Amor Verdadero ¿real o ilusión?

Capítulo 5.

Max.

 La pioja duerme tranquila en mi cama. Le quité la ropa manchada de sangre y le puse una de mis camisas. Limpié sus heridas y me aseguré de que no tenga un hueso roto.

 ¡El maldito quería violarla!. ¿Y si no hubiera estado para salvarla? Estoy tan frustrado, quería matar a ese tipo con solo pensar en ponerle una mano encima...

 Nunca he sentido tal cosa por alguien. "Ella es diferente" suspiro, sí ella es diferente y eso me gusta. Busco una jarra con agua y un vaso para dejarlo en la mesa de noche junto con unas pastillas para el dolor.

 Me siento a su lado y la veo dormir, se ve tan tranquila mientras lo hace. La he observado estos días pero ella no lo ha notado. "Acosador" me acusa mi subconsciente. Quería acercarme antes a ella y decirle que lo mío con Emma terminó pero no sabía como hacerlo.

 La pioja comienza a despertar, intenta levantarse pero la detengo.

— ¿Qui... quién eres tú?.— En su mirada veo lo aterrada que está y eso me parte el corazón.

— Soy yo, Max.— Tomo su mano y acaricio sus nudillos. 

— Yo... no sé quién eres.— Mi cara de asombro es tal que ella comienza a reír.— Lo siento.— Dice entre risas. —Siempre quise hacer eso. 

— ¿Querías que me diera un infarto? Demonios pioja... eso no se hace.

 Estoy enfadado, ¿Cómo puede jugar después de lo que le pasó? Agarro mi cabello y tiro de él.

— Espera... no quería que te molestaras.— Se levanta con cuidado y pone una de sus manos en mi rostro, haciendo que la mire a los ojos. —Me salvaste... ese hombre quería...— No termina la oración cuando comienza a sollozar. La acerco a mi cuerpo, ella se sienta en mi regazo y comienzo a acariciar su espalda.

— Shh, olvídalo. No dejaría que te pase nada pioja.— Intento tranquilizarla con mis palabras. Levanta la vista y me ve con ojos llorosos. Unas cuantas lágrimas ya han mojado sus mejillas, con el dorso de la mano las quito para secar su rostro.

— ¿Lo prometes?— Pregunta dudosa.

— Lo prometo.— Afirmo. Mis palabras son ciertas, quiero protegerla. Una sonrisa se asoma en sus labios y me abraza con fuerza. Se queja de dolor y me levanto con ella y la acomodo otra vez en la cama, le paso un vaso de agua y la pastilla. —Toma, necesitas descansar.— Hace lo que le pido, pienso en irme a dormir al cuarto de huéspedes. —Descansa pioja.— Le doy un beso en la frente y me dirijo a la puerta.

— No te vayas... no me dejes.— Ruega.

— Estaré cerca. Solo grita si necesitas algo.— Le aseguro. 

— Duerme conmigo.— Sus mejillas están de un rosa intenso. ¡Dios! Se ve hermosa incluso con mi camisa.

— ¿Segura?.— Asiente y me acerco a la cama. —No quiero incomodar...— Dudo un poco al borde de la cama.

— Vamos biscocho ¡No sería la primera vez que duermes conmigo!.— Exclama.

 Tiene razón, aunque esa vez no era completamente consciente de lo que estaba haciendo y terminé en su cama. Apago la luz y me meto en la cama. Ella se acerca a mí y la rodeo con mis brazos.

— Dulces sueños pioja.

— Creo que el que dormirá bien será otro.— Murmura sarcástica.

 Una sonrisa se dibuja en mis labios y siento como se relaja hasta quedarse dormida.

------------------

Amanda.

 Un rico olor a café y tocino me despiertan. Miro mi alrededor y Max no está en la cama. La cama tiene su olor, varonil y dulce.

 "Lo amas" el tono suave de mi subconsciente me sorprende, esa perra siempre es mala conmigo. No puedo amarlo. Me salvó pero eso no significa que lo ame. Aunque no voy a negar que si siento algo por él, nunca me sentí tan segura... sentí algo dentro de mi pecho mientras él me consolaba, cariño tal vez.

 Me levanto de la cama y giro para recordar cada cosa de su cuarto. Paredes blancas y tiene unos cuadros extraños colgados. La cama tiene sábanas azul marino y una mesa de noche a cada lado con lámparas en ellas. Tiendo la cama y por último centro mi mirada en los dos sillones frente a la ventana con una mesita entre ellos. "¡Mira por la ventana, sé que quieres!" 

— ¡ESTO ES HERMOSO! 

 Veo una gran piscina y un jardín lleno de árboles y flores. Todo lleno de colores vivos. Nunca vi algo tan hermoso. Pocos admiran ver la naturaleza. Podría ver esto todos los días... "¡No es tu casa!" Me riñe mi subconsciente.

 Voy hasta el armario, busco entre las cosas de Max y encuentro un short deportivo, me lo pongo y salgo del cuarto. No sé a donde ir. Voy a la izquierda y abro unas cuantas puertas sin ver a Max por ningún lado, solo queda una puerta. ¡ES UNA BIBLIOTECA! ¿Amor a primera vista? ¡Sí! Sonrío emocionada pero no me quedo a curiosear.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.