Cindy.
Desde que la vi me he sentido con un leve presentimiento como si esa jovencita no fuera solo una compradora. Me recuerda mucho a Grettell. Mi viejo y yo nos dimos cuenta desde un principio, pero aunque no se parece tanto a nuestra hija se parece más al novio que ella tuvo y por el cual tuvimos muchos problemas. Esos ojos negros. Muy poco se ven unos ojos negros como los que tenía ese chico.
— Estás pensando en la jovencita. Lo puedo ver en tus ojos cariño.— Suspiro. Mi viejo me conoce tan bien como la palma de su mano.
— Si querido, es inevitable.— Richard toma mi mano y le da un ligero apretón. Intenta reconfortarme.
— Cuando la escuché reír recordé a Grettell, ya sabes cuando era pequeña y reía por todo.— El dolor ante el recuerdo es palpable. Ambos la extrañamos.
Recuerdos de mi pequeña hija vienen a mi mente. Jugando en el parque. Cuando la casa del árbol era su castillo. Ayudando en la tienda porque le gustaba ver a su padre trabajar. Muchos pequeños detalles pero todos de Grettell. Cuando fue creciendo fue cambiando, ya a duras penas quería pasar tiempo con nosotros. Todo cambió cuando lo conoció a Él. Desde que él llegó a su vida, mi pequeña hija no quería que nos vieran juntos. No quería que sus amigos vinieran a la casa, simplemente no quería que vieran que no teníamos tanto dinero como esos chicos donde estudiaba. Nunca le faltó nada pero ella quería más de lo que le podíamos ofrecer en la última pelea que tuvo con nosotros dijo que ella merecía más, que nosotros no éramos sufiente para ella. Siempre me pregunto ¿Qué hice mal? ¿Fui una mala madre?. He vivido todos estos años queriendo verla. La buscamos por varios años pero nunca encontramos una pista.
— Han pasado tantos años pero no pierdo la esperanza de volver a verla. ¿Crees posible que esa chica sea nuestra nieta?— Le pregunto con ilusión.
— Cariño no quiero que te ilusiones, puede que solo sea una coincidencia. No podemos hacernos falsas esperanzas.— Su tono es triste.
Lo abrazo. Para ambos ha sido difícil soportar la idea de no estar junto a nuesta única hija. Han pasado varios años y nada me asegura que haya seguido con ese chico. Quizá y Richard tenga razón pero no puedo dejar de pensar en que no es solo una casualidad, muchos gestos son iguales a mi Grettell.
Espero verla pronto...