Amor Verdadero ¿real o ilusión?

Capítulo 41.

Amanda.

 No se cuanto tiempo ha pasado y ya no tengo fuerzas para seguir gritando. Mi cuerpo me duele y no tengo formas de saber dónde estoy. Desperté hace poco en una pequeña cama y eso es lo único que hay entre estas cuarto paredes acolchonadas. He caminado, tocando las superficies de las pareces en busca de un interruputor pero no hay nada.

 Solo oscuridad.

 Una oscuridad que abraza mi alma en estos momentos, cada segundo que pasa me desespero más, sólo quiero saber que está bien. 

 Max. Mi Max.

  Golpeo una y otra vez la pared en busca de un solo ruido lo suficientemente fuerte para que mis captores se acerquen.

— ¡Ayudalo! ¡Haz conmigo lo que quieras! Déjalo vivir por favor... 

 Me ahogo en mis propias palabras desesperadas.

 Todo esto es mi culpa.

 Una persona como yo está condenada a vivir bajo órdenes y por querer vivir... me enamoré. No debí involucrarme con Max. Debí salvarlo de mi pasado...

Dios... por favor cuida de él, no dejes que muera...

 No podré vivir sin Max.

 Mi respiración es cada vez más débil y el frío helado corre por mis venas. En mis pensamientos sólo está Max. Las últimas horas se reviven como un disco rallado en mi cabeza. Ver la sangre, lo vidrioso de sus ojos, la pálidez de su piel. Un escalofrío recorre mi cuerpo mientras las lágrimas inundan mi rostro otra vez.

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— Despierta pequeña.— Una voz se escucha a lo lejos.

Con dificultad abro los ojos y una brillante luz me quema. Pestañeo para adaptarme a la luz. Con pesadez me siento en el suelo y veo a una mujer madura con unas cuentas canas en su cabello y unas pocas arrugas en su rostro, lleva un uniforme de enfermera, sus ojos azules me miran con empatía.

— Ayudeme a salir de aquí, tengo que salvarlo.— Le imploro tomando su mano.

— Lo siento pequeña pero no podrás salir por el momento.— Toma mis manos con dulzura y yo me alejo de ella, si no me va a ayudar será mejor que me deje sola.

 Por un momento veo a mi alrededor, ahora con luz comprendo donde estoy. Parece un cuarto psiquiático, paredes acochonadas completamente blancas y un colchón en el suelo; donde desperté hace un par de horas.

— ¿Qué hago aquí?.— Pregunto sin comprender.

— Tu prometido te trajo hace como unas cinco horas, está muy preocupado por ti y dijo que necesitabas ayuda aunque fuera en contra de tu voluntad.— Explica la señora.

— Usted no entiende, no pueden retenerme aquí cuando Max se debate en entre la vida y la muerte.— Exclamo mientras me levanto del suelo.

La señora se retira un poco temiendo que le haga daño.

— Él murió. El tal Max por el que lloras está muerto y debes superarlo, si de verdad quieres salir tendrás que portarte lo mejor posible he incluso te sacaré de está habitación, pero para evitar que te hagas daño te quedarás aquí el tiempo que sea necesario.

 Un mar de lágrimas ruedan sin control por mis mejillas. Un torrente de emociones recorren mi cuerpo pero no me aferro a nada... Ya no importa nada...

 Debe ser una gran mentira... Mi Max está bien, muy dentro de mi siento que él vive.

 Un grito desgarrador brota de lo más profundo de mi ser, grito con fuerza y desolación. Siento como todo mi ser se rompe en más de mil pedazos y mi alma... mi alma muere junto a mi amado...

 Sin ti Max, sin ti mi amor... no tiene sentido vivir.

 

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 Lo siento por desaparecer tanto tiempo y dejarl@s con el suspenso de qué ha pasado con Amanda y Max. Prometo actualizar pronto... L@s quiero. Si les ha gustado la historia por favor deja tu lindo comentario para saber qué rumbo darle a la historia y no olvides dejar una estrellita.

¡Feliz Semana! XOXO




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