El sonido de los patines deslizándose sobre el hielo llenaba la pista de entrenamiento mientras Jake Thompson, el capitán del equipo de hockey, lideraba con ferocidad durante la ausencia del entrenador. Sus compañeros seguían sus instrucciones, enfocados en mejorar sus habilidades.
De repente, la puerta del vestuario se abrió y entró el entrenador Reynolds, seguido de una joven de cabello castaño y expresión desafiante.
—¡Chicos, detengan el entrenamiento por un momento! —exclamó el entrenador, captando la atención de todos en la pista.
Los jugadores se detuvieron, sorprendidos por la interrupción inesperada.
—Quiero presentarles a alguien muy especial. Esta es mi hija, Mía —anunció el entrenador, señalando hacia la joven a su lado.
Mía parecía incómoda, pero mantuvo una postura desafiante mientras miraba al equipo con indiferencia.
El silencio fue roto por murmullos y miradas de sorpresa entre los jugadores. Algunos intercambiaban miradas desconcertadas, mientras otros murmuraban entre ellos.
Jake frunció el ceño, preguntándose por qué la hija del entrenador estaba en el entrenamiento del equipo.
—Hola, soy Mía —dijo la joven, rompiendo el silencio con su voz despreocupada.
Algunos jugadores asintieron en respuesta, pero la mayoría permaneció en silencio, observando con curiosidad.
—Mía, ¿por qué no te unes a nosotros en la pista? —sugirió el entrenador Reynolds, mirando a su hija con una sonrisa forzada.
Mía pareció dudar por un momento, pero luego se encogió de hombros y se dirigió hacia la puerta de salida.
—No, gracias. Prefiero observar desde aquí —respondió con tono indiferente.
El entrenador asintió con resignación y se giró hacia el equipo.
—Bueno, chicos, continúen con el entrenamiento. Voy a hablar con Mía un momento —dijo el entrenador antes de dirigirse hacia la salida con su hija.
El equipo se quedó en silencio por un momento, todavía procesando la introducción sorpresa de Mía. Jake intercambió miradas con algunos de sus compañeros, notando la confusión y la curiosidad en sus rostros.
Una vez que el entrenador y Mía se alejaron, el entrenamiento continuó, pero la presencia de la hija del entrenador se convirtió en un tema de conversación entre los jugadores.
—¿Desde cuándo el entrenador tiene una hija? Nunca nos lo mencionó antes —comentó Max, el portero del equipo.
—Espero que no sea una distracción para el equipo —añadió Eric, el defensa.
Jake permaneció en silencio, reflexionando sobre la situación. La presencia de Mía añadía un elemento desconocido al ambiente familiar del equipo. Se preguntó qué impulsaba al entrenador a traer a su hija al entrenamiento, especialmente en medio de la temporada.
Mientras tanto, Mía observaba desde la tribuna con los brazos cruzados, aparentemente ajena al interés que había despertado en el equipo. Sus ojos se posaron brevemente en Jake antes de apartar la mirada, pero Jake notó una chispa de curiosidad en su expresión.
El entrenamiento continuó, pero la presencia de Mía en la pista dejó una sensación de intriga y expectación entre los jugadores. Jake sabía que las próximas semanas serían interesantes con la hija del entrenador en el equipo. No tenía idea de que la llegada de Mía cambiaría no solo la dinámica del equipo, sino también su vida de maneras que nunca imaginó.
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Hola holaaa, os traigo un pedacito de una idea que he tenido, decidme que os parece. No hace falta que os preocupéis por “Un pozo sin salida” porque ya estoy terminando de escribir el capítulo, así que pronto estará subido.
A ver si os gusta esta otra novela que tengo en mente.