Amor Sincero

CONFESIONES

Lia: Llegué a casa y agradecí a Jeff por haberme ayudado, metí con cuidado a Stella hasta mi habitación, saqué mis zapatos y me tumbé en la cama, me quedé un rato mirando el techo de la habitación, tratando de procesar que había pasado hace un momento. Me paré de mi cama y tomé mi portátil para abrir el blog.

Comencé a escribir y a compartir todo lo que me había pasado y cómo me sentía, pero no mejoraba nada; a cada tecleada que daba, me hundía más en tristeza.

Solo publiqué lo poco que pude escribir con lágrimas en los ojos y me fui a acostar.

-----Sonido del despertador-----

Lia: Refunfuñé al escuchar el sonido del maldito despertador. Eran ya las 12 PM de la tarde; Stella seguía roncando como un oso invernando, así que decidí ir a darme una ducha fría, ya que mi cuerpo lo necesitaba para reconfortarme.

Pasaron 5 minutos y amarré la bata de baño a mi cintura para salir.

Abrí mi closet y saqué unos shorts, una blusa que dejaba ver todo mi abdomen y me puse unas medias porque el frío era horrible.

Bajé a la cocina por algo de comer, cuando escucho que tocan el timbre de mi casa. Camino lo más rápido que puedo hacia la puerta y, antes de abrir, pregunto por el teléfono de la casa quién era.

La voz ronca de un chico a través del teléfono se escuchaba, pero no me daba razón de su nombre, así que amablemente volví a preguntar quién era.

—Soy Steven. ¿Podemos hablar?

No tengo nada que hablar contigo; me parece que ya lo dijiste todo con lo que vi anoche.

—Lo sé, Lia, fui un idiota, pero necesito explicarte muchas cosas.

Lia: ¿Y qué gano yo con eso? Otra de tus mentiras.

—No, deja que te explique.

Está bien, puedes pasar.

Quite el seguro de la puerta y deje que entrara.

Steven: Puedo pasar.

Ya estás adentro, ¿qué es eso tan importante que me quieres decir?

Steven: Sé que mi actuación no fue la correcta.

La verdad, no; primero me sacas de la fiesta, me llevas a un lugar apartado y me dices cosas románticas, para luego ver con mis propios ojos cómo te besas con otra.

¿Por qué?

Steven: Y nada fue mentira, desde el primer día que nos conocimos me gustaste, provocaste algo en mí que nunca nadie lo había hecho.

Respecto a esa chica que me viste besándome, es Molly; mis padres me obligaron a ser pareja de ella por acuerdos familiares entre mi familia y la de ella.

Lia: ¿Acuerdos familiares?

Steven: Lia, si te confieso esto es porque de verdad me importas y no quiero que te veas involucrada en nada que tenga que ver con mis cosas o mi familia.

Mi familia proviene de una mafia italiana muy peligrosa; el chico que se llama Mathew es mi medio hermano.

Lia: Pero todavía no tienes ni 18 años y ya estás metido en negocios de tu familia.

Steven: Así es esto, Lia, yo no quiero seguir el mismo camino que mi familia, pero no puedo hacer nada; si no cumplo con el acuerdo, Molly sería capaz de matar a alguien de mi familia.

Lia: La verdad, no sé qué decirte.

Steven: Lia, te prometo que trataré de no involucrarte, pero no me alejes de ti. Yo te quiero bastante; en este poco tiempo que nos hemos conocido, me he dado cuenta de que eres alguien muy especial y maravillosa para mí.

Lia: No puedo prometerte nada; mi vida corre peligro al lado tuyo, además tú ya tienes novia.

Steven: Pero no la amo.

Lia: Pude ver la tristeza en sus ojos y me di cuenta de que tanto él como yo no habíamos tenido algo tan sincero en nuestras vidas; no la amaba y eso estaba más que certero.

Steven —dije.

Steven: Sí, Lia.

Lia: Te daré una oportunidad, aunque no esté tan de acuerdo con todo, pero será a escondidas de todo.

Steven: Me alegra escuchar eso, pero no quiero que me aceptes así; permíteme llevarte a una cita y empezar de 0.

Lia: De acuerdo.

Él se acercó hacia mí y con su mano tomó mi mejilla, para luego darme un beso que yo correspondí.

Steven: Te prometo que no dejaré que nada malo te pase y acabaré con todo este acuerdo rápido.

Lia: Bueno, será hora de que te vayas; ya casi atardece.

Steven: Sí, nos vemos en el instituto.

Lia: Sí.

Lo acompañé hasta la puerta y observé de lejos cómo se marchaba en su carro.

Me quedé pensando en todo lo que me había dicho y no sabía si estaba haciendo bien, pero sentía con él algo diferente; sabía que me estaba diciendo la verdad. Sus gestos, su manera de decir las cosas, me convencían tanto que era imposible dudar lo que me decía.

Esta vez, confiaré en él, aunque ese sea mi mayor temor.

Escucho cómo van bajando las escaleras y era Stella.

Buenas tardes, Bella Durmiente, o debo decir Stella Durmiente.

Stella: No seas graciosa, Lia, se me parte la cabeza.

Lia: Uy, perdón, reímos al unísono.

Stella: Qué noche tan loca.

Lia: —Sí —respondí con nerviosismo.

Stella: Algo que quieras contarme, Lia, no sé por qué tengo el presentimiento de que me ocultas algo.

Lia: Era imposible ocultarle algo a Stella; me conocía tan bien que no había manera ni de mentirle.

Así que procedí a contarle todo con lujo de detalle.

Stella: Entonces, sí era verdad el rumor que decían.

Lia: Al parecer sí, pero decidí darle una oportunidad.

Stella: Me parece bien, si él te quiere y tú a él, no tienen por qué negarse eso, pero me preocupa esa chica.



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En el texto hay: romance

Editado: 24.11.2024

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