos al pendiente de mi hermano y su familia, enterarme de la enfermedad de Ida no fue nada lindo y sé que para mí hermanos mucho menos. No puedo creer como el mundo está en contra de ella, pero ya no estará sola.

En Italia también ha habido problemas, a parte de los periodistas que ahora están con la supuesta "separación", según dicen Dante y yo estamos separados y por eso no se nos ve.

Bueno ese no es el verdadero problema, si no que Lía nos dio un susto de muerte a todos y por lo mismo tuvimos que viajar de regreso después de dos días de llegar a Francia. Mi cuñado estaba destrozado, pero logramos calmarlo, aunque sea un poco y prometimos ir apenas nos aseguremos de que tanto mi cuñada como mis sobrinos estén bien, ¡Si, son dos! Mi hermano me lo contó y yo no podía creerlo.

Aún no puedo creer que mi amiga haya intentado acabar con su vida, todos creímos que ella estaba superando su perdida, la veíamos más alegre y más comunicativa, pero todo se derrumbó cuando Donato la encontró desangrándose. Recuerdo que cuando Pía nos llamó enloquecimos y sin pensarlo nos montamos en el primer avión para ir a apoyarlos en estos momentos.

Ella no quiso hablar con nadie ni siquiera con su novio o su padre, pero como sabemos Donato no desistió y permaneció a su lado a pesar de que ella intentaba alejarlo.

Solo deseo que pueda salir de esta, y solo podemos estar para ellos.

—¿Vamos? —la pregunta de mi hombre me trae devuelta a la realidad.

—Vámonos —le digo para seguidamente agarrar su mano y salir de la habitación de la casa que tiene mi amado novio en Francia, pero si este hombre tiene casas por cada rincón del mundo.

                                                                   ***

Camino por los pasillos de la clínica en compañía de mi novio y Andriano, este último nos estaba esperando afuera del lugar.

Sigo mi camino con los dos hombres siguiéndome hasta que veo a mi hermano sentado en el suelo con su rostro enterrado entre sus piernas y puedo oír hasta aquí sus sollozos, me duele verlo así, pero para su desgracia todo en la vida se paga y él no es la excepción a la regla.

Al escuchar nuestros pasos y las voces de los dos hombres que me acompañan levanta su cabeza dejándome ver su rostro pálido y cansado. Rápidamente me agachó a su altura y lo abrazo para demostrarle que no está solo, Aless me abraza fuerte y se derrumba entre mis brazos.

—¿Le pasó algo a Isa o a mis sobrinos? —pregunto preocupada.

—Ella no me quiere cerca —responde en medio del llanto —. No sé cómo fui tan... tan estúpido para perderlos —dice cuando su llanto va cesando.

—Todo estará bien, ella solo está enojada, pero verás cómo lo resuelven —hablo sonando optimista —. Debes ser fuerte por ellos. Ahora mismo, eres lo único seguro que tienen, debes velar por su seguridad —le digo y él asiente de acuerdo —. Ahora vas a limpiar tus lágrimas y te vas a levantar para luchar por ellos porque ellos lo valen —susurro en su oído y él inmediatamente lo hace.

—Gracias por venir —me agradece al tiempo que se levanta y me ayuda a hacerlo, con uno de sus brazos me abraza del hombre mientras que lo abrazo de la cintura, ambos caminamos hacia mi novio y Andriano que nos estaban dando nuestro espacio.

—Agradece que eres su hermano, si no ya te hubiese roto la mano por tocar a mi mujer —dice mi novio rompiendo el silencio de la sala, y solo puedo rodar los ojos en señal de irritación por su advertencia y su manera de celarme, aunque me guste que lo haga este no es el momento para hacerlo. 

—Ya te he dicho que no la trates como si te perteneciera —le advierte mi hermano con enojo al tiempo que me suelta para enfrentarlo.

—No sean idiotas, y compórtense estamos en una clínica maldita seas —intervengo poniéndome en el medio de los dos, miro con fiereza a Dante, y este me sostiene la mirada, pero minutos más tarde se rinde y es que sabe que se está comportando como un crío.

—Está bien, amore mío no dormiré en el sofá por culpa de este estúpido —dice regalándome una sonrisa falsa a mi hermano solo para enojarlo más.

—Ambos parecen unos niños, primero que nada, el trato de Dante hacia mí lo decido yo —aclaro con firmeza, y puedo ver como Alessandro aprieta los puños en señal de enojo, y como Dante al igual que Andriano se ríen de mi hermano, pero esto no dura ya que apenas hablo la sonrisa de mi novio se borra —. Y tú Ferrara por venir a provocar a mi hermano estarás sin sexo por un mes —respondo con simpleza provocando que mi hermano me mire atónico.

—Andrea, ¿cómo puedes decir eso? —cuestiona furioso y solo le sonrío con inocencia.

—No entiendo porque tanto alboroto es algo normal, tú lo haces, todos lo hacen, y bueno yo también ¿verdad amorcito? —hablo ahora mirando a mi novio y este me mira pícaramente.




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