Vittoria
Lo observo desde la ventana rogando que no me descubra, sé que no está bien acosar a las personas, pero en mi defensa no lo hago de mala persona.
Franco Narváez, el hombre más sexy sobre la faz de la tierra, bueno tal vez exagere un poco, pero para mí lo es, ¿Lo malo? Pues lo malo es que me dobla la edad y no es que me importé, pero mis padres no opinaran lo mismo y lo otro pues es la persona que se ha encargado de mi seguridad desde que nací y me ve solo como la hija de su jefe.
¿Capricho? Créanme que lo he pensado, pero no es eso, esto va más allá, descubrí que estaba enamorada de mi sexy guardaespaldas hace dos años, cuando tenía dieciocho años, o tal vez siempre lo estuve solo que no me había dado cuenta.
Él es una persona seria, y muy reservada, y muchas veces he intentado hacerlo reír o que sonría solo un poco, pero no hay poder humano que lo logré.
Me lanzo al suelo cuando Franco se mueve de su posición, eso estuvo cerca, ¡Qué vergüenza si me descubre babeando por él!
Gateo por el suelo hasta llegar a mi cama en dónde me levanto y me siento pensando en que esto no puede seguir así.
Bien, les contaré un poco de mí, Soy Vittoria Ferrara Lombardi hija de Andrea y Dante Ferrara, tengo dos hermanos a los cuales amo, aunque sean unos insoportables.
Tengo veinte años, soy una acosadora de guardaespaldas, soy estudiante de Administración de empresas y es que quiero seguir los pasos de mi padre y de mi hermano mayor.
Aunque debo reconocer que mi verdadera pasión es el baile, es algo que disfruto mucho, pero no creo que sea para mí o al menos eso opina el último jurado que me dijo que no era buena en eso.
Mis padres no son de una familia numerosa, pero han tenido hijos para hacer dulces. Mi tío Donato y mi tía Lía tienen cuatro hijos, mientras que mi tía Pía y mi tío Santino tienen solo dos. Y luego están mi tía Isa y mi tío Aless que tienen cuatro hijos, Massimo es el menor de todos quien cuenta con 10 años de edad.
Todos se sorprendieron mucho antes la llegada de su cuarto hijo, era tan solo una niña, pero me gustaba la idea ya que me gustan mucho los niños.
Así que tienen herederos por montón...
Si bien amo a cada uno de mis primos, debo reconocer que me llevo mejor con mi prima Sofía, quien es mi mejor amiga, y con Ada quien es como nuestra hermanita menor, y bueno Maurizio, Taddeo y Camilo son los que siempre nos sacan de los problemas.
Bueno eso era antes, ahora que Sofía está casada con el idiota de Matteo, mi primo, ya no salimos tanto. Si, mis dos primos se casaron, mi primo al principio se rehusaba a tener una relación con ella ya que nos criaron como primos, pero ellos no comparten sangre así que no es incesto.
Ahora Sofí es una Lombardi... Mi tío Doni no estuvo de acuerdo al principio, pero lo termino aceptando y más cuando se enteró que sería abuelo. Eso ya fue hace dos años, y ahora ellos son felices con su hija.
¿Mucha información? Pues prepárense...
***
Me apresuro a comer porque de tanto que me la pasé acosando a Franco y luego pensando se me ha hecho tarde para ir a la universidad.
Mis padres desayunan mientras charlan de no sé qué, se nota desde lejos el amor que se profesan, me encantaría poder encontrar una persona que me ame como papá lo hace con mamá. Y espero ese alguien sea mi Sexy guardaespaldas, de solo pensarlo se me hace agua la boca y es que no entiendo cómo le hace para verse tan bueno.
—¿Todo bien, Vitto? —pregunta mi hermano mayor llamando la atención de todos.
—Eh, ... si —digo cuando encuentro mi voz.
—¿Quieres que te lleve? —me pregunta Camilo a lo que niego de inmediato, porque cuando Franco me lleva a la Universidad o me recoge son los únicos momentos en dónde podemos estar cerca, así que lo lamento hermanito.
—¿No? —cuestiona incrédulo.
—No, ósea tú tienes que ir a la empresa y yo tengo chófer así que no hay problema —explico haciéndome la distraída.
—¿Vendrás a la noche, cariño? —le pregunta mamá a Camilo ya que este vive en su propio apartamento desde que cumplió veintiún años y mamá lo tiene que regañar para que venga a visitarnos.
—No lo sé, haré el intento —responde apenado.
—Hoy cenaremos en familia así que has el intento, hijo —le pide mi padre.
—Deberías darle vacaciones, viejo —le dice Giovanni provocando que todos nos riamos al ver la cara de horror de mi padre.
A sus cincuenta y dos años es un hombre muy atractivo y sigue trayendo loca a mamá.
—Giovanni —le advierte con seriedad, aunque sabemos que solo bromea.
—Pero si digo la verdad, ya están para ser abuelos —le sigue picando mi hermano menor.
—¡Si eso sería tan lindo! ¿Puedo tener un bebé? Saldría muy sexy —bromeo imaginado como sería un hijo de Franco, sería toda una obra de arte.
—Mejor cállense, son unos mocosos así que nada de bebés —nos advierte papá.
—La tía tuvo a Taddeo a los dieciocho años y yo quiero seguir sus pasos —digo divertida para seguidamente levantarme de un salto y salir disparada hacia afuera de la casa.
—¡Vittoria Ferrara, regresa ya mismo! —escucho el grito de mi padre provocándome una crisis de risas.
Mis mejillas se tiñen de rojo cuando me encuentro con la mirada oscura de mi amor platónico, ¡Por Dios, que vergüenza!
—Yo... —trato de hablar, pero no logro articular algo creíble.
—¿Ya es hora de que la lleve? —pregunta con seriedad y quisiera darle un golpe para que se riera, aunque sea un poco.
—Si, si —respondo apresuradamente y puedo jurar que casi sonríe por mi evidente nerviosismo.
—Bien, debemos esperar al joven Giovanni —me dice desviando su mirada y solo me queda asentir para seguidamente encaminarme hacia la camioneta.
Una vez allí me subo y espero a que mi hermano se digne a venir y solo ruego que traiga mi mochila que la deje olvidada cuando escape de mi padre.